Actualizado el día 30/08/2021
No está claro cuántas mujeres están afectadas por el síndrome de Ovarios poliquísticos debido a la falta de estudios consistentes y a la alta probabilidad de su resolución espontánea. Algunas estimaciones a nivel mundial señalan que cerca del 7% de las mujeres presentarán quistes ováricos en algún momento de sus vidas. En Europa, la incidencia se sitúa en torno al 10% en mujeres en edad fértil y del 20% entre mujeres posmenopáusicas sanas.
Los quistes de ovarios o quistes funcionales son quistes que se producen cuando un ovocito sale hacia las trompas de Falopio, quedando una zona dentro del ovario que se llena de líquido. Los quistes de ovarios desaparecen entre 8 y 12 semanas después de su diagnóstico. Pueden dar lugar a una hemorragia o bien a una torsión ovárica por su tamaño, en estos casos se trata de una urgencia médica.
Tienen lugar durante el funcionamiento normal del ovario y desaparecen por sí solos. Se relacionan con alteraciones hormonales y son más frecuentes en mujeres perimenopáusicas y durante la pubertad.
Dentro de ellos se encuentran:
Las células del endometrio crecen fuera del útero y se adhieren al ovario formando un quiste. Son conocidos como endometriomas. Se trata de quistes con un fluido espeso, marrón de aspecto parecido al chocolate y suelen formar adherencias con el peritoneo de la fosa ovárica, las trompas y el intestino.
Aparecen en la superficie del ovario y contienen líquido y mucosa.
Se conocen como teratomas y se forman a partir de células germinales. Son quistes benignos que se dan en mujeres en edad fértil y suponen hasta un tercio de los quistes benignos de ovario.
Los ovarios poliquísticos en la mayoría de las ocasiones suelen ser asintomáticos y los quistes suelen desaparecer por sí mismos, siendo un hallazgo ecográfico en el contexto de un estudio ginecológico.
Sin embargo, en ocasiones pueden provocar dolor, molestias en la parte baja del abdomen y alteración del ciclo menstrual. Si el quiste se rompe o se torsiona puede aparecer dolor intenso, fiebre y vómitos. En este caso es recomendable consultar con el médico.
Los quistes funcionales son los más habituales y se producen como consecuencia del propio ciclo menstrual.
Los quistes foliculares se producen cuando el folículo no es capaz de abrirse, quedando el óvulo en su interior y dando lugar a la presencia de líquido.
Los quistes endometriales se producen por la llamada endometriosis, enfermedad que precisa tratamiento adecuado para su control.
Patologías como el síndrome del ovario poliquístico pueden propiciar la aparición de quistes, si bien no se trata de quistes de ovario propiamente dichos, sino múltiples folículos en forma de microquistes.
Los quistes de ovario se producen en la mujer en edad fértil, siendo más frecuentes en la adolescencia y en la perimenopausia, momentos de mayor descontrol hormonal.
Algunos factores que se relacionan con un mayor riesgo incluyen:
En general los quistes de ovario no precisan tratamiento, ya que suelen resolverse por sí mismos en un periodo de 8 a 12 semanas.
En las pacientes en las que los quistes de ovario se presentan de forma repetida, puede ser necesario prescribir un tratamiento con anticonceptivos orales que pueden estabilizar los niveles hormonales, evitando que se produzcan más quistes.
Cuando la paciente presenta un quiste que no se reduce o que aumenta de tamaño puede ser necesario realizar una cirugía para retirarlo. Es el caso de la quistectomía laparoscópica para el tratamiento de endometriomas ováricos. La extracción del quiste conlleva una mejora de la fecundidad.
Se debe realizar para el diagnóstico, clasificación y control de la evolución del quiste.
Estas pruebas de imagen se pueden llevar a cabo cuando no está claro a través de la ecografía si el quiste es benigno.
El análisis de marcadores tumorales en sangre puede ser necesario en caso de dudas diagnósticas para poder descartar la presencia de tumores.
Los factores desencadenantes de los ovarios poliquísticos son las hormonas, tanto los estrógenos como los progestágenos.
Las principales complicaciones de los quistes ováricos están relacionadas con su rotura que puede cursar con dolor intenso y sangrado. También se puede producir una torsión ovárica, que puede causar dificultad para el aporte sanguíneo del ovario, dolor intenso y vómitos.
Si bien no se puede prevenir la aparición de quistes, la realización de revisiones periódicas puede ayudar a detectar de manera precoz cualquier modificación en los ovarios, incluyendo la formación de quistes.
Los quistes de ovario son diagnosticados y seguidos en su evolución por parte del especialista en ginecología o ginecólogo.
Los quistes de ovario son entidades en principio benignas que suelen resolverse por sí mismas, en la mayoría de los casos son hallazgos ecográficos que aparecen en las revisiones rutinarias.
El ovario poliquístico es una enfermedad en la que se produce una alteración hormonal con nieves anormalmente elevados de andrógenos u hormonas masculinas y que cursa con múltiples quistes en los ovarios. Estas alteraciones hormonales pueden dar lugar a presencia excesiva de vello corporal, sobrepeso y acné, entre otras situaciones. También puede dar lugar a infertilidad y a ciclos menstruales ausentes o irregulares.
El quiste es una bolsa con material líquido en su interior, mientras que un tumor suele ser una masa sólida, aunque algunos tumores pueden tener un aspecto quístico.
La aparición de quistes en el ovario no se relaciona con la aparición de cáncer y la probabilidad de que los endometriomas y los quistes dermoides progresen a cáncer de ovario es muy baja. En cualquier caso, en los quistes no funcionales u orgánicos es importante un buen diagnóstico que descarte la posibilidad de cáncer de ovario.
Por otro lado, en ocasiones un quiste y el cáncer de ovario pueden compartir síntomas como abdomen hinchado, falta de apetito e irregularidades menstruales.
Un quiste hemorrágico es un quiste que presenta sangre en su interior, o que al romperse produce una hemorragia. Es típico en la evolución de los quistes grandes funcionales que al romperse pueden producir dolor y una mínima hemorragia vaginal.
La dismenorrea es el dolor que se produce durante la menstruación. Este dolor suele producirse por las pequeñas contracciones que produce el útero, para lograr el desprendimiento del endometrio y su evacuación hacia el exterior a través del cuello del útero.
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Bibliografía