El conocido como pie de atleta o tinea pedis, es una infección de la piel denominada dermatofitosis producida por un hongo. Es frecuente en personas deportistas y niños, siendo la dermatsis (infección por un hongo) más frecuente del mundo. No es una enfermedad grave, pero sí puede producir muchas molestias al paciente.
Según la forma de presentación, esta infección por hongos se puede presentar como:
El pie de atleta se produce por la infección de la piel producida por un hongo del grupo de los denominados dermatofitos, caracterizados porque tienen la capacidad de colonizar o invadir los tejidos que tienen queratina (sustancia que es componente principal de las capas más externas de la piel, el pelo, y las uñas). Los hongos que habitualmente producen la infección son, sobretodo la tinea rubrum y, con menor frecuencia tinea mentagrophytes interdigitale o Epidermophyton floccosum.
Inicialmente se utilizan tratamientos tópicos en forma de pomadas con fármacos antifúngicos como clotrimazol, miconazol, ketoconazol, terbinafina, etc., aplicados 1 – 2 veces al día durante 2 – 6 semanas.
Si existe maceración de la piel, el médico le puede pautar al paciente formulaciones con sulfato de zinc, permanganato de potasio o acetato de aluminio, aplicadas con compresas húmedas varias veces al día para favorecer la sequedad y curación de la lesión.
En formas extensas, resistentes al tratamiento local, o formas muy inflamatorias se puede utilizar tratamiento oral con antifúngicos como itraconazol o fluconazol durante 2 – 4 semanas.
En las formas hiperqueratósicas se pueden usar cremas queratolíticas con urea o ácido salicílico (“arrastran” la piel muerta que contiene más queratina).
El diagnóstico principal se basa en la exploración física y los síntomas que presenta el paciente. Se pueden obtener muestras del exudado que presenta la lesión para la identificación del hongo causante de la infección. El estudio de la muestra puede realizarse mediante visión al microscopio, cultivo para crecimiento e identificación del hongo, etc.
Actualmente se están investigando técnicas moleculares para el estudio de material genético en las muestras obtenidas de las lesiones y la identificación del germen.
El pie de atleta puede ser tratado y diagnosticado por el médico de atención primaria y el dermatólogo.
En la mayoría de las ocasiones, el cuerpo no puede curar la infección por sí mismo y precisa del tratamiento farmacológico para eliminar el hongo.
Aunque se puede seguir realizando ejercicio, éste produce un medio propicio para que el hongo se reproduzca, ya que con el ejercicio, aumenta la temperatura y la sudoración del pie, por lo que es aconsejable que mientras exista la infección, el paciente procure no realizar actividades que provoquen esta situación. Se debe mantener la piel lo más seca posible y aireada.
Si se ha padecido la enfermedad, es preferible no volver a utilizar el calzado y los calcetines que se han estado usando mientras se ha presentado la infección, ya que el hongo permanece en ellos aunque la infección se resuelva. Se debe evitar siempre todas aquellas condiciones que favorezcan que el pie esté húmedo y con calor, porque es el medio más propicio para que los hongos se multipliquen y produzcan la infección. Usar tejidos transpirables en calcetines y zapatos. Se debe tener precaución en aquellos sitios públicos como piscinas, baños, colegios, etc.
Es tipo el contagio por contacto en duchas, piscinas, gimnasios, colegios, saunas, hoteles, etc., En aquellas superficies húmedas donde el hongo persiste y puede tomar contacto con la piel de las personas que usan esas instalaciones.
Sí, como todas las infecciones por microorganismos (en este caso por un hongo), es una infección que se puede transmitir de persona a persona. El reservorio fundamental de este tipo de hongos es el hombre.