El test de glucosa es la medición del azúcar en sangre. Se conoce también como glucemia y se realiza mediante medición en sangre venosa con extracción de la misma en una vena periférica. Se realiza en general en la flexura del codo, pero también mediante un sistema de detección capilar en el que, a través de una gota de sangre de un dedo, podemos obtener la cantidad de glucemia del paciente.
El test de glucosa o test de glucemia capilar se va a realizar dando un pequeño pinchazo en el pulpejo del dedo para obtener una pequeña muestra de sangre que se pone en contacto con una tira reactiva, la cual se introduce en el aparato medidor de glucemia capilar y dicho aparato nos será el que nos dé forma inmediata la lectura del nivel de glucemia.
Las medidas del test de glucemia se pueden realizar a cualquier persona para constatar qué niveles de azúcar tiene, pero la indicación es para seguimiento de pacientes diabéticos. Es muy importante la monitorización de niveles glucémicos en niños con diabetes tipo I, en mujeres con diabetes gestacional, y en menor medida en pacientes con diabetes tipo II.
Los pacientes diabéticos precisan monitorizar sus niveles de glucosa, esto permite un mejor ajuste del tratamiento antidiabético.
Los pacientes con diabetes tipo I que precisan para un correcto tratamiento de insulina rápida conocer los niveles de glucosa, y alterar las unidades de insulina rápida que van a ponerse en función de las actividades de la vida y la comida.
Las mujeres con diabetes gestacional precisan monitorizar los niveles de glucemia para prevenir daños en el feto, ya sea por niveles muy elevados de glucemia o, por el contrario, por niveles demasiado bajos.
Los diabéticos tipo II precisan realizar controles menos frecuentes que los anteriores, pero pueden necesitar controlar hipoglucemias, que pueden llegar a ser graves. Además el conocer los niveles ayuda a regular la medicación, ya sea oral o por medio de insulina.
Los riesgos de niveles altos de insulina se clasifican en riesgos a corto plazo y riesgos a largo plazo:
La preparación de la prueba en sí misma será la desinfección de la zona del pinchazo, pero sí es importante determinar en qué momento monitorizar el nivel glucémico, ya que este no es constante y varía a lo largo del día.
En general se hacen al menos seis controles diarios: antes de el desayuno, la comida y la cena, y dos horas después de cada ingesta mencionada. En algunas ocasiones en que se observa disminución o aumento de la glucosa antes de desayunar, puede ser necesario un control más de madrugada para comprobar que el paciente no presenta hipoglucemias en ese momento que pasen desapercibidas al estar dormidos.
La recuperación de un nivel de glucosa será diferente dependiendo si es una hiperglucemia o una hipoglucemia:
Los resultados de test de glucemia capilar son inmediatos, esto permite conocer la situación en ese momento del enfermo, tomando decisiones sobre la medicación a suministrar o variar la medicación de base si fuera necesario.
En las glucemias en sangre venosa el resultado se demora unas 24 horas, por lo tanto no permiten tener el resultado de forma inmediata. Se usa más como método de diagnóstico que como sistema de monitorización.
Los alimentos que suben la glucosa rápidamente serán el azúcar (unos 15 gramos), miel (una cucharada), zumo de frutas (150 ml.) o bebidas azucaradas. Tras tomar estos alimentos el paciente deberá esperar unos 15 minutos para repetir el test de glucemia. Si esta sigue baja deberá repetirse la ingesta.
Posteriormente se va a poder comer carbohidratos de absorción lenta como son galletas o pan, esto evitará que posteriormente se vuelva a producir una bajada de azúcar.
Para diagnosticar a una persona de diabetes puede presentarse diferentes situaciones:
Los niveles normales de glucosa en ayunas de 8 horas oscilan entre 70 y 110 mg/ml. Cuando se trata de glucemia, dos horas tras ingerir alimento será menor de 140 mg/ml
Los niveles normales de colesterol total deberán ser inferiores a 200 mg /ml. Además del colesterol total es importante el colesterol LDL ( conocido como colesterol malo) que deberá estar por debajo de 145 mg/ml. El colesterol HDL (conocido como colesterol bueno), deberá ser superior a 40 mg/ml.
El equilibrio entre los tres valores es el que nos indicará si un paciente debe ser tratado o no. Existen tablas de riesgo cardiovascular en las que entran el sexo de la persona, la edad, la tensión arterial, el colesterol total y, dependiendo de si el paciente es fumador o no, nos dará un nivel de riesgo que nos dirá cuándo tratarle.
El colesterol se mide buscando la sustancia en la sangre. Para ello, se extrae una pequeña cantidad de sangre de unos 10 ml de una vena periférica, y es enviada al laboratorio de bioquímica, donde se tasará la cantidad de colesterol disuelto que tiene la sangre, y se dará el resultado en mg/ml. En la actualidad también existe la posibilidad de medir el colesterol en sangre capilar mediante tiras reactivas, de forma similar a como se hace con la glucosa.