La conjuntivitis vírica es la inflamación de la conjuntiva, que es la mucosa que cubre la parte anterior del ojo y el interior del párpado, provocada por la infección del ojo mediante un virus, principalmente por el Adenovirus y por el virus del herpes Zoster en segundo lugar. Es la conjuntivitis infecciosa aguda más usual tanto en niños como en adultos y también se la conoce como “ojo rosa” por la tonalidad que adquiere. Suele presentarse tanto de forma esporádica como en brotes epidémicos, siendo los últimos meses del año los que presentan mayor incidencia. Es un proceso común y considerado leve que se resuelve solo y puede ir acompañado de síntomas a nivel general como fiebre, dolor de cabeza o garganta (según el tipo de virus) salvo complicaciones.
Los tipos de conjuntivitis vírica son:
La causa de la conjuntivitis vírica es la infección del ojo por un virus. Existen diversos tipos de virus que la pueden causar y pueden estar ligadas a infecciones de tipo respiratorio. Suele comenzar en un ojo y pasar al otro al cabo de pocos días. Es de fácil propagación entre las personas.
Los síntomas de la conjuntivitis vírica son enrojecimiento, escozor y sensación de ardor en el ojo y de tener un cuerpo extraño, que se acompañan de fotofobia (molestias con la luz) y lagrimeo frecuente. El ojo produce un exudado acuoso. Suele producirse hinchazón de los párpados. Estos síntomas duran entre 7 y 14 días, siendo mucho más marcados en los 2 o 3 primeros. En algunas ocasiones se pueden alargar hasta 3 ó 4 semanas.
El tratamiento de la conjuntivitis vírica está dirigido a los síntomas y a prevenir contagios y posibles complicaciones.
En primer lugar, es importante realizar lavados del interior del ojo 4-5 veces con suero fisiológico en envases unidosis con arrastre del exudado que se ha producido. Se prescriben colirios de corticoides para tratar la hinchazón de los párpados (excepto en los casos de conjuntivitis víricas producidas por herpes, en los que está contraindicado).
También puede ayudar aplicarse compresas frías sobre los ojos. El uso de lágrimas artificiales, de gafas de sol y el evitar la exposición al sol reduce el escozor de los ojos. Y aunque los antibióticos no se emplean en las infecciones víricas, es frecuente que se prescriban colirios antibióticos en caso de duda en el diagnóstico (bacteriana o vírica), o para evitar sobreinfección del ojo.
El diagnóstico de la conjuntivitis vírica se realiza mediante la exploración del ojo y la anamnesis. En ocasiones, sobre todo si no hay mejoría, se puede realizar un cultivo del exudado del ojo para identificar el patógeno causante. Existe un test rápido que se realiza en las consultas de oftalmología para detectar las conjuntivitis producidas por adenovirus.
Los factores desencadenantes de la conjuntivitis vírica son la exposición a algún virus a través de diferentes mecanismos como: padecer una infección respiratoria, la presencia de virus en superficies que puedan contactar con el ojo (piscinas, toallas, almohadas, maquillajes, lentes de contacto, etc), o el contacto manos-ojos con secreciones de una persona infectada.
Las complicaciones de la conjuntivitis vírica son:
La prevención de la conjuntivitis vírica obliga a una serie de hábitos higiénicos habituales:
Estas medidas habrá que extremarlas, máxime si se está en contacto con una persona infectada.
Inicialmente la conjuntivitis vírica puede ser tratada por el médico de familia. En caso de dudas sobre su diagnóstico, duración prolongada o presencia de complicaciones, la especialidad que las trata es la oftalmología.
La duración de una conjuntivitis vírica suele estar entre 1 y 2 semanas, si bien en ocasiones hasta que ceda el cuadro por completo se puede prolongar hasta 3 ó 4 semanas.
La conjuntivitis viral es sinónimo de conjuntivitis vírica, que es la producida por algún virus como patógeno causante de la misma.
Las conjuntivitis son muy contagiosas, sobre todos las víricas, ya que el virus puede sobrevivir durante semanas en superficies de contacto con la cara como toallas, almohadas…etc. La principal forma de contagio es con el contacto directo de secreciones respiratorias y oculares o de las manos en contacto con estas.
Los adenovirus son un grupo de virus que afectan fundamentalmente a las membranas de los órganos de los niños, provocando fundamentalmente infecciones respiratorias, gastroenteritis y conjuntivitis víricas. Suelen presentarse en brotes epidémicos en centros escolares y guarderías, por eso se recomienda que, durante esos periodos de diarrea, conjuntivitis o secreciones respiratorias, no se lleve a los niños a la escuela
Los procesos por adenovirus suelen resolverse en el plazo de una semana, salvo complicaciones que hace que se prolonguen como tos persistente varias semanas, neumonía que requiere hasta 3-4 semanas, queratoconjuntivitis, o diarreas de hasta 15 días de duración.