El complejo articular del hombro está formado por varias estructuras (huesos, ligamentos, fascias, estructuras cartilaginosas…) los músculos tienen una especial importancia a la hora de proporcionar estabilidad al hombro. Cuando el hombro realiza cualquier movimiento, necesita que las fuerzas transmitidas por estos músculos estén en perfecto equilibrio.
Si alguna de estas estructuras se encuentra dañada este equilibrio se pierde, unos músculos aumentan su tono y otros lo disminuyen de forma que los ejes fisiológicos (ejes correctos) de movimiento cambian de posición.
Y como si de una polea se tratara, cuando la cuerda no realiza su recorrido bien centrada en su canal (eje de movimiento) ésta termina rozando, primero deshilachándose (inflamación y rotura parcial del tendón, tendinitis) y si el movimiento no remite, la cuerda (el tendón) se romperá totalmente.
Un claro ejemplo de ello, es la lesión del tendón del supraespinoso
El tendón del supraespinoso, pasa un espacio relativamente estrecho limitado entre dos huesos, por arriba con la unión que forman el acromion y ligamiento coraco-acromial y por debajo con la cabeza del húmero. Este espacio se denomina espacio subacromial.
Hay una parte del tendón que por efectos mecánicos está poco vascularizada de forma que la capacidad de regenerarse en procesos de lesión se ve disminuida.
Entonces, si los ejes de movimiento en el complejo articular del hombro se ven modificados: por malas posturas, por sobre uso de la articulación, por golpes o traumatismos, desequilibrios musculares…el espacio subacromial estará disminuido y nuestro tendón sufrirá rozamientos indeseados, la capacidad de regenerarse se verá mermada debido al poco aporte vascular y tendremos como producto final una tendinopatía.
En los años 70 se consideraba que una tendinitis correspondía a la inflamación crónica del tendón. En las últimas décadas el concepto más usado es el de tendinopatía, este término nos indica que existe una disfunción del tejido independientemente de la patología que se esté produciendo en él.
Normalmente, cuando se produce una lesión del supraespinoso no es aislada, sino que los músculos del alrededor en cierta medida también se ven afectados por ello, el cuello y la zona dorsal de ese mismo lado también pueden referir dolor.
Síntomas
Las pruebas de imagen son de gran ayuda para determinar si existe lesión en el tendón y también para descartar que el dolor se origine en otras estructuras.
Pero debemos tener en cuenta, que aunque las pruebas nos indiquen que la estructura del tendón está lesionado no tiene por qué existir sintomatología. Es decir, que podemos tener un tendón lesionado y no sentir ningún tipo de dolor o limitación de movimiento.
La recuperación de un tendón es más lenta que otras estructuras debido a que tiene menos células y por ello menos aporte vascular.
Se ha demostrado que el ejercicio aumenta la fuerza en el tendón. Aun que si se supera el umbral de tensión puede originar microtraumatismos que dan lugar a la tendinopatía del supraespinoso. Para evitarlo debemos tener
Los tendones tienen capacidad de elongarse, hasta un 4% no se deforman y en estado de reposo vuelven a su longitud habitual, pero si la elongación sobrepasa el 8% el tendón se deforma y puede producirse una rotura del mismo. El tendón es más lento que cualquier otra estructura a la hora de recuperarse, porque su estructura es más pobre en células y por ello tiene menos aporte vascular. El ejercicio bien estructurado, a largo plazo, dentro de un rango fisiológico, no daña el tendón sino que en realidad lo refuerza, estimulando la producción de nuevas fibras de colágeno. El tendón es la estructura de tejido blando del cuerpo que mayor fuerza soporta. Esto es debido a que sus fibras están formadas de colágeno, que es la proteína fibrosa más fuerte y también a la orientación paralela de sus fibras y longitudinales a la dirección del tendón.
Artículo escrito por Patricia de Maya. (Fisioterapeuta)