Actualizado el 07/09/2021
La cesárea es una de las intervenciones más frecuentes en ginecología. Se trata de un tipo de parto que conlleva un procedimiento quirúrgico para facilitar que se produzca el nacimiento.
Consiste en una intervención quirúrgica cuyo fin es extraer el feto del útero materno por vía abdominal cuando, por diferentes causas, el parto no puede producirse por vía vaginal. En ocasiones es la forma más segura tanto para la madre como para el bebé. Sin embargo, presenta más riesgos que un parto vaginal y una recuperación más prolongada.
El parto por cesárea se lleva a cabo en un centro hospitalario por médicos cirujanos especialistas en Ginecología y Obstetricia y enfermeras matronas. Precisa de anestesia general o anestesia epidural.
La intervención incluye una laparotomía, incisión o corte horizontal en el abdomen, justo por encima del vello púbico. Después, se hace otra incisión en el útero. Primero se extrae la placenta y luego al bebé. Una vez finalizado el alumbramiento, se sutura el útero con puntos reabsorbibles y luego el abdomen, generalmente, con grapas o puntos que se retiran pasados unos días.
Una vez que se extrae al bebé y se corta el cordón umbilical, se le limpia nariz y boca y es examinado por el pediatra neonatólogo para su exploración.
Según la OMS, la tasa ideal de cesáreas se sitúa entre el 10 y el 15% de los partos. En este sentido, no están demostrados los beneficios del parto por cesárea para las mujeres o los neonatos en quienes este procedimiento resulte innecesario.
En España el porcentaje de partos por cesárea en 2018 fue del 21,8% en los hospitales del Sistema Nacional de Salud, mientras que en los hospitales privados esta tasa fue todavía más alta, llegando hasta el 36,5%.
Las ventajas de un parto por vía vaginal frente a la cesárea son evidentes. Se favorece una estancia hospitalaria más corta, una menor pérdida sanguínea y menos infecciones y fenómenos tromboembólicos. De este modo, se recomienda disminuir la tasa de cesáreas cuando sea posible, reduciendo la incidencia de las posibles complicaciones propias de una cirugía mayor: hemorragia, infecciones, daño de los órganos vecinos y los problemas asociados a la anestesia.
Existen diferentes tipos de cesárea en función de su programación o no y de la causa que las motiva.
La cesárea programada o electiva suele producirse cuando hay una circunstancia o patología materna o fetal que recomienda no llevar a cabo el parto vaginal.
Además de la previsión o la existencia de problemas durante el parto vaginal, la causa más frecuente de cesárea es su repetición debido a una cesárea anterior. Por otro lado, no todas las cesáreas electivas tienen una indicación médica, como ocurre en el caso de las mujeres que no desean parto vaginal, constituyendo una de las principales causas de cesárea.
El parto por cesárea está indicado en las múltiples situaciones en que no es posible dar a luz por vía vaginal. Las causas pueden afectar a la madre y al feto:
Un parto por cesárea es una intervención común y rutinaria, pero como cualquier procedimiento quirúrgico no está exenta de riesgos. Entre ellos, los más importantes son:
Sin embargo, en la mayoría de ocasiones la cesárea transcurre sin incidencias.
La preparación para una cesárea programada incluye la visita con el anestesista. Habitualmente, se recomienda estar en ayunas al menos 8 horas antes de la cesárea.
Una vez ingresada la paciente, se canaliza una vía venosa para la administración de sueros y antibióticos si están indicados. Se coloca una sonda vesical para la orina y se procede a la aplicación de la anestesia general o epidural.
La recuperación después de una cesárea requiere de un ingreso hospitalario de 3 a 5 días, más largo que el de un parto vaginal.
El postoperatorio requerirá de la utilización de analgésicos para aplacar el dolor, aunque se estimula a la paciente para que se levante y camine lo antes posible.
Es posible que después de la cesárea se recomiende el uso de una faja especial que ayude a contraer bien el útero.
Se puede dar de mamar al bebé nada más terminar la cesárea y la recuperación de la anestesia, aunque a veces tarda en subir la leche algunos días.
La cesárea es un procedimiento quirúrgico cuyo fin es dar a luz cuando el parto no es posible por vía vaginal.
El parto por cesárea está indicado en aquellas situaciones que ponen en riesgo grave tanto a la madre como al bebé.
Estas situaciones pueden ser debidas a enfermedades de la madre, riesgo de infección del bebé durante el parto vaginal, mala posición del feto o de la placenta, sufrimiento fetal, problemas pélvicos de la madre, etc.
La anestesia utilizada en el parto por cesárea puede ser anestesia general o anestesia epidural. Esta última es la más utilizada y en ella se insensibiliza de cintura hacia abajo.
No se puede afirmar con seguridad cuántos partos puede haber por cesárea, pero en el segundo embarazo el riesgo de rotura o fisura de útero aumenta. Se han descrito casos de alguna mujer que ha tenido hasta cuatro cesáreas sin complicaciones.
Cuando un parto no progresa adecuadamente por diferentes anomalías se denomina distocia. Puede dar lugar a que se produzca un parto por cesárea.
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Bibliografía