Se conoce por coccigodinia la presencia de dolor en la región del cóccix, (la parte final de nuestra columna vertebral) es decir, entre el sacro y el ano.
Se trata de una dolencia más habitual en mujeres que en hombres, siendo 5 veces más frecuente entre la población femenina. Otros de los factores predisponentes, podría ser la obesidad, así como las pérdidas repentinas de peso, aunque generalmente, el dolor aparece tras sufrir un golpe fuerte o traumatismos de repetición.
Otros factores que pueden dar lugar a la aparición de coccigodinia pueden ser:
El síntoma principal es dolor en la región del coxis que puede empeorar en las siguientes situaciones:
Será importante realizar un buen diagnóstico diferencial para no confundirlo con otras problemáticas o patologías que pueden generar dolor en la misma zona como por ejemplo:
Para ello el especialista, aparte de realizar la valoración en consulta, podría aconsejarle someterse a pruebas de imagen como una radiografía o resonancia magnética y así poder realizar un diagnóstico completo.
El tratamiento conservador suele tener éxito en un 90% de los casos y muchos de ellos terminar por resolverse sin necesidad de tratamiento.
En cuanto a la actividad física, puede ser recomendable cesar o disminuir actividades y deportes que produzcan un impacto en la zona o conlleven largos periodos de sedestación, como ir en moto, bicicleta o deportes a caballo, para no acentuar la sintomatología.
Por otro lado, es importante saber si el paciente padece de otras patologías que puedan alterar la articulación sacrococcígea.
Las técnicas fisioterápicas como estiramientos, manipulaciones y las ondas de choque extracorpóreas parecen ser de utilidad a la hora de tratar la coccigodinia.
En la siguiente fase, en la que el paciente ha experimentado una clara mejoría, se puede comenzar a ejercitar el suelo pélvico.
Gradualmente, se puede aumentar la dificultad de los ejercicios según la tolerancia del paciente, hasta que sea capaz de llevar a cabo todas las actividades que realizaba con anterioridad a la lesión.
Excepcionalmente, cuando el tratamiento conservador no da buenos resultados, se puede recurrir a la cirugía. En este caso se realiza una endoscopia de columna mínimamente invasiva.