La amiodarona es un antiarrítmico utilizado en pacientes con diferentes tipos de arritmias como taquicardias supraventriculares, fibrilación y flutter auriculares, taquicardias ventriculares y fibrilaciones ventriculares. Actúa sobre el miocardio relajando este músculo que se encuentra hiperactivo.
La indicación principal de la amiodarona es en el tratamiento de arritmias graves cuando no respondan o no toleren otros antiarrítmicos; sobre todo, en las siguientes arritmias: Síndromes de preexcitación o síndrome de Wolff Parkinson White, prevención de la recidiva de fibrilación auricular, taquicardias supraventriculares, nodales, ventriculares y fibrilación ventricular durante maniobras de resucitación.
Se indica también después de haber sufrido un infarto de miocardio o angina de pecho.
Los efectos secundarios de la amiodarona son:
Uso en embarazo y lactancia
Existe riesgo de alteración en la tiroides del feto, por lo que su administración está contraindicada en el embarazo, a menos que los beneficios superen a los riesgos. La amiodarona puede permanecer depositada en el cuerpo tiempo después de cumplido el tratamiento, por lo cual, es importante al momento de planificar embarazo, advertir al especialista si previamente ingerimos el medicamento. En relación a la lactancia, está contraindicada también por el paso a través de la leche materna.
En algunos casos, puede alterar la capacidad de conducción, por ello, se recomienda informar al paciente para que tenga precaución en caso de conducir o manejar maquinarias pesadas o peligrosas.
La amiodarona tiene muchas interacciones medicamentosas e toxicidad potencial que limitan su uso a largo plazo para el control de la frecuencia ventricular.
Los siguientes medicamentos pueden interaccionar con la amiodarona, por lo cual, puede inducir “Torsades de Pointes” (tipo específico de taquicardia ventricular): fluconazol, ketoconazol, itraconazol, azitromicina, betabloqueantes como propranolol, bloqueadores de canales de calcio como diltiazem y verapamilo, cisapride, clonidina, diuréticos, eritromicina, moxifloxacina, ciprofloxacina, levofloxacina, levofloxacina, norfloxacina, digoxina, flecainida, fenitoína y quinidina. Laxantes estimulantes que pueden causar hipotasemia.
La amiodarona incrementa los niveles plasmáticos de digoxina, quinidina, procainamida, fenitoína y potencia los efectos anticoagulantes de warfarina; la dosis inicial de warfarina debería reducirse en 1/3 o a la mitad.
El uso con otros antiarrítmicos o fármacos con potencial arritmogénico, como fenotiazidas, antidepresivos, tricíclicos y terfenadina, pueden incrementar la incidencia de arritmia cardiacas y deben evitarse.
También deben evitarse las fluroquinolonas en pacientes en tratamiento de amiodarona.
Es importante prevenir la aparición de hipopotasemia, se debe monitorizar el intervalo QT.
Existen dos vías de administración: la vía oral se utiliza para tratamientos crónicos, se debe respetar los horarios de las tomas del fármaco y tener en cuenta que los alimentos incrementan la velocidad y la cantidad absorbida del fármaco. Y la vía intravenosa, que se utiliza en medicina de urgencias, se sugiere en unidades donde exista monitoreo continuo de constantes vitales, cardiaca y reanimación cardiopulmonar por la potenciación de los efectos adversos con el uso endovenoso como la hipotensión, bradicardia y la aparición de nuevas arritmias, incluyendo taquicardia supraventricular y torsade de pointes.
Si olvida ingerir una dosis, debe continuar con su horario de medicación habitual y no ingerir doble dosis en la siguiente toma.
Los síntomas de sobredosis son bradicardia (latidos del corazón lentos), náuseas, vómitos, somnolencia, mareos, desvanecimiento o convulsiones. Si presenta alguno de estos síntomas, debe llamar o acudir inmediatamente a urgencias, donde le aplicarán las medidas de soporte necesarias hasta que se depuren los efectos del fármaco en el cuerpo.
Mientras se encuentre en tratamiento con amiodarona y debido a sus efectos secundarios, se recomienda valoración rutinaria de tiroides por la alteración de hormonas tiroideas y aparición de bocio, hígado por la elevación de transaminasas e ictericia, función pulmonar por fibrosis pulmonar y evaluación oftalmológica por la aparición de trastornos visuales que pueden llegar incluso a causar ceguera permanente. Es importante tener en cuenta que la amiodarona puede permanecer en el cuerpo durante varios meses después de concluido el tratamiento, por lo que es importante seguir realizándose los controles hasta dos años después de finalizado el tratamiento.
La amiodarona se debe mantener en su envase original, perfectamente cerrado y a temperatura ambiente, evitando el exceso de calor y humedad.