La cetoacidosis diabética es una complicación grave de la diabetes que ocurre cuando el organismo produce niveles elevados de unos ácidos presentes en la sangre denominados cuerpos cetónicos. Es un estado metabólico agudo y extremo de la diabetes, que se caracteriza por hiperglucemia, hipercetonemia y acidosis metabólica, causados por la deficiencia de insulina. Esto pasa cuando el cuerpo empieza a descomponer la grasa demasiado rápido, que provoca que el hígado convierte la grasa en un impulsor llamado cetona que hace que la sangre se vuelva ácida. Es frecuente en personas con diabetes tipo 1, y solo el 10-20% corresponde a la diabetes mellitus tipo 2. Su incidencia anual de 4 a 8 episodios por cada 1.000 pacientes, y es la causa más importante de morbilidad y mortalidad en los niños que presentan diabetes mellitus, aunque la tasa de mortalidad total es de >5%. Es una enfermedad común que si no se trata puede ser grave.
El trastorno aparece cuando el organismo no puede producir suficiente insulina. Normalmente, la insulina desempeña una función crucial en el paso del azúcar (glucosa) a las células. Sin suficiente insulina, el organismo comienza a descomponer las grasas para obtener energía. Este proceso produce una acumulación en el torrente sanguíneo de ácidos denominados cuerpos cetónicos que, con el tiempo, provocan cetoacidosis diabética si no se administra el tratamiento correspondiente.
Una infección u otra enfermedad pueden hacer que el organismo produzca niveles más elevados de determinadas hormonas, como la adrenalina o el cortisol. Lamentablemente, las hormonas de este tipo contrarrestan el efecto de la insulina, lo que a veces desencadena un episodio de cetoacidosis diabética.
Si los tratamientos de insulina no se administran o si la terapia de insulina se administra de forma inadecuada, el sistema puede quedar con una cantidad muy reducida de insulina y esto puede ocasionar cetoacidosis diabética.
Los signos y síntomas de la cetoacidosis diabética suelen presentarse rápidamente, a veces dentro de las 24 horas.
Los síntomas de la cetoacidosis diabética incluyen: sed excesiva, náuseas y vómitos, necesidad de orinar a menudo (poliuria), dificultad respiratoria o falta de aire, dolor abdominal, debilidad o fatiga y cansancio, estado de confusión, aliento con olor afrutado, enrojecimiento de la cara, sequedad en boca y piel, y pérdida de peso.
El objetivo del tratamiento es corregir el alto nivel de glucosa en sangre con insulina. Otro objetivo es reponer los líquidos perdidos a través de la orina, y paliar la falta de apetito y el vómito si se tienen estos síntomas. Por lo general, el tratamiento consiste en una sustitución de la reposición de líquidos, ya sea por vía oral o intravenosa, hasta que el paciente esté nuevamente hidratado. Los líquidos ayudarán a diluir el exceso de azúcar en la sangre.
Después es necesaria una sustitución de electrolitos, que son minerales como el sodio, el potasio y el cloruro, que se encuentran en la sangre y que conducen una carga eléctrica, generalmente cerebral.
La falta de insulina puede disminuir el nivel de electrolitos en sangre. Estos se administrarán por vía intravenosa para mantener el correcto funcionamiento del corazón, de los músculos y de las neuronas. Por último, se realiza una terapia de insulina, que revierte los procesos que generan la cetoacidosis diabética. La mayoría de personas responden al tratamiento dentro de las primeras 24 horas, aunque a veces toma más tiempo recuperarse.
Para el tratamiento de la cetoacidosis diabética se realizan pruebas como una exploración física y varios análisis de sangre. Estos análisis utilizados en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad miden el nivel de cuerpos cetónicos, así como el nivel de acidez y azúcar en sangre.
El factor desencadenante principal para la cetoacidosis diabética es la diabetes tipo 1, en especial en personas que aún no han recibido el diagnóstico.
Los factores que aumentan el riesgo de la cetoacidosis diabética incluyen: tener diabetes tipo 1, omitir las dosis de insulina con frecuencia o no tener un tratamiento para la diabetes, el abuso de alcohol o drogas, especialmente de cocaína, una infección aguda (especialmente neumonía e infecciones urinarias) y traumatismos, entre otros factores.
Las complicaciones de la cetoacidosis diabética incluyen:
Para prevenir la cetoacidosis diabética es necesario:
La cetoacidosis diabética pertenece a la especialidad de endocrinología, que es la especialidad médica que estudia las glándulas que producen las hormonas, es decir, las glándulas de secreción interna o glándulas endocrinas. Estudia los efectos normales de las secreciones del organismo y los trastornos derivados del mal funcionamiento de las mismas.
Un coma o paro diabético es una complicación de la diabetes que pone en riesgo la vida del paciente y produce la pérdida de conciencia. Si se tiene diabetes, los niveles peligrosamente altos de azúcar en sangre o hiperglucemia, o los niveles peligrosamente bajos de azúcar en sangre o hipoglucemia, pueden provocar este coma o paro diabético.
El aliento cetónico se produce por la descomposición espontánea del ácido acetoacético. El olor asemeja al de fruta en estado de descomposición.
Para entrar en cetosis se necesita un nivel bajo de insulina, la hormona de almacenamiento de grasa. La manera principal de que esto se produzca es seguir una dieta estricta baja en carbohidratos, también llamada dieta cetogénica.
Consumiendo la cantidad recomendada de carbohidratos, grasa e ingesta de líquido, el cuerpo puede tardar entre tres y cinco días para entrar en cetosis.
La dieta cetogénica es una dieta muy baja en carbohidratos que convierte el cuerpo en una máquina de quemar grasa. Tiene muchos beneficios potenciales para la pérdida de peso, la salud y el rendimiento deportivo.