Pensar sólo en los ancianos como grupo susceptible de sufrir una fractura de cadera es un error. Es cierto que es frecuentísima en la población senil pero también se da en jóvenes tras sufrir traumatismos de alta potencia, en deportistas por fracturas de estrés o en niños por displasias de cadera. Veremos cómo se produce y qué papel juegan los ejercicios de rehabilitación en su tratamiento.
La mayoría de fracturas de cadera son tratadas quirúrgicamente. Normalmente suele ser necesario el empleo de material de osteosíntesis (placas y tornillos) para su reparación, aunque, en ocasiones, se opta por reemplazar toda la articulación de la cadera por una prótesis completa o artroplastia. No sería el caso de la fractura de las ramas pélvicas, la cual suele requerir tan sólo reposo domiciliario.
¿Tienes dudas? Regístrate ahora en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta.
Una vez el paciente ha sido intervenido de su fractura se recomienda movilización precoz. Si la evolución es favorable, se aconseja la sedestación (posición sentada) a las 24 horas. A las 48 horas se recomienda la bipedestación (ponerse de pie) con ayuda, normalmente, de un caminador. Cuando aún se está ingresado es el momento de adiestrarlo para agilizar su rehabilitación domiciliaria. Evidentemente, ello va a depender de la edad del paciente, de sus comorbilidades y de la cirugía a la que ha sido sometido (no es lo mismo recuperarse tras una osteosíntesis mediante la colocación de un tornillo que la recuperación tras un recambio completo de la cadera).
En general, los ejercicios a realizar serán de intensidad progresiva durante todo el proceso de la rehabilitación. A continuación, te detallo las diferentes etapas:
Durante las dos primeras semanas perseguimos el mantenimiento de un buen tono muscular. Somos conscientes de que la fractura ha supuesto una interrupción absoluta de tu actividad física. Te recomendaremos los siguientes ejercicios (todos ellos debes realizarlos en la cama, en posición boca arriba y con las piernas estiradas. Aún es pronto para flexionar la rodilla y la cadera):
Si has logrado realizar estos ejercicios es el momento de parar y aplicarte frío local durante diez minutos. Sobre todo, recuerda que al levantarte por cualquier motivo debes ayudarte de un bastón o muleta y sostenerla siempre en el lado opuesto al de la pierna lesionada (es decir debe llevarse en el lado sano).
A partir de la tercera semana post-quirúrgica podemos incorporar ejercicios que impliquen cierta flexión de rodilla y, durante la quinta semana, es el momento de iniciar la deambulación sin ayuda. Puede ser en las barras del centro rehabilitador o en el pasillo de tu casa.
Recuerda que debes continuar con el resto de ejercicios. Prueba a hacer los ejercicios dentro del agua (te resultará mucho más fácil). Ir a la piscina será una opción muy acertada.
Si no quieres desplazarte, otro recurso sería la bicicleta estática, pero recuerda poner una intensidad baja al inicio.
¿Tienes dudas? Regístrate ahora en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta.
Tan sólo me queda aportarte algunos pequeños consejos a tener en cuenta de cara a la prevención de futuras caídas:
Y, sobre todo, ten paciencia y sé constante. Eres la persona más interesada en recuperarte. Tu esfuerzo se verá compensado.