La epididimitis es un proceso inflamatorio o infeccioso del epidídimo, estructura tubular situada en la parte superior y posterior de los testículos donde se almacenan los espermatozoides, que frecuentemente se asocia a la afectación del testículo llamándose entonces orquiepididimitis.
Es el motivo más frecuente de consulta por dolor testicular en el adulto. Es una afectación que aparece en el varón adulto entre los 20 – 50 años de forma más frecuente.
Es una patología de gravedad moderada-grave por las posibles complicaciones que pueden desencadenarse con su padecimiento si no se trata o no evoluciona adecuadamente.
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La epididimitis se clasifica según su curso evolutivo en agudas, con aparición evolución gradual en 1 – 2 días y no más de 6 semanas, o crónicas, persistente en el tiempo más de tres meses. También se clasifican según su orígen, por ser infecciosas (originadas por un germen) o por una inflamación sin patología infecciosa asociada.
La epididimitis cursa con afectación normalmente unilateral (uno de los epidídimos) que produce dolor en el escroto, que en ocasiones se irradia hacia la ingle, febrícula o fiebre. Aparecen molestias uretrales y enrojecimiento o edema del escroto, a veces también hidrocele (acumulación de líquido en el escroto).
En los varones sexualemnte activos pueden coexistir síntomas de enfermedades de transmisión sexual (ETS), mientras que en los niños y ancianos suele haber una afectación genitourinaria previa (infecciones urinarias, prostatitis o sondaje urinario previo).
Las epididimitis crónicas pueden presentarse con escasos síntomas, manifestándose como un aumento del tamaño de la glándula que aparece indurada (endurecida). En ocasiones también aparece dolor y fiebre. Cuando la causa es una infección tuberculosa, es frecuente que se cronifique y que aparezca inflamación del escroto y edema y presencia de una fístula (comunicación anormal hacia el exterior de la piel).
Se recomienda el reposo con sujeción y elevación testicular. Se pautan tratamientos farmacológicos para controlar el dolor y la inflamación (analéticos y antiinflamatorios). En ocasiones, se puede pautar tratamiento con corticoides en dosis descendentes con el fin de evitar la obstrucción de los conductos del epidídimo (aunque su eficacia no está 100% demostrada).
En aquellos casos de origen infeccioso se establece tratamiento con antibiótico que se inicia antes de tener el resultado de los estudios diagnósticos, según la sospecha del origen de la infección. Se confirma con los cultivos realizados (determinación de la bacteria causante de la infección).
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El diagnóstico se realiza principalmente por la clínica que presenta el paciente y la exploración física. Además, se pueden realizar pruebas diagnósticas para confirmar la causa como analítica de sangre, análisis de orina, cultivo de orina y del exudado uretral.
En aquellos casos en los que los cultivos son negativos, existe una mala evolución o una presentación crónica de la enfermedad, o si existen dudas diagnósticas para diferenciarlo con otras patologías como la torsión testicular, se realiza una ecografía doppler (prueba de imagen que valora el flujo sanguíneo).
Los factores que desencadenan la epididimitis son las enfermedades de transmisión sexual y las patologías urológicas.
Los varones sexualmente activos que tiene múltiples parejas sexuales y no usan métodos de protección para evitar las enfermedades de transmisión sexual (preservativo), tienen mayor riesgo de padecer epididimitis. En caso de ancianos y niños el padecer alteraciones anatómicas urológicas o ser sometido a procesos invasivos como la introducción de una sonda urinaria, puede desencadenar la inflamación (por reflujo de orina, por ejemplo) o por aparición de una infección.
Por otro lado, realizar actividad física en la bicicleta puede producir traumatismos más importantes o repetitivos, u otro tipo de actividades que impliquen un sedentarismo importante (estar sentado durante largos periodos de tiempo).
La epididimitis puede ser diagnosticado y tratado por el médico de atención primaria quien puede objetivar alguna complicación, mala evolución, o presencia de dudas diagnósticas. En este caso, derivará al especialista en urología.
Dependiendo del origen de la epididimitis, de si existen complicaciones y el éxito del tratamiento, puede durar un par de semanas en los casos agudos. Cuando se cronifica el tiempo de evolución suele ser mayor a 3 meses.
Es la inflamación aguda o crónica del testículo, habitualmente producida por una infección (por bacterias o virus).
Es la asociación de una afectación conjunta del testículo y el epidídimo en la que se produce una inflamación de ambas estructuras anatómicas cuya causa puede ser una infección bacteriana (lo más habitual) o producida por otros patógenos, o no infecciosa (por anomalías anatómicas, traumatismos, etc.)
Es la rotación del cordón espermático (estructura anatómica con forma cilíndrica que contiene vasos sanguíneos y linfáticos y el conducto que lleva los espermatozoides fuera del testículo), con supresión súbita del riego sanguíneo del testículo. Es una emergencia quirúrgica ya que si se mantiene durante más de 4 – 6 horas puede desencadenarse un infarto testicular (muerte del tejido) con pérdida del testículo.
La hernia testicular o mejor denominada hernia inguinoescrotal es la salida de contenido intestinal hacia la bolsa escrotal. Es un tipo de hernia inguinal.
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