La pérdida de apetito hace referencia a la disminución o a la falta del deseo de comer. Es la sensación de no tener hambre y puede aparecer a cualquier edad. La falta de apetito puede aparecer de manera puntual y no tener consecuencias, o bien prolongarse en el tiempo, lo que podría llevar a una desnutrición, pérdida de peso y alteraciones importantes en la salud, por lo que es importante acudir al médico para descartar que la causa sea por una enfermedad. La pérdida de apetito nos puede llevar a una situación de cansancio, debilidad, fatiga y disminución de las defensas, que nos hace susceptible a enfermedades tanto físicas como mentales.
No hay diferentes tipos de pérdida de apetito, pero si hay diferentes maneras de nombrarla: inapetencia, anorexia o hiporexia, esta última se refiere a la pérdida de apetito en las personas mayores.
Entre la posibles causas podemos destacar:
Causas físicas:
Causas psíquicas:
Otras de las causas pueden ser los cambios ambientales, en primavera y verano suele disminuir el apetito debido a que se necesita menos energía para regular la temperatura.
En los ancianos la falta de apetito o hiporexia puede estar causada por la pérdida de percepción de sabores y olores, disminución de ejercicio físico, problemas de masticación, emociones negativas, ingreso en residencias u hospitales.
Cuando la pérdida de apetito es puntual en un determinado momento, no implica consecuencias.
En caso de que se prolongue en el tiempo, es importante acudir al médico porque puede ser causa de una enfermedad y es importante hacer un diagnóstico temprano y recuperar las ganas de comer cuanto antes para no llegar a una malnutrición.
El tratamiento irá dirigido a la causa, de manera que una vez resuelta, volverán las ganas de comer.
La pérdida de apetito en momentos puntuales no tiene consecuencias. La pérdida de apetito durante periodos largos de tiempo puede influir en el sistema inmunológico con una bajada de defensas, haciéndonos propensos a enfermedades, malnutrición, falta de aporte de nutrientes, pérdida de peso, pérdida de masa muscular y de fuerza, decaimiento, e influyendo negativamente en nuestra salud mental.
La pérdida de apetito nos puede causar cualquier enfermedad infecciosa por afectar al sistema inmunológico, alteración en el funcionamiento de los órganos como el hígado, las tiroides o los riñones. También diabetes, anemia, caries, cáncer, osteoporosis, Beriberi (falta de vitamina B)… y enfermedades mentales como depresión.
La pérdida de apetito se puede combatir:
Los alimentos recomendables para recuperar el apetito son los que tienen un alto contenido energético como los frutos secos, la pasta o el aguacate, entre otros. Las comidas frías o a temperatura ambiente suelen ser más apetecibles por no tener olores fuertes como los sándwiches, las ensaladas, los helados, la fruta, el pavo, el jamón, los huevos, el pan, el arroz, los cereales, los frutos secos, el aceite de oliva y el batido de frutas.