La anafilaxia, también conocida como shock anafiláctico, es una reacción alérgica grave que puede poner en riesgo la vida de una persona. Puede ocurrir en cuestión de segundos o minutos de exposición a algo a lo que se es alérgico.
La incidencia se estima en el 1% de la población, a pesar de que las enfermedades alérgicas han aumentado. La anafilaxia no es una enfermedad común, pero le puede pasar a cualquier tipo de persona, ya sea pequeña o adulta, que tenga alguna alergia a algún alimento, medicamento o a la picadura de cualquier insecto, como por ejemplo la picadura de abeja. Es una patología grave que requiere de tratamiento inmediato.
La anafilaxia se clasifica en leve, moderada y severa:
El sistema inmunitario genera anticuerpos que protegen al paciente contra las sustancias extrañas. Esto es bueno cuando una sustancia extraña es dañina, como algunas bacterias o virus. Sin embargo, el sistema inmunitario de algunas personas reacciona de manera exagerada a ciertas sustancias que normalmente no causan una reacción alérgica. En general, los síntomas de las alergias no ponen en riesgo la vida, pero una reacción alérgica grave puede provocar anafilaxia.
En el caso de los niños, los desencadenantes más frecuentes de la anafilaxia son las alergias alimentarias. Algunos desencadenantes de anafilaxia para los adultos son: determinados medicamentos, entre ellos, antibióticos, aspirina y otros analgésicos, picaduras de abejas, avispas, avispones, hormigas rojas y el látex.
Los síntomas de anafilaxia habitualmente se manifiestan minutos después de la exposición a un alérgeno. Los síntomas de la anafilaxia incluyen: reacciones cutáneas como urticaria, picazón y palidez o enrojecimiento de la piel, molestia u opresión en el pecho, sensación de ansiedad, presión arterial baja, constricción de las vías respiratorias e inflamación de la lengua o de la garganta, sibilancias y/o dificultad para respirar, náuseas y vómitos, pulso débil y acelerado e incluso pérdida del conocimiento.
La anafilaxia es una situación de emergencia que necesita atención médica inmediata. En caso de presentarse un shock anafiláctico se deberá actuar con la mayor rapidez posible, aplicando un tratamiento con adrenalina (es una hormona y un neurotransmisor que incrementa la frecuencia cardíaca, contrae los vasos sanguíneos y dilata las vías aéreas).
Además se suelen indicar antihistamínicos y corticoides para acelerar la recuperación del paciente.
Las personas que han sufrido algún episodio de anafilaxia o tienen algún proceso alérgico grave deben llevar consigo un kit de adrenalina autoinyectable de fácil aplicación.
Si se está con alguien que está teniendo una reacción alérgica y muestra signos de choque, es importante actuar de forma rápida. Observar si tiene la piel pálida, fría y sudorosa, el pulso débil o acelerado, dificultad para respirar; desorientación y pérdida de conocimiento, etc. Debe llamar inmediatamente a los servicios de emergencias y asegurarse de que la persona esté recostada y elevar las piernas, controlar el pulso y la respiración y, de ser necesario, practicar reanimación cardiopulmonar u otras medidas de primeros auxilios.
Si las picaduras de insectos son las causantes de desencadenar reacciones anafilácticas, una serie de vacunas contra la alergia o inmunoterapia pueden reducir la respuesta alérgica del organismo y prevenir una reacción grave en el futuro.
En primer lugar el médico hará preguntas sobre reacciones alérgicas previas, como por ejemplo reacciones a determinados alimentos, al látex, a medicamentos o picaduras… etc. Para ayudar a confirmar el diagnóstico es probable que realicen al paciente un análisis de sangre para medir la cantidad de cierta enzima (tripsina), que puede estar elevada hasta tres horas después de la anafilaxia. También es probable que realicen exámenes para detectar alergias mediante pruebas cutáneas o análisis de sangre para ayudar a determinar el desencadenante.
En el caso de los niños, los desencadenantes más frecuentes de la anafilaxia son las alergias alimentarias. Algunos desencadenantes de anafilaxia para los adultos son: determinados medicamentos, entre ellos, antibióticos, aspirina y otros analgésicos, picaduras de abejas, avispas, avispones, hormigas rojas y el látex.
No se conocen muchos factores de riesgo de la anafilaxia, pero algunos podrían aumentar la probabilidad de padecerlas. Entre los factores de riesgo están la anafilaxia previa, si se tuvo un choque anafiláctico una vez, es probable que vuelva a suceder, y además las reacciones futuras podrían ser más graves que las primeras. Otro factor de riesgo es la alergia o el asma, las personas que tienen cualquiera de estos trastornos se encuentran en mayor riesgo de padecer anafilaxia.
Sin tratamiento rápido, la anafilaxis puede tener complicaciones como:
La mejor manera de prevenir la anafilaxia es evitar el contacto con las sustancias que causan esta reacción grave. Otras medidas de prevención incluyen:
La anafilaxia pertenece a la especialidad de Alergología. Los alergólogos son expertos en el tratamiento del asma y las alergias.
Se puede ser alérgico a muchas cosas, todo dependerá del organismo de la persona. Las reacciones alérgicas más comunes son a determinados alimentos, a picaduras, al polen o al polvo y a medicamentos.
Sí, se puede desarrollar una alergia en cualquier momento. La mayoría de las reacciones alérgicas que surgen de adultos están relacionadas con la alimentación. Lo más frecuente es desarrollarlas en los dos primeros años de vida, pero un 10% aparecen a partir de los 8 años de edad, e incluso en la vida adulta.
No, las pruebas de alergia no son dolorosas, la mayoría son parecidas a cuando te toman una muestra de sangre.
Una persona, cuando tiene una alergia, tiene una reacción concreta frente a una sustancia o un alérgeno; sin embargo, una persona atópica es aquella que tiene predisposición o facilidad a desarrollar alergia a diferentes sustancias a lo largo de su vida.
Ambos problemas tienen relación. Los alérgenos, como el polen o la alternaria, afectan, y mucho, a los pacientes asmáticos porque no solo son una de las principales causas de asma, sino que también son uno de los desencadenantes más frecuentes de una crisis asmática.