El embarazo ectópico o ectociesis, hace referencia a todo aquel embarazo que anida fuera de la cavidad uterina. La incidencia de los embarazos ectópicos es del 1-2% de todas las gestaciones, observándose un incremento en las últimas décadas debido a la influencia sobre todo, de las técnicas de reproducción asistida y al uso de DIUs (Dispositivo Intra Uterino, que es un método anticonceptivo). Es una alteración grave, ya que puede comportar riesgos para la paciente y complicaciones importantes si no es diagnosticado y tratado a tiempo.
Según la localización pueden aparecer:
En ocasiones no se aprecia una causa aparente previa que haya desencadenado la anidación anómala del óvulo fecundado. En otras muchas circunstancias, la causa es una alteración en el funcionamiento de las trompas de Falopio debida a enfermedades inflamatorias, intervenciones quirúrgicas previas, por influencia de alteraciones congénitas en el funcionamiento de las trompas de falopio o la presencia de alteraciones producidas por tumores.
En la fase inicial del embarazo la paciente se encuentra asintomática. Posteriormente son típicas otras manifestaciones como dolor abdominal en la parte inferior del abdomen, sobre todo del lado en donde se haya anidado el embrión. Cuando hay salida abundante de sangre hacia el peritoneo (membrana abdominal que envuelve los órganos), se produce un dolor intenso. Según la cantidad de sangre que se pierda hacia el peritoneo, se notará mareo, habrá hipotensión arterial e incluso la paciente puede entrar en shock.
La paciente percibe que tiene una falta en la menstruación que puede ser de más o menos duración. Aparece también una hemorragia vaginal que es irregular y no muy abundante. Otros síntomas que se pueden presentar son los propios de una gestación normal: náuseas vómitos, dolor en las mamas… En un 50% de los casos a la exploración se palpa una masa en el abdomen.
Si se sospecha de embarazo ectópico, se ingresa a la paciente en el hospital para el control de su situación y evolución.
En ocasiones los embarazos ectópicos se resuelven espontáneamente, por eso existen circunstancias en las que se mantiene una actitud expectante si la paciente está asintomática, sin alteraciones de las constantes vitales, y se observa que las trompas de Falopio están íntegras con controles ecográficos y análisis de sangre frecuentes.
El tratamiento médico se realiza administrando por vía oral, intramuscular o inyectando directamente en el saco de gestación bajo control ecográfico, un fármaco quimioterápico llamado Metotrexato que impide el crecimiento del embrión y su destrucción, todo ello bajo control hospitalario con la paciente ingresada.
Si no hay éxito con el tratamiento médico, se realiza un tratamiento quirúrgico, siempre que sea posible, por medio de laparoscopia o por laparotomía (cirugía abierta del abdomen).
El especialista que diagnostica y trata el embarazo ectópico es el ginecólogo-obstetra.
Un embarazo ectópico puede llegar a ser causa de complicaciones muy graves para la paciente, incluso su muerte, aunque esto es algo poco frecuente. Depende de la localización del embarazo puede tener mayor o menor riesgo, pero siempre es una alteración que se debe tratar para evitar complicaciones muy graves.
La incidencia total de los embarazos ectópicos es del 1-2% de todas las gestaciones. Hay mayor posibilidad de sufrir un embarazo ectópico si se padecen factores de riesgo que puedan desencadenarlo.
Sí, aquellas que padecen factores de riesgo arriba detallados pueden padecer con mayor probabilidad un embarazo ectópico.
Sí, todo depende de dónde se haya alojado el embarazo ectópico sufrido y del tratamiento que se haya tenido que llevar a cabo, siendo fundamental que las trompas de Falopio o al menos una de ellas, tenga un funcionamiento adecuado.
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