La toracoscopia es una cirugía poco invasiva en la que se realizan incisiones en la zona del tórax para observar los órganos de la caja torácica desde el interior.
Con el uso de endoscopios, que poseen cámaras, se ve el interior; además este instrumento posee otros elementos que permiten extraer muestras en caso necesario sin necesidad de abrir el pecho del paciente.
En primer lugar, se le administra anestesia general al paciente, en la mayoría de los casos, para que no tenga dolores durante la intervención.
Una vez el paciente esté sedado y colocado de manera lateral sobre la camilla, se procede a desinfectar la zona torácica, y el cirujano realiza tres incisiones por las que se introduce el endoscopio.
Mediante él, se puede observar el interior de la caja torácica del paciente gracias a la cámara que lleva, e incluso recoger muestras para una biopsia con unas pinzas integradas.
Toda la prueba es grabada en video para que se pueda analizar detenidamente por el médico.
Cuando se considera finalizada la intervención, se extraen todos los utensilios médicos empleados y se cierran las incisiones con puntos de aproximación, tapados con un vendaje compresivo. Se suele dejar un tubo para drenar los posibles líquidos y/o sangrados en las horas posteriores.
Este tipo de cirugía se emplea principalmente en pacientes en los que es necesario extraer una muestra para una biopsia, para extraer un tumor del pulmón, para eliminar el pus tras una infección, si padece una pleurodesis (efusión pleural que se produce como consecuencia de procesos inflamatorios o tumorales de la pleura) para drenar el líquido y/o ante una coagulación alrededor de los pulmones.
Es una cirugía mínimamente invasiva, menos dolorosa y de más rápida recuperación que una toracotomía (apertura directa del tórax), y permite observar el interior de la caja torácica perfectamente.
A pesar de que esta técnica quirúrgica está muy avanzada, pueden darse algunos riesgos durante su desarrollo como:
No se debe realizar esta intervención en pacientes con una insuficiencia respiratoria o cardíaca grave, si padece una infección en el momento de realizarla, o en caso de que su organismo tenga problemas de coagulación.
La toracoscopia requiere ingreso hospitalario desde la noche anterior a la intervención. El paciente deberá permanecer en ayunas 8 horas antes, y en las dos o tres semanas previas no debe tomar ningún anticoagulante.
Además, deberá indicar las posibles alergias a medicamentos o anestesia y los que está tomando de forma habitual, por si es necesario suspender el tratamiento hasta que se realice la prueba.
Tras la intervención, el paciente deberá permanecer ingresado entre dos y tres días. En caso de que se haya realizado para extraer una muestra para analizar (biopsia), el ingreso no durará más de un día.
Deberá expulsar la anestesia que se le ha administrado, y podrá sufrir náuseas, vómitos y mareos.
Según la finalidad con la que se realizó la prueba, así será su recuperación, en cuanto a los dolores y los drenajes colocados. El drenaje será retirado en las horas posteriores y las incisiones han de ser curadas durante unos días.
En caso de extremo dolor consultar con el médico la toma de algún antiinflamatorio. Se recomienda que el paciente no realice esfuerzo físico tras la toracoscopia.
Después de finalizar la toracoscopia los resultados pueden estar listos, a no ser que se necesiten pruebas complementarias como una biopsia para dar el diagnóstico final al paciente. Por lo que los resultados suelen tardar algunas semanas.
Toracoscopia por la cual el médico accede a la cavidad pleural del paciente, es decir, a la membrana que recubre los pulmones y la caja torácica.
De esta forma puede sacar muestras de la pleura o eliminar el líquido que contenga.
Durante el desarrollo de la prueba el paciente se encuentra anestesiado, luego no padece dolor.
Tras la cirugía, puede notar molestias en las incisiones o en la cavidad torácica.
Intervención quirúrgica mínimamente invasiva, que se realiza mediante tres incisiones en la caja torácica, mediante las cuales se accede a los pulmones del paciente con utensilios médicos.
Esta intervención puede tener una finalidad de diagnóstico, de manera que se observan los pulmones desde el interior e incluso se puede tomar alguna biopsia.
Si, por el contrario, tiene una finalidad de cirugía, se realizará la intervención de manera menos invasiva que una toracotomía.
Dependiendo de la finalidad con la que se realice, puede durar desde una hora, si se busca extraer una biopsia en concreto, hasta más de 6 horas, si se emplea como cirugía pulmonar.