La disfunción eréctil o impotencia, es la imposibilidad de mantener o lograr una erección el tiempo necesario para lograr una relación sexual satisfactoria para los miembros de la pareja. La disfunción eréctil aumenta a partir de los 40 años, entre los 40 y 70 años hasta el 30% de los hombres puede sufrir algún problema de impotencia más o menos grave. No presenta otros problemas añadidos y se considera una enfermedad leve.
La disfunción eréctil es una única enfermedad, aunque las causas que lo originan pueden ser variadas.
El síntoma es la incapacidad o dificultad para mantener la erección. Cuando se presentan problemas de la erección al despertar por la mañana esto marca un problema físico. Si es por estrés suele presentarse durante un tiempo concreto.
En los casos en que el problema dure más de tres meses se debe consultar con un especialista.
En los casos de proceso psicológico, será necesario el tratamiento en esta esfera para conseguir una mejora del proceso, esto es más común en personas menores de 40 años.
En los casos hormonales por falta de hormonas masculinas se podrá proceder a suplementos mediante la toma de las mismas. En los casos de excesos hormonales deberemos corregir este proceso.
El tratamiento farmacológico será con inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5. El Tadalafilo aumenta la cantidad de sangre que llega al pene, se mantiene durante 24 horas en sangre y se debe tomar 30 minutos antes de la relación sexual, no interfiere la comida con su toma, y es necesaria la estimulación sexual para que se note el efecto. El Vardenafilo actúa aumentando la cantidad de sangre que llega al pene, su efecto dura 5 horas y se debe tomar entre 30 y 60 minutos antes de la relación, si se ingiere con grasas puede retrasar su absorción, esto no ocurre en las formas que se deshacen en la boca. El Sildenafil aumenta el flujo de sangre en el pene ante la estimulación sexual, se debe tomar 60 minutos antes y dura hasta cinco horas. Por último, el Avanafilo debe tomarse 60 minutos antes de la relación sexual y tiene una duración de unas seis horas.
El tratamiento quirúrgico se plantea en aquellos casos en los que no se obtiene una respuesta al tratamiento farmacológico, se realiza mediante la implantación de prótesis en el pene. La prótesis se compone de tres componentes, tiene dos cilindros que se implantan en los cuerpos cavernosos del pene, con un mecanismo hinchable conectado en el escroto y un reservorio a nivel de la vejiga, este mecanismo permite la erección del pene al activarse de una forma bastante natural.
Las pruebas complementarias serán analíticas de sangre con control de niveles de glucemia, colesterol y hormonas masculinas así como prolactina. Respecto a las pruebas de imagen puede ser necesario realizar una ecografía de próstata.
El factor desencadenante de la disfunción eréctil es la falta de sangre hacia el pene.
Los factores de riesgo para la disfunción son las enfermedades cardiovasculares y el exceso de colesterol en la sangre. También es un factor de riesgo la diabetes.
El especialista que estudia la disfunción eréctil es el urólogo, que puede precisar colaboración del endocrino cuando se encuentran alteraciones hormonales no sexuales.
El especialista para la disfunción eréctil será el urólogo, en casi todos los servicios de urología existe una subespecialidad de andrología. Suelen ser estos urólogos quienes se encargan de la disfunción eréctil.
Los medicamentos para la disfunción eréctil son todos de la misma familia, el elegir uno u otro dependerá de las características de la vida sexual del paciente. Algunos pacientes prefieren medicamentos que se mantienen más en sangre y pueden dar una vida sexual menos programada, otros prefieren la programación en su vida sexual.
La disfunción eréctil no tiene por qué producir esterilidad, ya que la formación de los espermatozoides se realiza a nivel de los testículos y estos no se encuentran afectados por esta enfermedad.
La eyaculación precoz se define como la falta del control en la eyaculación, que influye de manera negativa en la vida sexual de la pareja. Es muy frecuente en pacientes jóvenes, hasta que aprenden a ejercer un control sobre el reflejo eyaculador.
Aunque para tener una erección es necesario un equilibrio hormonal, con un nivel de testosterona normal, en el momento de la erección el estímulo es a través de la médula espinal, de ahí que la persona con daño a este nivel aun con hormonas normales no logre una erección correcta.