La toracocentesis es un procedimiento de cirugía menor, que se realiza para evacuar el líquido que se encuentra entre la pleura visceral y la pleura torácica (membrana que reviste los pulmones por fuera, y la pared torácica por dentro).
La toracocentesis se realiza:
La toracocentesis está indicada para personas que presentan derrame pleural que da lugar a un mal funcionamiento de los pulmones, al impedir su correcta expansión.
El derrame puede ser de origen infeccioso o bien por tumores malignos.
La toracocentesis se realiza para extraer el líquido, que acumulado en la pleura da lugar a que los pulmones no se expanden con facilidad, esto se traduce en aumento de la disnea (dificultad para respirar) del paciente. Al retirar este líquido el paciente respirará mejor. También permite su análisis en el laboratorio para diferenciar un líquido infeccioso de uno que no lo es, y el estudio de posible tumoraciones malignas que lo hayan producido.
Los riesgos de la toracocentesis son:
La preparación de una toracocentesis conlleva la realización de un radiografía de tórax o una ecografía previa para conocer la situación del líquido y realizar la toracocentesis de forma efectiva.
En los cinco días previos a la toracocentesis el paciente no debe consumir fármacos antiinflamatorios como el ibuprofeno, y si está anticoagulado debe de ponerlo en conocimiento del médico.
La recuperación de la toracocentesis suele ser buena. En unas horas, salvo complicaciones, el paciente podrá realizar sus actividades normales excepto su actividad laboral, para la que debe de esperar unos 15 o 20 días.
En las primeras 24 horas debe de ser revisado por un sanitario para comprobar que el apósito que se ha colocado no presenta un manchado anormal.
Los resultados de la toracocentesis son inmediatos. Si se trata de extraer líquido, el paciente recupera la función ventilatoria normal de los pulmones.
Las pruebas de laboratorio pueden tardar entre una semana y quince días, ya que será preciso el cultivo para descartar posibles procesos infecciosos.
También se envía el líquido a anatomía patológica en aquellos casos que se sospecha posibilidad de derrame maligno (producido por un cáncer), ya que esto permite conocer el tipo de cáncer que tiene el paciente.
La toracoscopia es una técnica quirúrgica que permite, abriendo el tórax, mirar patologías en su interior ya sea a nivel pleural o pulmonar.
Se realizan pequeñas incisiones de unos dos centímetros en el tórax por las que se mete el endoscopio (aparato quirúrgico que lleva una cámara en su extremo), y permite visualizar el interior.
La cavidad pleural es un espacio que se encuentra entre los pulmones y la pared torácica. Su límite son dos membranas llamadas pleura pulmonar, por cubrir los pulmones, y pleura torácica, por recubrir el interior de la pared torácica. Esta cavidad se encuentra normalmente vacía. Es pues una cavidad virtual pero en ciertas circunstancias se puede llenar de líquido, lo que se conoce como derrame pleural. Ante la rotura del pulmón por un traumatismo, esta cavidad también se llena de aire, es lo que se conoce como neumotórax.
La punción pulmonar es la técnica quirúrgica que se realiza para extraer una muestra pequeña de tejido pulmonar, si se realiza a través del tórax se denomina punción pulmonar transtorácica.
En esta técnica se realiza una punción con aguja fina, que puede ser guiada a través de una ecografía para localizar exactamente la zona que queremos biopsiar.
La toracocentesis es una técnica quirúrgica menor que se puede realizar en consultas equipadas para tal fin, conocido entre el personal sanitario como “quirofanito”, ya que requiere que se guarde cierto nivel de asepsia (limpieza propia de un quirófano) para evitar posibles complicaciones infecciosas.
La toracocentesis es una técnica que realiza el cirujano torácico, aunque también la pueden usar los neumólogos y los médicos intensivistas. Todas estas especialidades están formadas para realizar las toracocentesis y actuarán unos u otros dependiendo de las circunstancias del momento.