¿Cuándo vas a decidirte a ir al odontólogo para solucionar ese problema estético que te dejó la extracción y que te impide sonreír abiertamente? No nos engañemos, no es sólo un problema estético, sino también funcional. Si pierdes un diente sucede que el que está en la otra arcada y se articulaba con él deja de ser funcional al poder colaborar en el trabajo masticatorio. Además, con el tiempo sobresaldrá y creará interferencias en la oclusión del resto de piezas de ese lado. Déjame que te aporte una pincelada sobre los implantes y el resto de alternativas terapéuticas para que puedas decidirte.
Ante todo, vamos a definir el implante como un material protésico que tiene la finalidad de sustituir un diente extraído. Por ello, morfológicamente intenta semejarse a un diente real con una parte integrada en el hueso a modo de raíz y una parte expuesta en boca que alberga la prótesis a modo de corona. Se vería, pues, como un diente natural.
El implante debe estar fabricado con materiales biocompatibles de mínimo poder alergénico para minimizar la posibilidad de rechazo. Actualmente la mayoría de implantes colocados en boca son de titanio, excepto que exista una contraindicación específica. Otro tipo de implantes serían los de material cerámico.
Una vez colocado el implante en boca, la parte que penetra en el interior del hueso (a modo de raíz) se une al mismo mediante puentes químicos que le confieren estabilidad. La superficie del implante que se inserta en el hueso presenta diferentes grabados y recubrimientos que tienen la finalidad de aumentar la superficie de contacto con el hueso y por tanto su adhesión. Cuando el implante está absolutamente adherido al hueso hablamos de osteointegración y, en ese momento, ese implante es ya capaz de soportar la carga del diente e iniciar su función.
Desde el momento en que se coloca el implante en la boca (en el acto quirúrgico) hasta que se carga (colocación de la corona protésica o prótesis fija o restauración) pueden pasar alrededor de tres meses. Antes de colocar la corona protésica sobre el implante realizamos una radiografía para asegurarnos de que el implante esté correctamente osteointegrado en el hueso siendo capaz de soportar la carga. Tenemos que decir que existen implantes de carga inmediata cuya corona se coloca directamente sobre el implante en el acto quirúrgico inicial.
La indicación estrella del implante es la reposición de un diente extraído. Sin embargo, actualmente la mayoría de prótesis completas son colocadas sobre un soporte de implantes de forma de se mantienen fijas en boca (están en desuso las dentaduras de “quita y pon”).
Asimismo, el uso de implantes ha ocasionado una disminución notoria en la colocación de los llamados “Puentes” o prótesis parciales fijas. Hasta finales del siglo XX la colocación de un puente en consulta era una práctica habitual del odontólogo. Pero no olvidemos que esta opción supone reponer la pérdida de una pieza dental mediante el sacrificio de los dientes contiguos (anterior y posterior) que eran endodonciados (con el nervio desvitalizado) y tallados para soportar el puente de tres piezas siendo la del medio una pieza falsa que sustituía al diente que faltaba mientras que los pilares del puente se enclavan en el diente anterior y posterior.
No olvidemos que la colocación de un implante supone un acto quirúrgico no exento de posibles complicaciones. Antes de su colocación se realiza un estudio pormenorizado del paciente para asegurarnos el éxito de la cirugía. En el estudio preoperatorio se realiza una ortopantomografía (para evidenciar si hay suficiente hueso y de calidad óptima para soportar la colocación del implante) y un TAC (mandibular o maxilar) así como un estudio del estado médico del paciente. Pueden existir situaciones médicas que contraindiquen la colocación de un implante como, por ejemplo, una enfermedad ósea severa (osteoporosis u osteomalacia), un trastorno de la coagulación, un trastorno de la inmunidad, una enfermedad metabólica mal controlada, etcétera. Por otro lado, la presencia de enfermedad concomitante en boca ya sea de encías, de hueso o maloclusión, así como malos hábitos de higiene, tabaquismo, alcohol y determinados fármacos de uso crónico (por ejemplo, los bifosfonatos usados en el tratamiento de la osteoporosis) pueden comprometer la osteointegración del implante por lo que podrían considerarse contraindicaciones relativas. Así mismo, antes de la cirugía deben tratarse posibles focos infecciosos en la boca como pueden ser caries y acúmulo de sarro.
Durante la cirugía, para colocar el implante en el interior del hueso es preciso un abordaje mediante una incisión en la encía y la tunelización del hueso mediante fresas para crear un canal óseo donde irá alojado el implante. Una vez colocado el implante se cierra la encía mediante la colocación de puntos de sutura que deben ser retirados una semana después.
Tras la manipulación quirúrgica y al cesar el efecto de la anestesia es posible que el dolor aumente levemente siendo de intensidad tolerable. Podemos encontrarnos, así mismo, con una infamación del lado afecto que debemos contrarrestar con la aplicación de frío local. El paciente realizará un tratamiento antibiótico y antiinflamatorio durante unos días y será controlado en consulta posteriormente.
Actualmente los implantes dentales son el tratamiento de elección para rehabilitar espacios sin dientes. La colocación de un implante implica la recuperación funcional de la boca y aporta al paciente una recompensa estética y psicológica de valor incalculable.