Uno de los diagnósticos frecuentes durante el embarazo es la llamada diabetes gestacional, en la que la embarazada presenta problemas para mantener los niveles correctos de azúcar en sangre. La prueba que se realiza a toda gestante para descartarla es el test de O’Sullivan. Respondemos a tus dudas sobre este tema.
El test de O’Sullivan es una prueba sencilla y práctica, que no ocasiona efectos secundarios importantes, y que nos aporta una información fiable y valiosa sobre el aspecto metabólico del embarazo, permitiéndonos evitar complicaciones fetales que pueden tener cierta gravedad sin diagnóstico.
Pero antes de profundizar sobre la prueba conviene que entiendas qué es la diabetes gestacional: cuando comemos cualquier alimento, sobre todo los que contienen hidratos de carbono (azúcar, dulces, fruta, pan, pasta, patata, legumbre…), mientras los digerimos, el organismo los va descomponiendo y absorbiendo pequeñas moléculas de azúcar (glucosa) que pasan a la sangre. A medida que estos niveles de glucosa van ascendiendo en sangre después de las comidas, el páncreas segrega insulina, hormona responsable de que la glucosa se elimine de la sangre y no suba en exceso.
En la gestación, por la presencia de la hormona de embarazo, el páncreas tiene que segregar más cantidad de insulina para hacer el mismo trabajo que antes. Habrá casos en que este sobreesfuerzo que le estamos pidiendo al páncreas no será posible, y es entonces cuando diagnosticamos una diabetes del embarazo: la embarazada mantendrá niveles de glucosa más altos de lo deseado en las horas siguientes a las comidas. Si esta afección no se diagnostica y no se controla estamos “obligando” al feto a tomar una dieta inadecuada, más rica en azúcar de lo debido, con lo cual el primer y más evidente síntoma es que el bebé se engordará excesivamente y lo sometemos a un trastorno metabólico que le puede perjudicar durante su vida intraútero y en el postparto inmediato.
Simplemente hay que hacer una dieta con una cantidad controlada de hidratos de carbono y medir en diferentes ocasiones a lo largo del día los niveles de glucosa para asegurarnos de que lo estamos haciendo bien. La medición se hace con un dispositivo portátil (glucómetro) que permite hacer un análisis rápido del nivel de glucosa en una gotita de sangre obtenida haciendo un pinchazo en el dedo.
Cuando los niveles son altos se puede retocar la dieta o incrementar la actividad física, normalmente es suficiente y rara vez se requiere administrar insulina. Si conseguimos tener los niveles de glucosa bajo control el diagnóstico de diabetes gestacional no tendrá más consecuencias sobre el embarazo ni el feto y se resolverá espontáneamente después del nacimiento.
Este test, o “prueba de azúcar”, que no es una prueba diagnóstica, es simplemente un primer cribaje que consiste en hacer un análisis de sangre y medir los niveles de glucosa una hora después de haber tomado una bebida que contiene 50 g de glucosa (son 200 cc de una solución muy azucarada con sabor a limón/naranja). Durante esa hora se ha de estar sentada en el centro de extracción pues cualquier actividad física durante ese periodo podría hacer bajar falsamente los resultados. No requiere ninguna preparación, ni siquiera es imprescindible realizarla en ayunas, sino que se puede tomar algo muy ligero y que no contenga azúcar, pues sumaría a los 50 g que nos administrarán y contribuiría a encontrar valores falsamente altos, que no deben sobrepasar los 140 mg/dl. Alguna mujer puede experimentar náuseas o incluso llegar a vomitar porque es una dosis alta de azúcar que en ayunas puede resultar difícil de digerir, pero habitualmente se tolera sin molestias.
Si ya te la han realizado y la has tolerado mal puede haber medios alternativos para conseguir el mismo resultado, y se podría considerar hacer controles de azúcar después de las comidas durante unos días haciendo dieta normal.
Se debería practicar a todas las embarazadas entre las 24 y las 28 semanas. Si tienes algún factor de riesgo: obesidad, edad superior a 35 años, antecedentes personales de diabetes gestacional o fetos de más de 4 kg en gestaciones anteriores o familiares con diabetes habrá que considerar practicarlo también en el primer y tercer trimestres.
Cuando el test de O`Sullivan sobrepasa o iguala los 140 mg/dl consideramos que hay riesgo de diabetes gestacional y solicitamos el test de Tolerancia Oral a la Glucosa (TTOG) o sobrecarga de glucosa, o “curva larga de azúcar”. Es parecida al O’Sullivan pero con más dosis y más controles: se administran 100 g de glucosa y se miden los niveles en sangre antes de haber ingerido la solución y al cabo de una, dos o tres horas. Los valores normales deben estar por debajo de 105 mg/dl antes de la sobrecarga, 190 mg/dl a los 60 minutos, 165 mg/dl a los 120 minutos y 145 mg/dl a los 180 minutos. A esta prueba sí que hay que ir en ayunas. Se diagnostica una diabetes del embarazo cuando dos de las cuatro determinaciones sale por encima del rango. Si sólo uno de los cuatro valores está alterado se repetirá la curva larga en tres semanas. En la segunda curva con tan sólo un valor alterado ya es suficiente para el diagnóstico.
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