El tratamiento de la sífilis se basa en la administración de una serie de fármacos antibióticos que tienen como fin eliminar la bacteria (Treponema Pallidum) que produce esta enfermedad infecciosa de transmisión sexual, con el fin de restringir sus manifestaciones clínicas y su evolución.
El tratamiento se instaura según el tiempo de evolución de la enfermedad y las manifestaciones clínicas que presenta el paciente en el momento del diagnóstico.
El primer tratamiento de la sífilis es un antibiótico: la penicilina G Benzatina, en una única dosis, o en varias, según la fase de la infección en el momento del diagnóstico, administrada por vía intramuscular. Se pueden utilizar además otros antibióticos alternativos igualmente efectivos, que se pueden administrar también en pacientes alérgicos a penicilinas.
El tratamiento está indicado a todos los pacientes a los que se les diagnostica la enfermedad, sea cual sea la fase en la que se encuentren.
Además, todas las parejas sexuales que ha tenido un paciente diagnosticado de sífilis (primaria, secundaria o latente) en los últimos 90 días, deben considerarse posiblemente infectados por la bacteria, incluso si inicialmente en los análisis no se detecta presencia de enfermedad (son seronegativos), por lo que deben ser tratados en todos los casos. El seguimiento y tratamiento se amplía a todos los contactos sexuales de los últimos dos años, de los pacientes a los que se les diagnostica una sífilis terciaria.
El tratamiento se realiza siempre con fines curativos y para prevenir la transmisión de la enfermedad a otras personas con las que el paciente pueda mantener contacto sexual.
Los riesgos del tratamiento de la sífilis van asociados a los posibles efectos secundarios derivados de la toma de los fármacos. En el caso de la penicilina puede aparecer:
El paciente no debe hacer una preparación especial para el tratamiento. Salvo informar al médico siempre de las posibles enfermedades que pueda padecer, si realiza tratamientos farmacológicos crónicos o si presenta reacciones alérgicas a algún fármaco.
En el 50% de los pacientes se produce a las 6 horas del inicio del tratamiento, una reacción llamada “Reacción de Jarisch-Herxheimer”, que consiste en la aparición de fiebre, adenopatías (inflamación de ganglios del sistema inmune), dolor de cabeza, dolores musculares, taquicardia (aceleración del ritmo del corazón) y erupción cutánea. Esta reacción se produce por la destrucción de la bacteria en la sangre. Desaparece en 24 horas y se puede tratar con fármacos antitérmicos o corticoides, durante 3 días.
Se deben vigilar también otras posibles complicaciones derivadas de la administración del tratamiento como posibles alergias, etc.
El paciente puede tener la zona donde se ha aplicado la inyección durante los 2 primeros días algo dolorida.
La efectividad del tratamiento se evalúa por la mejora clínica y mediante controles analíticos que se deben realizar a los 3, 6 , 12 y 24 meses, o cada 6 meses hasta que analíticamente se objetive la negativización de la enfermedad.
Se considera que el tratamiento no ha sido efectivo cuando aparecen nuevos síntomas relacionados con la sífilis, o si las determinaciones analíticas no objetivan una disminución bacteriana en el organismo.
Siempre que se realiza el diagnóstico de sífilis hay que hacer también pruebas analíticas para determinar si además, el paciente presenta infección por el virus del sida (VIH), ya que frecuentemente estas infecciones pueden ir asociadas.
La transmisión de la sífilis se produce tras un contacto sexual con una persona infectada durante la fase primaria y secundaria de la enfermedad (el riesgo es de alrededor del 30%), o por vía transplacentaria de la madre al feto (sífilis congénita). Más raramente se produce la transmisión por vía hematógena (por la sangre). El germen penetra en la piel, habitualmente a través de una abrasión o herida superficial.
El VDRL (Venereal Disease Research Laboratory) es una determinación analítica de la sangre, dentro de las pruebas llamadas serológicas no treponémicas (anticuerpos o proteínas que el sistema de defensa del paciente fabrica contra la enfermedad pero que son inespecíficas). Cuando el VDRL es positivo en un paciente, en un alto porcentaje puede ser debido a que padezca sífilis, pero esta determinación también puede estar aumentada en otras enfermedades (lupus, artritis reumatoide, enfermedades del hígado, etc.) por lo que se debe confirmar el diagnóstico de sífilis realizando otras determinaciones analíticas más específicas para sífilis (serología treponémica).
Los porcentajes de positividad en las distintas fases son: 5% en sífilis primaria, 100% en sífilis secundaria, 95% en sífilis latente precoz y 70% en sífilis latente tardía y terciaria.
La sífilis primaria es la fase inicial de manifestación de la enfermedad sifilítica tras el periodo de incubación. Se manifiesta con la aparición de una lesión ulcerada, no dolorosa, indurada (dura a la palpación), llamada chancro sifilítico, que aparece frecuentemente en el pene en los varones, o en los labios mayores en la vulva de la mujer, aunque en un 5% de los casos puede aparecer en otras localizaciones, dependiendo de las prácticas sexuales del sujeto (ano, boca). Esta úlcera cura espontáneamente entre 1 – 6 semanas.
En la fase inicial de la sífilis cuando hay presencia de úlceras, se puede identificar la bacteria al obtener muestras del exudado de estas, analizándolas mediante cultivos microbiológicos.
Además, se puede diagnosticar mediante un análisis de sangre (pruebas serológicas), bien para confirmar la infección, o bien para realizar el seguimiento y comprobar la efectividad del tratamiento.
Puede estar indicado si existen síntomas de afectación neurológica, la realización de un estudio analítico del líquido cefalorraquídeo (que rodea la médula espinal), realizando su extracción mediante una punción lumbar.
En las mujeres embarazadas, con el fin de prevenir la transmisión de la enfermedad al feto, se realizan controles analíticos para detectar la posible presencia de la infección.
Los síntomas de la sífilis son distintos dependiendo de la etapa de manifestación, según su evolución y de si la enfermedad no ha sido tratada médicamente.
En la sífilis primaria aparece una úlcera no dolorosa habitualmente en los órganos sexuales externos, acompañada de inflamación de los ganglios linfáticos regionales (estaciones del sistema inmune en la ingle), que puede durar de 1 a 6 semanas y cura de forma espontánea.
En la sífilis secundaria, que aparece en el 50% de los pacientes por extensión de la enfermedad, se manifiestan síntomas como fiebre, malestar general, mialgias (dolores musculares), adenopatías generalizadas (aumento del tamaño de los ganglios linfáticos). En un 80% de los pacientes aparece una erupción cutánea con lesiones rojas redondeadas que pueden estar sobreelevadas. Aparecen en el tronco y se van extendiendo al resto del cuerpo pudiendo afectar a palmas y plantas, a la cara, el cuero cabelludo, mucosas (revestimientos de orificios como la boca). Puede durar desde semanas hasta un año. También puede haber afectación de otros órganos como el hígado (hepatitis), el riñón (glomerulonefritis), etc..
Después de la sífilis secundaria y en un 50% tras la primaria, puede aparecer un periodo asintomático de duración variable llamada sífilis latente.
Por último, puede desarrollarse una sífilis terciaria (en un tercio de los paciente no tratados anteriormente), en la que se producen síntomas derivados de la afectación neurológica (neurosífilis, con afectación de las meninges (membranas que recubren el sistema nervioso), demencia,etc.), afectación cardiovascular (insuficiencia aórtica (malfuncionamiento de una válvula del corazón),etc.), o aparición de gomas (formaciones nodulares o con forma de placas redondeadas que pueden afectar a los huesos, piel, pero también a cualquier otro órgano y producir su destrucción).