También conocida como hepatitis viral o hepatitis infecciosa, la hepatitis A es una enfermedad que se desarrolla en zonas donde las condiciones higiénicas y alimentarias son escasas. Esta enfermedad la puede contraer cualquier persona que entre en contacto con el virus y que no esté inmunizada. Se trata de una enfermedad que es tratada por especialista en digestivo o en enfermedades infecciosas y es considerada de tipo leve salvo complicaciones.
Todos los tipos de hepatitis afectan al hígado, sin embargo, la gravedad y la forma de contagio varían:
La hepatitis A es causada por el virus VHA, el cual entra en el organismo de la persona sana al consumir agua o alimentos que han sido infectados de este virus, por las heces de una persona o animal contagiada.
También se puede contraer por el contacto directo con las heces o la sangre de una persona que padezca la enfermedad, del mismo modo que si se practica sexo oral o anal con ellos.
La hepatitis A es el tipo de hepatitis más leve, la cual no suele ser mortal ni producir fallo hepático crónico.
Los principales síntomas que muestra la hepatitis A son:
El tratamiento para la hepatitis A aún no se ha desarrollado, ya que el cuerpo del paciente superará el virus en pocas semanas.
Pero es importante que para recuperarse el paciente siga las indicaciones del médico, que deberá aplicar a su rutina diaria para conseguir su recuperación. Algunas de estas indicaciones suelen ser:
La hepatitis A se diagnostica mediante un análisis de sangre en el cual se observa si existe la presencia del VHA o si el cuerpo ha iniciado la creación de anticuerpos para ese virus.
También en algunos casos para evaluar si se ha producido un daño hepático más grave se realizarán pruebas de diagnóstico por imagen como una ecografía o una radiografía abdominal.
La hepatitis A se contrae por vía fecal-oral, por tanto, el consumo de cualquier alimento o agua que haya estado en contacto con el virus VHA puede ser un factor desencadenante para padecerla, así como el contacto con una persona que lo padece, entre otros factores.
Debido a la forma de transmisión de la hepatitis A, por vía fecal-oral, los principales factores de riesgo que pueden aumentar la posibilidad de contraerla son:
La hepatitis A es una enfermedad vírica que debe ser tratada por la especialistas en digestivo o en enfermedades infecciosas.
Todas las hepatitis se pueden contagiar de persona a persona, entrando en contacto con los heces de personas infectadas.
La hepatitis B.
Las vacunas para las hepatitis son vacunas inactivadas, es decir, que se inyecta el virus muerto dentro del organismo del paciente para que este desarrolle anticuerpos contra dicho virus y de esta forma queda inmunizado. Existe vacuna para las hepatitis A y B
La hepatitis D, puesto que sólo se desarrolla a la vez que la hepatitis B y ambas pueden dañar gravemente el hígado.
Se aplican dos dosis, en bebés han de pasar 30 días entre las vacunas y en niños mayores y adultos 6 meses.