La osteotomía es la incisión o sección quirúrgica de un hueso. En traumatología se realizan intervenciones quirúrgicas en las que se practican cortes en un determinado hueso con el fin de provocar cambios en su posición, elaborando a veces angulaciones para mejorar la postura del hueso y su función, o también para acortarlo o alargarlo según lo que se precise. A veces se realiza para corregir la postura de un fragmento de hueso fracturado. Este tipo de intervenciones se llevan a cabo sobre todo en el miembro inferior.
Antes del inicio de la cirugía, una vez situado el paciente en el quirófano, el anestesista aplica la anestesia. Él será quien controle la situación del paciente durante todo el proceso.
Dependiendo de dónde se realice la osteotomía y el motivo, la intervención puede ir acompañada de la realización de otras intervenciones (como realización de artroscopias… etc.)
Para realizar la osteotomía el cirujano accede hasta el hueso que ha de ser intervenido, en él puede realizar cortes para extraer una pequeña cuña de hueso o añadirla, dependiendo de los requerimientos del paciente para la corrección que este precise. Estos cortes se realizan con una sierra u osteotomo.
Una vez corregida la lesión se fijan ambos extremos óseos con clavos, tornillos, placas o fijadores externos para que se produzca su unión.
Finalmente se realiza la sutura de los tejidos que han sido cortados para llegar hasta el hueso terminando por la piel.
Se indica a pacientes en los que ha habido un proceso de desgaste de una articulación (artrosis) como rodillas o caderas, para disminuir el dolor y prolongar la vida de esas articulaciones.
También se indica para la corrección del eje y postura de las extremidades que pueden estar afectadas por otras enfermedades (enfermedades congénitas, metabólicas o alteraciones en el desarrollo de los miembros… etc.), así como efectos y secuelas de traumatismos o cirugías previas.
La osteomía se realiza porque, además de modificar deformidades y alteraciones articulares intentando preservar las articulaciones del paciente y retrasar en muchos casos, la indicación de uso de prótesis articulares, se intenta con ella disminuir el dolor y el resto de síntomas que estas afecciones desencadenan en el paciente, mejorando con ello su calidad de vida y consiguiendo que este pueda volver a realizar sus actividades de la vida diaria (laborales, de entretenimiento o deportivas), sin dolor.
Como toda intervención quirúrgica, la osteotomía lleva implícitas una serie de complicaciones comunes y otras potencialmente más serias que pueden requerir tratamientos complementarios, tanto médicos como quirúrgicos, así como un mínimo porcentaje de mortalidad.
Estos riesgos pueden estar agravados por el padecimiento del paciente de otras enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, obesidad, enfermedades cardíacas… etc.
Las principales son:
Antes de la intervención el paciente será valorado por el servicio de anestesiología, que determinará el tipo de anestesia a aplicar, habitualmente anestesia general. Se debe realizar un estudio preoperatorio con analítica de sangre, radiografía de tórax y electrocardiograma.
El paciente debe informar al médico de las posibles alergias a medicamentos que puede sufrir, si porta prótesis o marcapasos, así como de si padece otras enfermedades o alteraciones, sobre todo de la coagulación de la sangre. También debe informar del tratamiento farmacológico habitual que toma.
Debe permanecer en ayunas al menos 8 horas antes de la intervención y no portar elementos metálicos como anillos, collares… etc.
El proceso de recuperación depende de la técnica utilizada y el sitio donde se ha realizado la osteotomía, así como del estado previo del paciente antes de la intervención y la calidad de hueso que tenga. Se considera que es una recuperación similar a la del proceso de curación de una fractura.
El periodo de ingreso hospitalario tras la intervención puede rondar de 2 a 5 días. Posteriormente el paciente en su domicilio irá recuperando progresivamente la movilidad, teniendo que estar los primeros días en un reposo más continuo con la pierna en alto. Inicialmente el paciente precisará del uso de muletas para la deambulación, con carga parcial muy progresiva, durante uno o dos meses después de la cirugía. En torno a los tres meses después de la cirugía el paciente podrá incorporarse de pleno a su vida habitual.
Desde el inicio de la recuperación el paciente debe ir haciendo ejercicios de activación muscular progresivamente que serán pautados por el servicio de rehabilitación.
Puede ser necesario que durante el periodo de mayor inmovilización el paciente tenga que usar un tratamiento farmacológico para evitar que se produzcan trombos en los vasos sanguíneos (heparina).
En ocasiones se precisa de una segunda intervención posterior para retirar el material utilizado para la unión del hueso como tornillos, placas, fijadores… etc.
Después de la cirugía se suele conseguir una mejora en la movilidad y el resto de funciones de los huesos así como la disminución del dolor que estuviera provocando la alteración.
Tras la intervención, el paciente realizará seguimiento por el traumatólogo en consulta ambulatoria, teniendo que realizar controles de imagen como radiografías para valorar la consolidación o unión del hueso, y la corrección anatómica que se ha querido conseguir, así como la vigilancia de las posibles complicaciones que pudieran aparecer tras la intervención.
La osteotomía es un proceso quirúrgico que frecuentemente se aplica para correcciones en el eje a nivel de la rodilla, seguidas de las realizadas a nivel de la cadera.
Una osteotomía correctora es aquella que se realiza para corregir desviaciones del eje normal de los miembros en el cuerpo, malposiciones o malformaciones de los miembros, sobre todo inferiores.
Con ella se alinean correctamente los ejes mecánicos de las extremidades, se corrigen las posiciones viciosas de las articulaciones, de tal forma que se mejora la estática de la bipedestación (estar de pie), sedestación (estar sentado) y decúbito (estar tumbado), la dinámica de la marcha y la deambulación.
La osteotomía valguizante de rodilla consiste en la producción de un corte en la tibia en forma de cuña y su extracción con el posterior cierre del defecto y fijación del hueso, con la utilización de tornillos, placas o grapas. Se realiza para lograr la restauración del eje de carga fisiológico o normal de la articulación de la rodilla que se encuentra desviado.
La osteotomía en sí misma no es dolorosa, ya que se realiza bajo el efecto de la anestesia. Puede haber dolor durante el periodo de recuperación postoperatoria.
Aunque depende de la patología que se quiere corregir con la osteotomía, siempre que no haya complicaciones durante y después de la cirugía, los pacientes podrán llevar una vida normal tras el periodo de recuperación aproximadamente en unas 12 semanas.