La insuficiencia hepática aguda o crónica, es una alteración en la que el hígado deja de poder realizar sus funciones fisiológicas de manera normal, como síntesis y destrucción de hidratos de carbono, lípidos y proteínas, excreción de productos de desecho a través de la bilis, modulación de la respuesta inmunitaria, etc. Aparece de forma más frecuente en personas en edades medias de la vida (de 30-60 años), dándose más en varones. Es una afectación grave que puede determinar la muerte del paciente, ya que las funciones del hígado son fundamentales para la vida.
Las causas más frecuentes son la afectación hepática por tóxicos, fármacos como el Paracetamol, intoxicaciones por setas, infecciones víricas como el virus de la hepatitis A, B o C, Citomegalovirus, virus de Epstein-Barr, virus herpes simple, herpes virus humano 6, parvovirus B19, virus de la varicela-zóster enfermedad autoinmune, enfermedad tumoral (tanto tumores que primariamente afectan al hígado, como hepatocarcinomas o metástasis de otros tumores), cirrosis hepática, enfermedad de Wilson, el síndrome de Budd-Chiari, enfermedades metabólicas genéticas, y obstrucción biliar.
La insuficiencia hepática aguda se presenta con sensación de malestar general, náuseas, vómitos y fatiga, luego aparece ictericia (coloración amarillenta de la piel), después aparecen alteraciones producidas por la disfunción del hígado como encefalopatía, diátesis hemorrágica (alteración de la coagulación de la sangre que predispone a la presentación de hemorragias), ascitis (aumento de líquido abdominal con aumento de su perímetro). También pueden aparecer alteraciones en la concentración de glucosa en sangre (hipoglucemia).
La insuficiencia hepática crónica se manifiesta inicialmente con signos inespecíficos como cansancio, debilidad muscular, pérdida de apetito y peso, deterioro del estado general, pérdida de la menstruación, ausencia de líbido, aumento del tamaño del hígado. A veces se asocian síntomas extrahepáticos como dolores articulares, inflamación articular (artritis), aparición de color amarillenta de la piel (ictericia), y otras alteraciones dermatológicas. A largo plazo puede aparecer ginecomastia (aumento de las mamas), atrofia testicular, aparición de arañas vasculares y eritema (enrojecimiento) palmar.
En la insuficiencia hepática aguda grave el paciente debe ser tratado en la unidad de cuidados intensivos donde se administran líquidos intravenosos según los balances de reposición de líquidos precioso, así como la administración de nutrición por vía parenteral.
Se suele administrar una antibioterapia empírica si se sospecha de infección con antibióticos de amplio espectro. Según la causa de la insuficiencia hepática se realizan tratamientos específicos como la administración de N-acetilcisteína en caso de intoxicación por paracetamol; tratamiento con penicilina y sibilina en caso de intoxicación por la seta Amanita-phalloides: corticoides y fármacos inmunosupresores en la hepatitis autoinmune; fármacos antivirales como aciclovir y ganciclovir en infecciones por virus del herpes o citomegalovirus; tratamiento quimioterápico en caso de afectación tumoral hepática…etc.
En la insuficiencia hepática crónica se establece una dieta equilibrada con aporte calórico y proteico controlado y suficiente, con disminución del aporte de hidratos de carbono para el control del control de las alteraciones de la glucemia. Se debe evitar el alcohol, los fármacos hepatotóxicos, administración de vacunas contra la hepatitis A y B, evitar fármacos depresores del sistema nervioso como sedantes y tranquilizantes. De forma específica, se realizará un tratamiento de la causa de la insuficiencia hepática como, por ejemplo, administración de ácido ursodeoxicólico en cirrosis biliar primaria, fármacos antiinflamatorios e inmunosupresores en hepatitis autoinmune, flebotomías en la hemocromatosis, etc.
La insuficiencia hepática se valora y trata por los médicos gastroenterólogos especialistas en el aparato digestivo.
La aparición de ictericia, malestar general, debilidad, fatiga, náuseas y vómitos, dolor abdominal, alteraciones de la coagulación de la sangre, aumento del tamaño del hígado, presencia de líquido abdominal (ascitis) y afectación neurológica con encefalopatía.
Una insuficiencia hepática aguda es grave cuando existe un deterioro de la función celular hepática, rápidamente progresiva con aparición de encefalopatía en un paciente sin historia previa de enfermedad hepática. Una insuficiencia hepática crónica es grave cuando está muy evolucionada y la función hepática muy reducida, lo que lleva a aparición de complicaciones que ponen en serio riesgo la vida del paciente.
Las enzimas fosfatasa alcalina (FA), alanina aminotransferasa (ALT), y aspartato aminotransferasa (AST), ayudan al hígado a transformar el alimento en energía. La gamma glutamil transpeptidasa (GGT) interviene en la síntesis y degradación de glutatión y de desintoxicación de drogas y xenobióticos.
Las enzimas son proteínas que intervienen y facilitan reacciones moleculares que contribuyen al funcionamiento del organismo.
Son las denominadas enzimas hepáticas, nombradas por sus acrónimos GOT (glutamato-piruvato transaminasa), GPT (glutamato-piruvato transaminasa) y GGT (gama glutamil transpeptidasa).