La tuberculosis es una enfermedad bacteriana ocasionada por la Mycobacterium tuberculosis, que afecta a los pulmones.
Esta enfermedad es muy contagiosa ya que se propaga por el aire, transmitiéndose de persona a persona cuando una de ellas la padece, mediante un simple estornudo o tos.
La tuberculosis puede resultar mortal, pero si se trata es curable y prevenible.
La vacuna de la tuberculosis recibe el nombre de vacuna BCG, debido a que se introduce en el cuerpo del paciente el germen debilitado del bacilo de Calmette y Guérin, para crear una inmunidad frente a él.
Se administra una sola dosis, ya que no se aprecia ventaja en la administración de más dosis. Se aplica de forma intradérmica, generalmente en el deltoides.
Mediante la vacuna BCG el paciente adquiere inmunidad celular. Se administra a los niños recién nacidos, no siendo recomendable su aplicación a adultos, aunque en casos concretos se les puede vacunar si son pacientes de riesgo y han dado negativo a la prueba de la tuberculina.
El grado de protección que genera esta vacuna varía dependiendo del paciente, su edad, entorno, etc.
La vacuna contra la tuberculosis no se aplica de manera sistemática a todos los niños recién nacidos, sino a aquellos que vivan en zonas endémicas y con alto riesgo ante la exposición a la tuberculosis.
Se recomienda también la vacunación a la personas adultas expuestas a la M. tuberculosis multirresistente.
La vacuna aporta protección ante la enfermedad de la tuberculosis en niños pequeños y lactantes, de manera que se administra para inmunizarles y prevenirles ante esta patología.
En la zona donde se inyecta la vacuna suele producirse una reacción cutánea, apareciendo a las 2 ó 6 semanas una pápula (pequeña tumoración eruptiva de la piel, que se resuelve espontáneamente y sin dejar cicatriz), que se ulcera y acaba siendo una costra. Se cura aproximadamente a las 10 semanas y suele quedarse una cicatriz en el paciente.
También puede aparecer un pequeño ganglio (abultamiento de forma y tamaño variables, de un vaso linfático o de un nervio), en la axila o clavícula, por la proximidad a la zona de inyección de la BCG.
Al ser un germen debilitado el que se inyecta en el cuerpo del paciente, no se recomienda la vacunación en embarazadas, personas con el sistema inmunitario debilitado, ni en pacientes con tuberculosis, ya que el riesgo en ellos es mayor.
Ante la necesidad de vacunación contra la tuberculosis, el paciente debe solicitar cita previa en su centro de salud.
En caso de duda ante la necesidad o no de la vacuna por encontrarse en un situación de riesgo, debe consultarle a su médico.
Si nota molestias en la zona donde se administró la inyección, aplicar frío local. Su cuidado solo precisa higiene habitual. Si los ganglios se agravan o aparecen otros síntomas distintos debe acudir al médico.
Debe recordar cumplir con las indicaciones de la cartilla de vacunación, y revisar si es necesario cuando debe acudir a que le administren la dosis.
La vacuna BCG frente a la tuberculosis tiene una eficacia del 80% en los pacientes, sobretodo en las formas más graves en las que se presenta esta enfermedad.
De manera que los pacientes que la requieren consiguen que su organismo cree una respuesta inmune ante la tuberculosis, previniendo contagiarse.
BCG son las siglas de: Bacilo de Calmette y Guérin, la vacuna que previene la tuberculosis en el organismo humano.
Dicha vacuna contiene bacilos debilitados de la Mycobacterium bovis, la bacteria que produce la enfermedad.
La vacuna BCG protege ante la enfermedad bacteriana de la tuberculosis, de manera que los niños pequeños o recién nacidos adquieren inmunidad en un 80%, siendo también aplicada en adultos con alto riesgo de contagio.
Al introducir en el cuerpo humano el germen debilitado de la tuberculosis, el organismo crea una respuesta inmune, protegiéndolo de la enfermedad.
Se recomienda administrar la vacuna BCG (vacuna contra la tuberculosis), de manera intradérmica, por debajo de la capa superficial de la piel, preferiblemente en la zona del hombro.
La DTP, también llamada triple bacteriana, constituye la vacuna contra el tétanos, difteria y tosferina celular. Se introduce el germen que produce estas enfermedades, debilitado o muerto en el organismo de los pacientes.
Se recomienda suministrarla a los niños mediante 6 dosis, 5 de ellas entre los 2 y los 18 meses, y la última dosis antes de los 6 años.
La DTPa es la vacuna contra el tétanos, difteria y tosferina acelular, de forma que se introducen los antígenos purificados y no el germen.
Contiene una carga estándar del antígeno y se recomienda suministrar a los niños en 5 dosis: a los 2,4,6,15 y 18 meses; y una sexta dosis antes de los 6 años.