La fiebre amarilla es una enfermedad vírica, propia de países tropicales, que se transmite por la picadura de mosquitos infectados.
Sus síntomas aparecen entre los 3 y 6 días después de la picadura del mosquito, provocando en el paciente escalofríos, fiebre, dolores de cabeza y musculares. La sintomatología del paciente infectado puede agravarse con la inflamación del hígado y la presencia de hemorragias nasales, digestivas y oculares, siendo letal en algunos casos.
El nombre de fiebre amarilla se debe a la ictericia, un color amarillento en la piel y las mucosas del paciente cuando contrae la enfermedad, debido al aumento de la bilirrubina en sangre.
La vacuna de la fiebre amarilla, consta de una sola dosis que se inyecta vía intramuscular o subcutánea al paciente.
Aunque los efectos de la vacuna se estiman que sean de por vida, se recomienda poner un recuerdo cada 10 años para prevenir la posibilidad de infección ante esta enfermedad vírica.
Se puede administrar de manera simultánea con otras vacunas, a excepción de la triple vírica, con la cual deben de pasar un mínimo de 4 semanas entre la administración de ambas, para evitar que una interfiera en la otra.
Esta vacuna se puede administrar a personas desde los 9 meses a los 60 años de edad, siendo indicada para aquellas personas que van a viajar o vivir en zonas donde el riesgo de contagio es muy elevado, sobre todo en las zonas tropicales de Sudamérica y África.
El riesgo de infección por fiebre amarilla en áreas de transmisión es muy elevado, por ello al tratarse de una vacunación sencilla y segura que consta de una dosis, se deben vacunar los habitantes o viajeros de dichas zonas.
Esta vacuna, al igual que las demás puede provocar sintomatología local como la inflamación de la zona inyectada así como malestar general o fiebre.
Supone un riesgo, y por tanto está contraindicada en pacientes:
Durante la lactancia, ante la posibilidad de infectar al niño a través de la leche materna.
Al ser una vacuna indicada en la mayoría de los casos para viajeros, es necesario pedir cita con una antelación mínima de 10 días a la fecha de salida.
En caso de que el paciente se encuentre enfermo, la vacunación se deberá posponer, por ello es importante la antelación a la hora de solicitar la cita.
Aplicar frío local o tomar antiinflamatorios ante el dolor en la zona de la inyección o dolores de cabeza.
Si la sintomatología se agrava debe acudir al médico, ya que en algunos casos puede provocar efectos secundarios en el sistema nervioso o algunos órganos.
Con la vacunación contra la fiebre amarilla, el paciente está protegido de infectarse, minimizando el riesgo de contagio y protegiendo su salud.
La protección que ofrece la vacuna de la fiebre amarilla se considera que es indefinida, de por vida, pero se recomienda una vacuna de recuerdo cada 10 años.
La fiebre amarilla se produce por la infección de un virus del género Flavivirus que se transmite por la picadura de mosquitos.
La fiebre amarilla solo se puede transmitir mediante la picadura de mosquitos infectados por el virus, no de persona a persona.
Las personas que se contagian de la fiebre amarilla solo pueden transmitir el virus los 5 días después de aparecer los primeros síntomas y mediante el mosquito.
Los mosquitos de la familia de los Aedes y Haemagogus, son quienes transmiten la enfermedad, la cual se considera que tiene su origen en los primates.
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica que puede prevenirse mediante la vacunación.
La vacuna, de tipo vivo atenuado, consta de una dosis, que se debe aplicar mínimo 10 días antes de exponerse a la fiebre amarilla, y actualmente la única aprobada recibe el nombre de Stamaril®.
La malaria y la fiebre amarilla, tienen en común que se transmiten sólo por la picadura de mosquitos.
Pero, se diferencia en: