El tratamiento de la depresión es el uso de psicofármacos y terapia psicológica para lograr el equilibrio en la salud mental y emocional de la persona que se encuentra afectada por ella.
El tratamiento de la depresión tiene una parte farmacológica con:
La mayoría de los fármacos para tratar la depresión van a ser usados en una única dosis diaria, los fármacos más sedantes se suelen administrar por la noche para intentar regular el sueño del paciente.
El tratamiento psicológico incluye terapia cognitivo-conductual, que trata de conseguir que el paciente evalúe la situaciones reales, sin carga negativa y aprendiendo a dar explicaciones racionales, como alternativa a las reacciones impropias que el paciente realiza. Tratan de cambiar las conductas de respuestas a estas situaciones por otras que permitan un enfoque diferente del problema. Se le indicarán al paciente tareas que, de forma progresiva, se irán dificultando para obtener un correcto entrenamiento para afrontarlas.
El tratamiento de la depresión está indicado para aquellas personas que presentan una depresión instaurada, no en aquellas con ánimo depresivo. El trastorno depresivo es el que produce alteración en la vida del paciente, con la familia, el ocio y el trabajo. Se deberá sentir triste todo el dia y todos los días perdiendo el interés por las cosas normales. Puede ir asociado a pérdida o ganancia de peso, trastornos del sueño, fatiga y sentimiento de inutilidad, siendo estos los principales síntomas depresivos.
El uso de fármacos y de terapias cognitivo-conductuales va a ayudar al paciente a recuperarse de la situación de tristeza continua en la que se encuentra.
De todas formas hay que tener en cuenta que algunos pacientes depresivos volverán a tener depresión a lo largo de su vida, siendo normales las recaídas, que se pueden tratar con los mismos fármacos y terapias que se usaron en los otros episodios hasta lograr una mejoría.
El riesgo más importante del tratamiento de la depresión es en el inicio, en pacientes que han tenido ideas de hacerse daño a sí mismos que pueden intentar quitarse la vida. Es importante comentar al médico estas ideas para que pueda elegir el fármaco más eficaz.
Son frecuentes los dolores de cabeza y las molestias gastrointestinales como náuseas o vómitos, pero estos efectos desaparecen tras tomar unos días los fármacos y acostumbrar al organismo.
Algunos fármacos como la ISRS pueden producir como efecto secundario pérdida del deseo sexual. Si esto ocurre el paciente deberá de consultar al médico, quien le indicará cómo debe actuar o cambiará el fármaco si fuera necesario.
El tratamiento de la depresión no necesita preparación previa, es un tratamiento farmacológico que se puede empezar a tomar el mismo día que se prescribe. Lo más importante es realizar un diagnóstico certero de la depresión, y elegir dentro de los fármacos el que mejor pueda resultar para controlar los efectos adversos del mismo.
Respecto a la terapia cognitiva-conductual, solo lleva aparejada la necesidad de una actitud positiva hacia el cambio en el paciente, ya que los ejercicios que le indiquen deben ser realizados para conseguir una mejoría.
Respecto a la recuperación del tratamiento para la depresión, el paciente debe conocer que los tratamientos se van a extender durante al menos una año, y que la recuperación no será con la primeras pastillas, es necesario, al menos, tomarlas durante 20 días para comenzar a notar la recuperación. El paciente no pasará a estar alegre todos los días y todo el día, sino que de modo paulatino comenzará a notar que tiene menos sensación de tristeza y poco a poco irá recuperando el dominio de su vida diaria, volviendo a disfrutar de las cosas como hacía antes.
Se puede decir que todos los pacientes mejoran de una depresión, pero hay que tener en cuenta que es una enfermedad que puede ser recurrente, esto quiere decir que pasado un tiempo puede volver a aparecer. Esta circunstancia no debe alarmar al paciente, este debe de aprender a consultar con el médico al empezar a sentir los síntomas para lograr una recuperación más rápida y segura.
Una pequeña parte de los pacientes puede tener que tomar fármacos de manera casi continua, pero pese a ello podrán tener una vida normal.
Las causas de la depresión no son bien conocidas en el momento actual, sí parece que en algunos casos puede haber factores desencadenantes externos, es la llamada depresión exógena, pérdida de un familiar, de una casa o de un trabajo pueden ser ejemplos de ello, también existe depresión postparto, que parece tener un componente hormonal, y por último la depresión endógena cuyas causas no se conocen pero que sin duda están relacionadas con la acción de los neurotransmisores a nivel cerebral (sustancias que usan las neuronas para comunicarse entre sí).
Sí, existen test en lo que los psiquiatras se apoyan para tratar de diagnosticar proceso depresivos como:
Los tipos de depresión son principalmente dos, la depresión endógena, en la que no tiene una causa exterior que la produzca, y la depresión exógena, que es la que está producida por alguna causa o problema exterior. En la actualidad más que estos términos, se usan depresión mayor cuando su duración es mayor que un año, y depresión menor si dura menos de ese tiempo.
La depresión crónica es la depresión que se mantiene en el tiempo, y no terminan de mejorar los síntomas. Cuando los síntomas no desaparecen pero sí disminuyen se habla de distimia.