Las enfermedades más frecuentes de la glándula tiroides son las debidas a su exceso (hipertiroidismo) o déficit de funcionamiento (hipotiroidismo). A continuación, abordaremos el hipertiroidismo, pero antes vale la pena explicar qué es la glándula tiroides.
El tiroides es una glándula del organismo situada en la parte anterior y central del cuello. Está compuesta por dos lóbulos que tienen la apariencia de alas de mariposa. Una glándula es un órgano encargado de elaborar y secretar una serie de sustancias y, en el caso del tiroideas, son las hormonas tiroideas. La hormona principal secretada por el tiroides es la tiroxina o T4, que para ejercer sus funciones se transforma en T3. El tiroides necesita yodo para poder sintetizar las hormonas tiroideas.
La síntesis de hormonas tiroideas (T4 y T3) está regulada por la TSH (hormona estimuladora de la función tiroidea) secretada en la hipófisis. La TSH estimula a la glándula tiroidea para que produzca hormonas tiroideas dependiendo de si aumentan o disminuyen las concentraciones de hormonas tiroideas que circulan en la sangre.
Puesto que esta hormona estimula a la glándula tiroidea, las concentraciones de TSH en la sangre son elevadas cuando la glándula tiroidea es hipoactiva (y, por lo tanto, necesita más estimulación) y bajas cuando es hiperactiva (y, por lo tanto, requiere menos estimulación).
Las hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), tienen un amplio efecto sobre el desarrollo y el metabolismo.
Cuando existe un exceso de función tiroidea el tiroides secreta mayor cantidad de hormonas tiroideas en sangre y se habla de hipertiroidismo.
El hipertiroidismo puede aparecer por una inflamación de la glándula (tiroiditis), por déficit de yodo que provoca un aumento de la glándula y de su funcionamiento (bocio multinodular tóxico) y por enfermedades autoinmunes como la enfermedad de Graves-Basedow.
Los síntomas del hipertiroidismo son debidos a que, dado que los niveles de hormonas tiroideas están más altos de lo normal se afectan las funciones del organismo en las que intervienen. Así, pueden dar diferentes síntomas relacionados con la alteración del ritmo de los procesos en los que interviene, hay una “aceleración” del cuerpo.
Estos síntomas no tienen por qué aparecer conjuntamente, es decir, en cada paciente se manifestarán uno u otros y en mayor o menor intensidad.
Ello se refleja en nerviosismo e irritabilidad, temblor de manos, aumento de la sudoración, intolerancia al calor, pérdida de peso, aumento del ritmo intestinal, piel húmeda y caliente, dificultad para dormir, palpitaciones, debilidad muscular. En ocasiones puede confundirse con síntomas de estrés o ansiedad. En la enfermedad de Graves-Basedow puede aparecer un exoftalmos (es decir, ojos protruidos).
En el hipertiroidismo existe una disminución en sangre de las concentraciones de TSH y una elevación de la T4 y/o T3.
Así la prueba diagnóstica principal es la determinación mediante un sencillo análisis de sangre de TSH y T4.
Puede solicitarse además pruebas de imagen (como una ecografía y/o gammagrafía) para ver el tamaño y morfología de la glándula.
El tratamiento del hipertiroidismo debe individualizarse a cada paciente en función del grado de hipertiroidismo, edad, síntomas etc. En términos generales, el objetivo del tratamiento será disminuir la actividad de la glándula, esto se puede realizar mediante: