La conjuntivitis alérgica es un tipo de alergia ocular que produce inflamación de la conjuntiva, que afecta tanto a niños como a adultos y, frecuentemente, se presenta junto a otras enfermedades alérgicas como la alergia alimentaria, asma, la dermatitis atópica, fiebre del heno y principalmente con la rinitis alérgica, provocando el proceso conjunto denominado “rinoconjuntivitis”. Es el motivo de consulta más frecuente en niños en las unidades de alergias y representa la cuarta parte del total de conjuntivitis. Aunque como proceso aislado tiene un carácter leve, puede verse agravado por el resto de procesos alérgicos que pueda presentar el paciente y tiene un alto impacto en la calidad de vida del mismo.
Los tipos de conjuntivitis alérgicas son:
Las causas de la conjuntivitis alérgica son:
Los principales síntomas de la conjuntivitis alérgica son: picor de ojos y alrededor de los mismos, lagrimeo, sensación de quemazón, enrojecimiento de la conjuntiva, secreción acuosa e inflamación de los párpados. Suele acompañarse de estornudos frecuentes y secreción por la nariz. Estos síntomas varían en función del clima y la exposición de los pacientes al alérgeno causante en sus actividades cotidianas.
El tratamiento de la conjuntivitis alérgica incluye la administración de colirios de diferentes tipos (antihistamínicos, antiinflamatorios, descongestionantes y vasoconstrictores), evitar la exposición al alérgeno que la provoca, especialmente el polen, mediante medidas como disminuir las actividades al aire libre en épocas y horas de mayor polinización, no cortar el césped, tener las ventanas cerradas, etc, y medidas higiénicas básicas. Otra estrategia de tratamiento es tratar de desensibilizar al paciente al alérgeno mediante su administración subcutánea controlada. El uso de compresas frías y lágrimas artificiales minimiza las molestias en el ojo.
El diagnóstico de la conjuntivitis alérgica requiere un examen en profundidad del ojo mediante lámpara de hendidura y una profusa anamnesis sobre antecedentes y problemas de tipo alérgico. Otras pruebas complementarias a realizar son pruebas cutáneas y “Prick test” en busca de alérgenos, análisis de la lágrima, cultivo del exudado conjuntival y analítica general de sangre con determinación de Inmunoglobulinas.
Los factores desencadenantes de la conjuntivitis alérgica son el contacto con el alérgeno que lo provoca, fundamentalmente el polen.
Son factores de riesgo para padecer una conjuntivitis alérgica todos aquellos que aumenten la exposición al alérgeno, por ejemplo:
La complicación más frecuente es la infección bacteriana en los ojos, consecuencia de rascarse o frotarse los ojos.
La prevención más efectiva de la conjuntivitis alérgica es evitar la exposición al producto causante, lo que puede ser muy difícil ante la amplia gama de posibles productos causantes.
Las especialidades que abordan la conjuntivitis alérgica son la oftalmología y la alergología.
La duración de una conjuntivitis alérgica va a depender del tipo de alergia y del nivel de exposición al alérgeno causante de la misma. Generalmente la inflamación desaparece a los pocos días de cesar la exposición al agente causante.
Si se administra el tratamiento correcto y se siguen las medidas higiénicas básicas la duración de una conjuntivitis bacteriana está en torno a 8 ó 10 días.
La conjuntivitis alérgica no es contagiosa.
La quemosis conjuntival es un signo típico de muchos procesos oculares, que consiste en la presencia de edema en la conjuntiva (inflamación provocada por acúmulo de líquidos).
La triquiasis consiste en el crecimiento anómalo de las pestañas de los párpados que hace que estos crezcan en dirección hacia la superficie del ojo.