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Útero miomatoso

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Se estima que una de cada cuatro mujeres desarrollará algún mioma a lo largo de su vida, siendo máxima su incidencia en las edades cercanas a la menopausia. Aunque se trata de acontecimientos asintomáticos, pueden causar síntomas en el 30% de las mujeres diagnosticadas de miomas uterinos.

Su prevalencia ha aumentado en los últimos tiempos por la tendencia a retrasar el embarazo, lo que expone a muchas mujeres a presentar miomas uterinos en el momento de la concepción. También influye en el aumento de casos la mayor capacidad de diagnóstico gracias a la utilización sistemática de la ecografía transvaginal.

Útero miomatoso

¿Qué es el útero miomatoso?

El útero miomatoso es un útero afectado por la aparición de miomas. El mioma o fibroma uterino, es un tipo de tumoración benigna que se forma en las paredes del útero por fibras musculares lisas. Derivan del miometrio o capa muscular del útero y presentan una abundante matriz extracelular rodeados de tejido conectivo y fibras musculares comprimidas.

Se trata de los tumores sólidos más frecuentes de la pelvis de la mujer. Mayoritariamente aparecen de forma múltiple, aunque también pueden ser únicos.

Los miomas se pueden clasificar según su localización en el miometrio en subserosos (localizados en la superficie uterina, deformando la serosa), intramurales (situados en el espesor de la pared muscular, sin relación con la serosa ni la mucosa), transmurales (son miomas en el espesor de la pared muscular que deforman la serosa y la mucosa endometrial) y submucosos (se desarrollan bajo el endometrio desplazándolo en su crecimiento). Más de la mitad son subserosos, un 40% intramurales y un 5% submucosos.

Causas del útero miomatoso

Las causas del útero miomatoso y la aparición de miomas no son del todo conocidas. Sin embargo, se ha detectado una relación directa con las hormonas femeninas, condicionando el desarrollo y crecimiento de los miomas, por eso se suelen dar en mujeres en edad fértil. Cuando aparece la menopausia el tamaño disminuye debido a que los niveles hormonales también disminuyen.

Además de los estrógenos y la progesterona, ciertas citocinas y factores de crecimiento relacionados con la fibrosis y la formación de vasos sanguíneos parecen estar implicados en el desarrollo de los miomas.

Por último, parece existir cierta predisposición genética a desarrollar miomas.

En cuanto a los factores que pueden influir en la aparición y evolución de los miomas se pueden incluir:

  • La raza. Las mujeres afroamericanas tienen una mayor prevalencia de miomas uterinos en comparación con las asiáticas y las caucásicas.
  • Agregación familiar. La miomatosis uterina familiar es factor de riesgo para la aparición de miomas, cuyo comportamiento es diferente a los no familiares.
  • Características reproductivas. La menarquia precoz (por debajo de los 10 años) se ha relacionado con la aparición de miomas. Por otro lado, la frecuencia de miomas es menor en las mujeres que ya han sido gestantes (a mayor número de gestaciones mayor es el efecto protector), mujeres que han tenido una maternidad temprana y cuando existe un corto intervalo desde la última gestación. No obstante, las pacientes con miomatosis uterina previa que quedan gestantes suelen experimentar un crecimiento significativo de los miomas preexistentes debido al estatus hormonal propio del embarazo.
  • Tratamientos hormonales. La respuesta de los miomas al estímulo hormonal varía en función de dosis, vía de administración, sustancia y tiempo de administración.
  • Otros factores. El tabaco parece reducir la aparición de miomas. Por el contrario, la hipertensión, la obesidad y la diabetes mellitus se asocian con un aumento del riesgo en el desarrollo de miomas. En cuanto a factores nutricionales, las dietas ricas en vitamina A y un consumo elevado de carnes rojas parecen aumentar el riesgo de miomas.

Síntomas del útero miomatoso

La mayoría de los miomas del útero no ocasionan síntomas. La aparición de estos se relaciona con el tamaño de los miomas, su número y emplazamiento, siendo los más sintomáticos los que se localizan en la cavidad interna del útero.

Cuando las pacientes con miomas presentan manifestaciones clínicas, las más frecuentes son las alteraciones de la menstruación, especialmente el sangrado menstrual abundante o hipermenorrea.

Otros síntomas del útero miomatoso son:

  • Cambios menstruales en su duración, frecuencia y cantidad de sangrado.
  • Presión pélvica y dolor, especialmente con miomas de gran tamaño de localización intramural o subserosa.
  • Anemia ferropénica debido al exceso de sangrado.
  • Aumento del perímetro del abdomen en caso de miomas grandes.
  • Aumento de peso.
  • Complicaciones en embarazo y parto.
  • Compresión de vejiga y recto en el caso de miomas de gran tamaño.
  • Ganas de orinar con mayor frecuencia.
  • Lumbalgia y dolor de pelvis.
  • Aumento de probabilidades de aborto o parto prematuro.
  • Molestias en las relaciones sexuales.

Además, pueden contribuir a un problema de infertilidad, si bien es excepcional que se trate de su única causa.

El tratamiento de los miomas que producen síntomas inicialmente está enfocado a la reducción de los mismos (tratamientos con bloqueantes hormonales, analgésicos para el dolor, etc.). En el caso de que no sean suficientes, se podría optar al tratamiento quirúrgico. Este variará en función de si la paciente desea tener hijos o no. En el primer caso, se procederá a la extirpación de los miomas, mientras que en el segundo se podría optar por la extirpación uterina (histerectomía). Existe la posibilidad de que vuelvan a aparecer los miomas tras su extirpación.

En el caso de miomas de tipo asintomático no se requiere seguimiento ni tratamiento específico, especialmente en pacientes próximas a la menopausia.

La detección de los miomas se puede dar con un examen pélvico manual del ginecólogo o una ecografía pélvica.

Miomas malignos

Los leiomiosarcomas uterinos son tumores malignos del útero compuestos completamente por músculo liso. Aproximadamente, una de cada 10.000 mujeres con miomas presentará un tumor maligno.

Su crecimiento suele ser rápido, por lo que habrá de tenerse en cuenta en pacientes posmenopáusicas, ya que la edad media de las mujeres con leiomiosarcoma es de 50-55 años.

Útero miomatoso en la menopausia

Aunque es frecuente que los miomas se desarrollen en la edad fértil, pueden persistir durante y después de la menopausia.

La mayoría de las mujeres, debido a la disminución de estrógenos que acompaña a la menopausia, experimentan la disminución del tamaño de los miomas.

En pacientes con terapia sustitutoria hormonal es necesario un seguimiento periódico para determinar si sus miomas están aumentando de tamaño. De ser así, podría estar indicada la suspensión del tratamiento.

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