Se considera hipernatremia a la situación en la que la concentración de sodio (sal) en sangre supera el valor de 145 mEq/l (miliEquivalentes por litro). Es una situación que implica un déficit de agua en el cuerpo respecto al sodio, algo poco frecuente por el mecanismo de regulación que tiene el organismo con la producción de la sensación de sed. Por eso mismo es habitual que esta situación aparezca en niños, ancianos, pacientes que presentan vómitos o que están en estado de coma, y pacientes con enfermedades psiquiátricas, ya que el aporte e ingesta de líquidos en estos casos puede disminuir al estar alterado el mecanismo que genera la sed o tener un acceso más limitado al agua. Su gravedad depende de la rapidez de su instauración en el paciente y de la cifra que llegue a alcanzar por encima de los valores normales la concentración de sodio en la sangre.
Dependiendo del volúmen de agua que tenga el organismo, la hipernatremia se clasifica en:
La gravedad de los síntomas depende de la rapidez de la instauración de la hipernatremia y de su grado. El primer síntoma que aparece es la sed. Se instauran síntomas y signos propios de la deshidratación como sequedad de la piel y mucosas, sudoración, sensación de tensión en el globo ocular, disminución de la tensión arterial, taquicardia (ritmo del corazón rápido) y pérdida de peso. Cuando la deshidratación afecta al tejido cerebral aparecen síntomas como irritabilidad, debilidad, enlentecimiento del pensamiento, temblor, convulsiones y alteración progresiva de la función del sistema nervioso central, que finalmente puede desembocar en coma y muerte del paciente. Además, esta deshidratación cerebral puede producir que haya ruptura de vasos sanguíneos del cerebro, lo que ocasiona alteraciones como hemorragias cerebrales con alteraciones neurológicos irreversibles.
El tratamiento consiste en una corrección lenta y gradual del déficit de agua que presenta el paciente. Según el tipo de hipernatremia que presente el paciente, la reposición de líquidos por vía intravenosa se hace con suero fisiológico, más suero glucosalino (hipernatremia hipovolémica), solo con suero glucosalino (hipernatremia euvolémica), o con la administración previa de fármacos diuréticos (en el caso de hipernatremia hipervolémica).
Además se debe realizar un tratamiento específico de la patología que esté produciendo el aumento de concentración de sodio.
El interrogatorio clínico (anamnesis) y la exploración física son fundamentales para sospechar el diagnóstico del paciente. Además, se precisa realizar una analítica de sangre con determinación de hemograma, bioquímica, iones, creatinina y cálculo de la osmolaridad (concentración de partículas o sustancias en la sangre). También se precisa un análisis de orina con determinación de osmolaridad. Con todos los análisis y la exploración física, los médicos pueden determinar el tipo de hiponatremia que padece el paciente.
La hipernatremia se desencadena por la disminución de la ingesta de agua, por pérdidas extrarrenales de agua, sobrecarga de sodio en el organismo o padecimiento de enfermedades como la diabetes insípida o enfermedades renales.
Las complicaciones se basan en la expresión máxima de los síntomas que padece el paciente con un hipernatremia elevada como:
La hipernatremia es una patología que puede ser diagnosticada y tratada en los servicios de urgencias hospitalarias o en las unidades de cuidados intensivos por los médicos intensivistas, o también por los médicos internistas y por los nefrólogos.
La hiperpotasemia es una alteración hidroelectrolítica en la que se produce un aumento de la concentración de potasio en la sangre por encima de 5.5 mEq/L.
La hiponatremia se define como la disminución del sodio en sangre por debajo de 135 mEq/L, siendo la causa más frecuente de alteraciones iónicas en el medio hospitalario.
Síntomas de debilidad muscular, calambres, disminución del tono muscular, parálisis muscular, dificultad respiratoria por mala función de los músculos torácicos, alteraciones del ritmo del corazón, alteración de la función renal, afectación del sistema nervioso central con enlentecimiento mental o letargia, trastornos psiquiátricos como psicosis, o alteraciones del metabolismo como intolerancia a los hidratos de carbono. A nivel del aparato digestivo puede aparecer estreñimiento o íleo paralítico.
Los alimentos que más potasio contienen son la leche en polvo, los quesos, carnes como liebre, conejo, embutidos, peces, moluscos y crustáceos como la vieira, palometa, caviar, jurel, boquerón, surimi, caballa, salmón, pulpo, pez espada, percebe, pescados ahumados, los huevos, todos los frutos secos, todas las legumbres, verduras y hortalizas como la pimienta negra, el perejil, patata, ajo, espinaca, acelga, champiñón, trufa, col de Bruselas, cardo, escarola, brócoli, endivia, col, coliflor, remolacha, cereales y derivados como la harina de soja, germen de trigo, cebada, avena, maíz y frutas como dátiles, coco, grosella negra, plátano, aguacate, kiwi, y el melón.
Verduras y hortalizas como el calabacín, cebolla, lechuga, pepinillos, pimientos y otros siempre que sean cocidos como la lombarda, el repollo, las berenjenas o los espárragos y los nabos, frutas como la manzana, pera, sandía y mandarina. La carne de pollo o de gallina, la sardina asada, o la pasta.