Descarga la aplicación
google play storeapple store


Cirugía Ortopédica y Traumatología

La especialidad
Artículos especializados
Enfermedades
Síntomas
Otros contenidos
Todos los Detalles sobre el Síndrome de Wartenberg
Artículo especializado

Todos los Detalles sobre el Síndrome de Wartenberg

Cuando el paciente llega a consulta con síndrome de Wartenberg, normalmente lo hace con una férula, molestias a lo largo de todo el día y un poco cansado de tener que tomar antiinflamatorios. Aquí el papel del fisioterapeuta tiene una gran importancia. Veamos cómo puede ayudar. El síndrome de Wartenberg es una enfermedad poco común que se caracteriza por comprimir la rama sensitiva del nervio radial. Este nervio es el que inerva la superficie dorsal (superior) del antebrazo, el pulgar y el segundo y tercer dedo. Cuando se ve comprimido produce dolor, hormigueo y pérdida de sensibilidad en cualquier parte de su recorrido. Por suerte, no es muy común y, en cualquier caso, el diagnóstico de esta patología se hace mediante una entrevista y una exploración médica con el médico de familia o neurólogo ya que en algunas ocasiones precisa de alguna prueba complementaria como la elecromiografía, la ecografia o la radiografía para la confirmación del diagnóstico. ¿Cómo aparece este síndrome? Seguramente esta sea la pregunta que más me hacen los pacientes. El saber cómo aparece ayuda a evitar recaídas , ya que cuando conocemos las causas de aparición ponemos medios. Por desgracia, este síndrome no tiene un sólo mecanismo de aparición, sino que presenta múltiples causas que hacen que el nervio se vea comprimido. Algunas serían: Variaciones anatómicas Sobreesfuerzos Traumatismo (fractura, contusión) Relojes de pulsera muy ajustados Exposición repetida al frío intenso Y menos común sería la presencia de masas (tumores, lipomas…) ¿Qué tratamiento tiene? Después de ser diagnosticados de este síndrome los pacientes suelen ponerse nerviosos ya que al escuchar que algo está presionando el nervio creen que la solución es la de intervenir quirúrgicamente. Indicaros que podéis estar tranquilos, pues el mejor tratamiento es el no quirúrgico. En un estudio publicado en International Orthopaedics , se encontró que el 71% de pacientes con tratamiento conservador tuvieron buenos o excelentes resultados, mientras que el 74% con tratamiento quirúrgico tuvieron un resultado parecido. Esto quiere decir que no por pasar por quirófano se van a obtener mejores resultados. En este caso el tratamiento conservador que consistirá en reposo con férulas, modificaciones en la actividad laboral (evitar movimientos repetitivos) y antiinflamatorios no esteroideos para controlar el dolor, serán una muy buena opción de tratamiento. Pero cabe recordar que cada caso es un mundo y al final la decisión de tratamiento debe ser acordada conjuntamente con el médico que lleva el caso. ¿Y qué papel tiene el fisioterapeuta en este síndrome? Cuando el paciente llega a consulta normalmente aparece con una férula, molestias a lo largo de todo el día y un poco cansado de tener que tomar antiinflamatorios para paliar este cuadro. Aquí el papel del fisioterapeuta tiene una gran importancia . Desde el ámbito de la fisioterapia intentaremos paliar el dolor mediante la estimulación eléctrica directa (TENS) y los ultrasonidos. Además, paralelamente intentar liberar el nervio mediante el abordaje neurodinámico. ¿Qué es el abordaje neurodinámico? Pues, para empezar, este tipo de abordaje tiene en cuenta que el sistema nervioso es un todo continuo, un tejido interconectado, tanto en el plano funcional como físico, y por ello es una técnica que consiste en realizar diferentes tensiones que pueden generarse en un punto determinado de la estructura , implicando de esta manera un efecto de movilización en otro más distanciado. Este tipo de terapia la debería realizar un fisioterapeuta especializado en neurodinámica. Además, este abordaje va acompañado de ejercicios que el paciente debería realizar en casa. Como fisioterapeutas, ayudamos al paciente en su recuperación, pero si el no pone de su parte para hacer los ejercicios que se le pautan, de poco servirá el tratamiento que podamos hacer en consulta, por ello es importante la total implicación para una mejor y rápida recuperación. ¿Cuánto voy a tardar en curarme? Por desgracia, esta pregunta no tiene nunca una única respuesta. La mejoría de la sintomatología dependerá del grado de implicación del paciente, y de la causa . Hay personas que pueden estar más tiempo de reposo que otras y que hacen todos los días los ejercicios que el fisioterapeuta le prescribe. Todo esto, favorece la recuperación. Es por ello que el tiempo que se tardará en curarse dependerá de muchos factores que son imposible de predecir. RECUERDA… Si notas dolor y pérdida de sensibilidad en la cara superior del brazo, pulgar y segundo y tercer dedo de la mano no estaría de más acudir al médico para comentar la sintomatología y que este valore la situación. ¿Cómo puedo evitarlo? Evitar este síndrome pasa por evitar los movimientos repetitivos que inflamen la musculatura del antebrazo y que podrían ser uno de los causantes del atraimiento nervioso. No llevar el reloj de pulsera muy apretado, y evitar repetidas exposiciones al frío también ayuda. Para el resto de factores, realmente poco se puede hacer dado que en caso de una variación anatómica ya se nace con ella. Como recomendación permitirme deciros que tengáis paciencia . Estoy seguro de que con la ayuda de los médicos y los fisioterapeutas conseguiréis una rápida mejoría de los síntomas que permitirá que volváis a las actividades de la vida diaria lo antes posible.
Qué Es una Tendinopatía
Artículo especializado

Qué Es una Tendinopatía

¿Qué es un tendón y para qué sirve? Ante todo, vamos a recordar que un tendón es un haz de fibras de tejido conjuntivo semielástico que une el músculo al hueso . Más claramente, es como una goma elástica que confiere al músculo la capacidad de extenderse. ¿Y qué pasa si esta goma se inflama por cualquier motivo? Hablaríamos de una tendinitis, que es un tipo de tendinopatía. ¿Tendinitis o tendinopatía? Para ser puristas no. La tendinitis es una inflamación del trayecto tendinoso que produce dolor, incapacidad funcional e incluso crepitación. En cambio, deberíamos utilizar el término tendinopatía para hacer referencia a cualquier afectación del tendón, sea o no tendinitis . Entonces, ¿existen otras lesiones en el tendón diferentes a la tendinitis?  Por supuesto que sí: ruptura parcial o total del tendón, calcificación intratendinosa, desinserción tendinosa y tendinosis (degeneración de las fibras que componen el tendón, normalmente como consecuencia de la edad). Ahora ya tenemos claro que una tendinitis es un tipo de tendinopatía . Por ello, ante una afectación del tendón, si no tenemos la certeza de que se trate de una inflamación o tendinitis, debemos usar el término de tendinopatía. ¿Cuál es el principal síntoma que debe hacernos pensar en una tendinopatía? El dolor intenso al realizar algún movimiento en el que se vea involucrado ese tendón y, por extensión, la incapacidad funcional de la zona. Un dolor en el tendón puede ser debido a una simple posición forzada al dormir cuya evolución va a ser buena a las pocas horas. Sin embargo, puede debutar así un problema de tendón, de un día para otro y sin ningún traumatismo desencadenante. Tengo que decirte que, cuando esto ocurre, es porque el tendón hace tiempo que sufre alguna patología. ¿Por qué se originan las tendinopatías? Las tendinopatías pueden ser causadas por factores muy diferentes . Estos son los más relevantes: Sobrecarga tendinosa : es frecuente en el ámbito laboral pero no olvidemos que también utilizamos el tendón cuando realizamos actividad deportiva o cuando jugamos con nuestros hijos, por ejemplo. Microtraumatismos repetitivos : una simple calcificación puede ser la causante de un dolor insoportable en una articulación (muy frecuente en el hombro). Sería el equivalente a un cálculo renal, pero, en nuestro caso, el depósito de calcio u otro material sería en el espesor del tendón. Degeneración fisiológica : por desgaste. Alteraciones anatómicas : es posible que los espacios por lo que discurren los tendones se vean comprometidos por deformidades óseas que conlleven a desequilibrios biomecánicos. ¿Qué hacer en caso de sospechar una tendinopatía?  Debemos acudir a visita médica . Tanto el traumatólogo como el reumatólogo pueden abordar esta patología al inicio. Cuando los recursos médicos se agotan y debe recurrirse a la cirugía es el traumatólogo quién la realiza. ¿Cómo se confirma el diagnóstico? En la mayoría de los casos los síntomas que manifiesta el paciente son decisorios. Debemos confirmar el diagnóstico mediante una exploración física exhaustiva y, muy probablemente, mediante una prueba complementaria . ¿Qué pruebas son necesarias? Normalmente la primera prueba que se realiza ante un dolor en una articulación es una radiografía para ver la calidad ósea y descartar la posible presencia de una calcificación, por ejemplo. Pero no olvidemos que los tendones son radiotransparentes por lo que no nos va a ser posible estudiar su trayecto en una radiografía. Si realmente la sospecha de lesión tendinosa es alta vamos a precisar la realización de una ecografía o una resonancia magnética nuclear para llegar al diagnóstico definitivo. Tratamiento Una vez se llegue al diagnóstico de certeza tenemos que abordar el tratamiento más indicado para cada caso. La batería de tratamientos utilizada es muy amplia. Voy a tratar de darte una pincelada al respecto. En fase aguda se opta por la inmovilización temporal de la articulación afecta, la aplicación de hielo local y el tratamiento mediante antiinflamatorios vía oral.   En fase subaguda puede realizarse tratamiento rehabilitador o fisioterapia . Cuando el proceso se cronifica se recurren a otras alternativas terapéuticas como la infiltración local de corticoides (en ocasiones es preciso realizar más de una infiltración), la infiltración de plasma rico en factores de crecimiento (PRFC) y la artroscopia (que permite la visualización y reparación del tendón dañado). PLASMA RICO EN FACTORES DE CRECIMIENTO, EN QUÉ CONSISTE Por su importancia en la actualidad, vamos a hacer especial hincapié en el tratamiento mediante PRFC (Plasma Rico en Factores de Crecimiento). Se obtiene a partir de una extracción de sangre de la propia persona en la que se separan sus componentes en dos: Plasma Rico en Plaquetas (PRP) y Plasma Pobre en Plaquetas (PPP). Del primero se obtiene un gel de proteínas rico en plaquetas que se inyecta en el lugar afectado . Es, pues, un producto autólogo (obtenido del propio paciente) y, por tanto, bioseguro. Induce la liberación de factores de crecimiento plaquetarios con propiedades biológicas que favorecen la regeneración de los tejidos.  Es una de las opciones terapéuticas en pacientes con procesos artrósico-degenerativos, aunque, como el resto de tratamientos, no todos los pacientes tratados obtienen el beneficio esperado. Los objetivos que persigue son el alivio del dolor y el mantenimiento de su capacidad funcional. Finalmente, cuando se ha controlado el dolor, se recomienda ejercicio terapéutico (ejercicios musculares isométricos e isotónicos moderados) para fortalecer el tendón. Se intenta la reincorporación del paciente a su actividad cotidiana de manera progresiva para recuperar la calidad de vida anterior. Consejos para prevenir Realiza un calentamiento previo al inicio de la actividad deportiva, así como estiramientos musculares antes y después de la misma. Evita realizar movimientos repetitivos (establece periodos de descanso entre ellos). Aplica frío local tras la práctica deportiva. Aborda el dolor incipiente antes de que se desencadene la tendinopatía.
Cómo se Trata la Trocanteritis
Artículo especializado

Cómo se Trata la Trocanteritis

Es una de las causas más frecuentes de dolor de cadera , pero ¿habías oído hablar alguna vez de la trocanteritis (también llamada bursitis trocanterea o síndrome del trocánter mayor)? Se trata de una inflamación local en la cara externa de la cadera, concretamente en un área anatómica del fémur llamada trocánter donde hay una bursa (bolsa con líquido sinovial, que actúa a modo de cojín alrededor de una articulación entre huesos, tendones y/o músculos. A quién suele afectar Se da mucho más frecuentemente en mujeres (tres veces más que en hombres) aunque también es muy común en corredores de fondo y ciclistas por sobrecarga mecánica, y en porteros de fútbol por caídas repetidas hacia el mismo lado. Aunque puede presentarse a cualquier edad, predomina entre los 40 y los 60 años y es más frecuente en personas obesas. Síntomas Típicamente suele debutar con un dolor en la cara externa o lateral de la cadera , que aumenta con los movimientos de rotación y separación de las piernas. Se detecta aumento del dolor al sentarse o subir escaleras y durante la noche al acostarse sobre el lado afectado.  Es muy frecuente la irradiación del dolor hacia la rodilla, por la cara externa del muslo, por lo que puede confundirse fácilmente con otras patologías como una ciática. Diagnóstico El diagnóstico es fundamentalmente clínico (guiándonos por los síntomas que manifiesta el paciente). Sin embargo, es preciso realizar una exploración exhaustiva donde evidenciamos si existe dolor a la palpación selectiva de la región externa de la cadera (trocánter) y observamos aumento de dolor con el movimiento (al flexionar y rotar hacia afuera la cadera). Los dolores de la trocanteritis se caracterizan por no permitir al paciente dormir de costado (apoyado sobre esa cadera), lo que obliga a buscar una postura antidolorosa, dando como resultado un sueño intranquilo. También suelen presentarse molestias al subir escaleras, comenzar a andar después de estar sentado o tras una actividad deportiva. ¿Has tenido alguna vez unos síntomas parecidos? Entonces sabrás que es un dolor bastante invalidante pues limita las actividades de la vida diaria tan básicas como tumbarse de lado sobre la cadera, caminar, cruzar las piernas, sentarse sobre una superficie dura o conducir. ¿Es necesaria alguna prueba diagnóstica para llegar al tratamiento? En principio, una buena exploración tras escuchar con atención los síntomas que manifiesta el paciente puede ser suficiente para llegar al diagnóstico. Sin embargo, solemos recurrir a las pruebas complementarias para descartar una posible causa desencadenante como puede ser una calcificación en dicha zona. Una radiografía, si bien es cierto que, en muchas ocasiones, no nos aporta información relevante, en otras sí nos permite visualizar, por ejemplo, la presencia de una calcificación peritrocantérea. En cuanto a la ecografía , podemos estudiar las partes blandas pudiendo valorar si existe líquido o derrame en forma de bursitis trocantérea. Una resonancia magnética nuclear nos permite visualizar con más detalle la bursa y la inserción del grupo muscular que se inserta en esta región anatómica. No obstante, antes de etiquetar este dolor en la cadera debemos descartar otras entidades médicas . Hemos de considerar que no todos los dolores de la cara externa de la cadera son debidos a una trocanteritis. De entre otras posibles causas podríamos citar una tendinitis, un dolor de ciática, una sacroileítis, un dolor artrósico… Se debe pensar en todas estas posibles causas. Tratamiento El tratamiento va a depender del grado de afectación y del tiempo y la forma de evolución . Así, en dolores incipientes y leves puede ser suficiente la aplicación de frío local, el reposo relativo y la toma de algún analgésico o antiinflamatorio en fase aguda. Sin embargo, en dolores más invalidantes o de instauración brusca se puede requerir una infiltración local e, incluso, un tratamiento rehabilitador específico (onda corta, aparatos de infrarrojos o magnetoterapia). Consejos en caso de dolor debido a una luxación Evitar dormir del lado del dolor (la presión continuada sobre la prominencia ósea de la cadera va a empeorar nuestro dolor). Aplicar frío local Tomar un tratamiento sintomático para el dolor (analgésico o antiinflamatorio). Si no mejoramos, en dos o tres días es conveniente acudir a visita médica. No olvidemos que es muy posible la reaparición de síntomas en forma de varios episodios de dolor al año. En este caso, y tras agotar otros recursos terapéuticos, puede contemplarse la posibilidad de cirugía con la finalidad de revisar la zona de dolor y realizar una limpieza quirúrgica. Sería el último eslabón terapéutico. En función de la gravedad, siempre hay un tratamiento indicado . No hay que desanimarse, pues  existe un gran arsenal de tratamientos para el abordaje de la trocanteritis.
De Qué Avisan los Vértigos Cervicales
Artículo especializado

De Qué Avisan los Vértigos Cervicales

¿Por qué al hablar de vértigos especificamos que son cervicales? ¿Existen otros tipos de vértigo? ¿En qué casos el dolor cervical se acompaña de sensación de mareo e inestabilidad? El vértigo cervical cursa con síntomas vertiginosos (inestabilidad, náuseas y vómitos) acompañados de sintomatología cervical (en la mayoría de casos por una contractura muscular importante que dificulta el aporte vascular a la zona del oído). La causa más relevante de vértigo cervical es el estrés y su tratamiento, como veremos, debe considerar los síntomas del vértigo y los de la contractura cervical. Una vez conseguida la curación debemos realizar ejercicios posturales a diario para tonificar el músculo y evitar recaídas. En caso de sufrir vértigo cervical es importante iniciar el tratamiento cuando los síntomas empiecen a florecer, pues será más fácil controlarlos. ¿Por qué un vértigo puede ser cervical? El vértigo es una sensación repentina de rotación externa, inestabilidad y desequilibrio que puede acompañarse de sensación nauseosa e incluso vómitos. La duración del cuadro es variable, sin embargo, es una situación muy invalidante para la persona que lo sufre. ¿Qué otros síntomas puedo encontrarme en el vértigo de origen cervical? En general tendremos dolor en la columna cervical junto con hipersensibilidad y contractura muscular en los trapecios . Puede existir dolor selectivo en la región occipital con movilidad disminuida y dolorosa en todo el rango de movimiento y acompañado de sensación de inestabilidad. Este cuadro debe hacernos sospechar de un vértigo cervical.  ¿PENSABAS QUE EL VÉRTIGO SÓLO PODÍA TENER ORIGEN AUDITIVO? Ni mucho menos. Una contractura cervical importante puede comprometer el flujo sanguíneo cerebral y ocasionar un cuadro vertiginoso . En realidad, existen dos tipos de vértigo: uno de origen periférico, donde el oído interno es el principal responsable como regulador del equilibrio, y el otro de origen central, donde el cerebro el responsable. Y ¿por qué una contractura cervical puede ocasionar una sensación vertiginosa? Por conflicto vascular, es decir, ante una contractura importante el aporte vascular hacia el oído puede verse comprometido y ello origina la inestabilidad ante determinados movimientos. Causas Ante la aparición de un vértigo las primeras causas a descartar serían un problema de oído  (tapón de cera, infección, otolitos, neurinoma del nervio acústico) , o un problema cervical (cervicoartrosis, contractura cervical, sobrecarga muscular…). Cuando el posible origen del vértigo se focaliza en la columna cervical debemos hacer hincapié en la exploración de la misma. Debemos palpar la columna cervical ósea, así como la musculatura paravertebral. Es importante solicitar al paciente que realice todos los movimientos cervicales necesarios para explorar esta zona (flexión y extensión, lateralización y rotación). Con mucha probabilidad detectaremos movimientos dolorosos que nos sugerirán el origen preciso del dolor. Es frecuente encontrarnos con una musculatura paravertebral dolorosa o hipersensible a la palpación por tener un tono muscular aumentado. Observaremos que cuando el paciente gira la cabeza nota aumento de su sensación de inestabilidad. Al interrogar al paciente es frecuente que nos confiese una situación de estrés en la esfera personal o laboral , aunque, en muchas ocasiones, se dan ambas situaciones a la vez. ¿Qué aconsejamos en estas situaciones? En fase aguda es importante el tratamiento médico de los síntomas . Posteriormente, debemos abordar las posibles causas y evitar posibles recaídas. Ante todo, debemos tratar el cuadro vertiginoso, tanto la sensación de inestabilidad como los posibles síntomas acompañantes (nauseas o vómitos). Cuando el cuadro vertiginoso comienza a remitir debemos abordar el cuadro cervical según nuestra exploración. Puede ser necesario el uso puntual de un collarín cervical y el tratamiento mediante antiinflamatorios y relajantes musculares. La aplicación de calor local será muy beneficiosa en esta etapa. Cuando los síntomas agudos (vértigo y cervicalgia) comienzan a remitir es cuando recomendamos un tratamiento rehabilitador de columna cervical para mejorar el tono muscular y erradicar los síntomas en su totalidad. ¿Existe alguna terapia alternativa? Desde luego que sí, tengo que mencionártelas, a pesar de no formar parte de la medicina tradicional. Podríamos considerar la acupuntura, la homeopatía y la osteopatía . Las manipulaciones osteopáticas en la zona cervicodorsal y la relajación de la musculatura cervical colaborarán en la mejoría de los síntomas, aunque bajo ningún concepto debemos dejarnos manipular si no se trata de un profesional. ¿Conoces la maniobra de Epley? Se utiliza para el tratamiento del vértigo de origen auditivo y consiste en la manipulación mediante unas maniobras de reposicionamiento de oído interno . Es llevada a cabo normalmente por los otorrinolaringólogos. Su tasa de éxito es alta pero también la de recaídas en menos de un año. Durante la manipulación se desencadenan síntomas vertiginosos que pueden llevar al cese de la prueba por malestar del paciente. ¿Podemos hacer algo para prevenir episodios futuros? ​Es importante potenciar la musculatura paracervical mediante ejercicios de tonificación . Pero también debemos evitar posturas mantenidas durante un tiempo prolongado. Pide cita con un especialista en rehabilitación. Sin esperas, en los mejores centros médicos y con un precio muy competitivo.
Tratamiento de una Contractura Muscular
Artículo especializado

Tratamiento de una Contractura Muscular

Todos podemos diferenciar cuando tenemos un músculo contracturado al sentirlo duro y doloroso al tacto o a la presión . También es habitual notar cómo no podemos realizar movimientos habituales por falta de fuerza y dolor. Es en ese momento cuando podemos decir: “tengo una contractura”. Y no se asocia al ejercicio, sino más bien a lo contrario, pues el sedentarismo es una de las causas, así como posturas estáticas. La RAE define contractura  como contracción involuntaria, duradera o permanente, de uno o más grupos musculares. Puede aparecer al realizar un esfuerzo y entre los síntomas más frecuentes encontramos el abultamiento o inflamación de la zona, dolor y alteración del funcionamiento normal del músculo. S on episodios muy comunes, pero no graves. Tono muscular Para entender cómo se produce una contractura, explicaremos lo que es el tono muscular , también conocido como tensión muscular residual o tono. Es la contracción parcial, pasiva y continua de los músculos . Ayuda a mantener la postura y suele decrecer durante la fase REM del sueño . De aquí podemos deducir la importancia del sueño y descanso reparador para normalizar el tono muscular de todo nuestro cuerpo. Incluso cuando están relajados los músculos presentan una ligera contracción que limita su elasticidad y ofrece cierta resistencia al movimiento pasivo. Cuando el tono está disminuido hablamos de hipotonía , la elasticidad de músculo es excesiva y su consistencia es blanda, las articulaciones no se encuentran bien fijadas, aún con el músculo contraído, por lo que al moverlas apreciamos flacidez y un movimiento muy amplio. Por el contrario, la hipertonía es un exceso de tono muscular que produce articulaciones fijadas a menudo en posturas anómalas, al intentar moverlas notamos una resistencia. Explicado ya este pequeño inciso, continuamos con el tema a tratar. La contractura muscular puede presentarse como causa o consecuencia de un dolor, se da cuando el músculo no puede realizar un esfuerzo correctamente, ya sea  porque no esté preparado o porque este débil. Cómo sé que tengo una contractura Todos podemos diferenciar cuando tenemos un músculo contracturado al sentirlo duro y doloroso al tacto o a la presión . También se siente impotencia funcional, lo que se explica cómo intentar hacer una actividad física o movimiento y sentir que no se puede realizar normalmente por falta de fuerza y dolor. El diagnóstico de las lesiones musculares se basa en la clínica, fundamentalmente en la sintomatología y especialmente en la anamnesis del mecanismo lesional, y en la exploración física . Los estudios de imagen mediante la ecografía musculoesquelética y la resonancia magnética (RM) son complementarios, a pesar de que cada vez pueden ser más útiles a la hora de confirmar un diagnóstico y sobre todo emitir un pronóstico para el resto de lesiones osteomusculares. Causas comunes Posturas estáticas : hacen que el músculo este en la misma posición por más tiempo del adecuado.  Esto hace que el músculo se fatigue por soportar cargas inadecuadas. Sedentarismo : que se traduce en falta de movimiento. Y a su vez, la falta de movimiento hace que no haya una correcta irrigación sanguínea. Los músculos no estarán en condiciones óptimas, por lo que las contracturas son más susceptibles de aparecer ante cualquier esfuerzo. Estrés : por la liberación de elementos químicos que llevan a la contracción involuntaria y sostenida del músculo. ¿Y cómo se produce? Una contractura se puede formar básicamente como consecuencia de dos procesos: Cuando se le exige al músculo un trabajo superior al que está capacitado de realizar , ya sea puntual e intenso (como en el caso de las lesiones por esfuerzo repetitivo), o bien, por un esfuerzo mantenido, pero no tan fuerte, por ejemplo, al estar en una misma posición inadecuada por algún tiempo. Cuando el músculo está débil y no tiene potencia suficiente  para llevar a cabo trabajos que tiene que realizar. Este es el caso típico de las contracturas de los músculos paravertebrales de un lado específico de la espalda a causa de una escoliosis, ya que un lado de la musculatura se atrofia lo que lleva a la asimetría de cargas y pesos para el otro lado. Tipos de contracturas Básicamente existen dos tipos de contracturas: Durante el esfuerzo : son contracturas que se producen por el acúmulo de desechos metabólicos dentro de la fibra muscular. Lo explicamos: cuando se efectúa un movimiento brusco, los vasos sanguíneos musculares no están preparados para trabajar tan rápido y cuando se liberan los elementos tóxicos provocan al mismo tiempo dolor y contracturas. Esta es una de las razones por las cuales el calentamiento previo al ejercicio es tan importante. Después del esfuerzo: en este caso las contracturas ocurren por el estiramiento de la fibra y/o su trabajo excesivo que hizo en el esfuerzo, lo cual le produce lesiones y dolor. Tratamiento y recomendaciones La pauta de tratamiento de las lesiones musculares no sigue un modelo único , pero la aplicación de calor (compresas calientes, bolsas de agua, esterilla eléctrica), estiramientos, masaje en la zona afectada y punción seca son las técnicas más habituales para tratarlas. Las contracturas, si bien son comunes, son fáciles de evitar. Para ello, sigue estos consejos : Realiza siempre un calentamiento previo al ejercicio de unos 10 minutos. Y, si tienes un trabajo físico, mueve los músculos que utilizas normalmente antes de empezar tu jornada laboral. Estira correctamente después del ejercicio. Si no sabes cómo hacerlo, pide a un fisioterapeuta o especialista en ejercicio físico que te guíe. Recuerda hacer el ejercicio progresivamente, de menos a más intensidad. Si entrenas con pesas, levanta el peso con el que puedas resistir y completar la serie. No mantengas una misma posición por mucho tiempo. Si tu trabajo te exige estar sentado o de pie toda la jornada, tómate unos 5-10 minutos de cada hora para cambiar de posición y hacer estiramientos ligeros. Un descanso nocturno de unas ocho horas y una alimentación equilibrada y rica en frutas y verduras son recomendables. Cuando sufras una contractura, visita a un fisioterapeuta. El tratamiento tiene una duración de entre una y tres sesiones, dependiendo de la gravedad de la contractura.
Calidad de Vida de las Personas que Llevan Prótesis
Artículo especializado

Calidad de Vida de las Personas que Llevan Prótesis

Los ojos, los brazos, las manos, las piernas, el pabellón auditivo, la mama o las articulaciones pueden ser reemplazados por prótesis. El objetivo principal es que la prótesis cumpla las mismas funciones que la parte faltante o sustituida . Cuando la indicación de la prótesis está establecida y, a pesar de ser una cirugía complicada, su colocación va a suponer un cambio espectacular en la calidad de vida del paciente. Una prótesis es un instrumento diseñado para reemplazar una parte faltante o enferma del cuerpo o para sustituir una parte del cuerpo con la finalidad de mejorar su función.  Como curiosidad, diremos que la palabra prótesis procede del griego y se traduciría por “poner antes”. Es decir, sustituye una parte dañada por un artilugio que contacta con la parte sana. La filosofía es retirar la parte dañada y conectar la prótesis con la parte sana. Tipos de prótesis Prótesis ortopédicas : en nuestro medio, afortunadamente, la gran mayoría de prótesis son colocadas para reemplazar articulaciones artrósicas, sobre todo caderas y rodillas. Serían, pues, prótesis ortopédicas que reemplazan un miembro o una articulación del cuerpo, cumpliendo casi la misma función que un miembro natural, sea una pierna, un brazo, un pie, una rodilla, una mano, etc. Prótesis estéticas: su finalidad es devolver el aspecto físico a una persona tras una amputación, por ejemplo, de una mama afecta de cáncer de mama o de un ojo tras un accidente de tráfico. Prótesis funcionales : son las empleadas para sustituir amputaciones ya sean traumáticas o por enfermedades metabólicas o por agenesias de nacimiento. En el entorno laboral son, desgraciadamente, frecuentes tras atrapamientos de extremidades en maquinarias industriales. ¿Prótesis u ortesis? Antes de continuar vamos a incidir en un punto: ¿es lo mismo una prótesis que una ortesis? La respuesta es “no”. Es frecuente utilizar ambos nombres como sinónimos, sin embargo, siendo puristas, no son equivalentes. Una ortesis no sustituye ni total ni parcialmente a un miembro, sino que es un dispositivo que se aplica externamente al cuerpo mejorando su estructura o función. Por ejemplo, una ortesis sería una plantilla, cuya finalidad es la de mejorar el apoyo podal y la marcha. Otro ejemplo sería un corsé, cuyo objetivo sería corregir desviaciones de la columna vertebral. ¿Podríamos llamar ortesis a un recambio de la articulación de la rodilla? La respuesta es “no” y ya sabemos por qué: porque en este caso se habría sustituido a la rodilla artrósica por una articulación nueva o prótesis total de rodilla. ¿Y qué sería un collarín cervical? Clarísimamente una ortesis. ¿Aprecias la diferencia? En adelante ya sabremos diferenciar los dos conceptos claramente. ¿SABÍAS QUE… La primera prótesis fue encontrada en una momia egipcia en el año 300 a.C. Sus materiales han ido evolucionando a lo largo del tiempo, siendo inicialmente de madera y actualmente de titanio. Hoy en día existen innumerables prótesis comercializadas de cualquier estructura anatómica : prótesis auditivas, prótesis oculares, prótesis sexuales, prótesis dentales, etc. Prótesis articulares La primera cirugía de reemplazo de rodilla se realizó en 1968. Han cambiado mucho las técnicas quirúrgicas y los materiales empleados desde entonces. El reemplazo total de rodilla es considerado como uno de los procedimientos más exitosos de la medicina en la actualidad . Su indicación no es sólo la artrosis severa, también se emplea como tratamiento definitivo en enfermedades reumáticas y osteodegenerativas. La edad media de los pacientes sometidos a una cirugía de reemplazo total de rodilla o cadera oscila entre los 50 y los 80 años pudiendo realizarse en pacientes más jóvenes afectos de patología reumática severa, sobre todo. No existen contraindicaciones absolutas para la colocación de una prótesis articular. Sin embargo, debe valorarse el riesgo quirúrgico en pacientes comprometidos . Asimismo, el paciente debe ser conocedor de las posibles complicaciones que pueden aparecer tras la cirugía y antes de someterse a la misma. Es importante recordar que tras la cirugía el paciente deberá someterse a un tratamiento rehabilitador que comienza a las 24 horas de salir de quirófano. La finalidad perseguida es restablecer el movimiento articular y desempeñar las actividades cotidianas normales. ¿Qué aporta una prótesis? En más del 90% de casos el paciente experimenta una reducción drástica del dolor y una mejoría significativa en su actividad cotidiana (vuelve a realizar actividades que no realizaba desde hacía tiempo debido al dolor). Recordemos que entra en quirófano con una rodilla afecta de artrosis severa y sale del mismo con una rodilla de titanio. ¿Hay algún inconveniente? Ya hemos mencionado la posibilidad de complicaciones post-quirúrgicas (las más frecuentes son la infección de la herida o la aparición de un problema vascular). El gran inconveniente sería que la prótesis articular tiene una fecha de caducidad, es decir, también se desgasta como el hueso original . Por ello se recomienda recambio de prótesis cuando el material se deteriora. Por eso, cuanto más tarde se coloque la primera prótesis menos recambios tendrá que sufrir el paciente. La actividad excesiva o el exceso de peso pueden agravar el desgaste normal de una prótesis, por ello se desaconsejan la práctica de actividades de alto impacto como correr o saltar con frecuencia. Ello no quiere decir que la persona portadora de una prótesis no pueda disfrutar de las siguientes actividades con toda normalidad: caminar, nadar, conducir, senderismo, bicicleta, baile, yoga, gimnasia o cualquier deporte de bajo impacto. ¿Y qué ocurre si la prótesis se desgasta? Ningún problema. Podemos colocar un nuevo recambio.
Recuperación y Tratamiento de un Esguince
Artículo especializado

Recuperación y Tratamiento de un Esguince

En el mundo del deporte los esguinces se encuentran entre las lesiones más habituales y su localización más frecuente es el tobillo y la rodilla. Los deportes que suelen aparecer en las primeras posiciones de las listas en las que las lesiones ligamentosas de tipo agudo son frecuentes, suelen ser aquellos en los que existe contacto como futbol, baloncesto o rugby. Te explicamos cómo se trata un esguince y en qué consiste la recuperación. Por qué se produce Nuestras articulaciones están formadas por diferentes elementos y cada uno de ellos tiene su función concreta , pero ofrecer estabilidad y permitir el movimiento suelen ser funciones comunes a todos ellos. Entre los elementos de una articulación encontramos los ligamentos , que son bandas de tejido conectivo que unen los huesos entre sí, a diferencia de los tendones que unen músculo a hueso. Estas bandas tienen características que, hasta cierto punto, pueden resultar contradictorias entre sí. Deben ofrecer estabilidad, pero a su vez un cierto grado de flexibilidad para permitir adaptarse a los movimientos sin una extrema rigidez articular. En ocasiones esta flexibilidad no es suficiente y es cuando puede lesionarse, sufriendo un esguince. En general ocurre cuando la articulación pierde el eje, como por ejemplo en una entorsis (torcedura). En función de la gravedad de la lesión se clasificará en grado I, grado II o grado III. El esguince de grado I corresponde al más leve. De inicio hay dolor leve, pero éste desaparece en un periodo corto de tiempo. Apenas hay inflamación y no se produce rotura del ligamento. El esguince de grado II presenta una rotura de la banda, pero ésta es parcial. Se acompaña de edema (hinchazón) y de hematoma. El dolor es más agudo y se acompaña de inestabilidad articular. El esguince de grado III equivale a una rotura completa del ligamento. El edema y el dolor son importantes y hay una imposibilidad de apoyo estable. Tratamiento inicial En general el tratamiento inicial seguirá el método RICE , que se denomina así por sus siglas en inglés: R (Rest -reposo-), I (Ice -hielo-), C (Compression -Compresión-), E (Elevation -Elevación-), para minimizar la sintomatología desde el primer momento tras la lesión. Por su parte, la administración de fármacos antiinflamatorios y analgésicos ayudará a mejorar la calidad de vida del paciente, reduciendo las molestias y el dolor. El reposo no tiene por qué ser absoluto, ya que dependerá del grado de la lesión, así como de la actividad que desarrolle la persona en su día a día. La crioterapia (hielo) tiene función antiinflamatoria, produce una vasoconstricción que reduce el edema, así como una disminución de la temperatura de la zona afectada. Se recomienda colocar hielo varias veces a lo largo del día en el área lesionada en sesiones de unos 15 segundos, sobre todo en las primeras 24-48 horas tras el esguince. El vendaje compresivo actúa a dos niveles: provoca inmovilización de la articulación y actúa sobre el edema. Se realiza con material que proporciona estabilidad pero que no es completamente rígido, como podría ser un yeso. Se trata de un vendaje funcional. Al elevar la articulación , algo que es posible sobre todo cuando el esguince afecta a las extremidades inferiores, se favorece el retorno venoso y, por tanto, se actúa sobre la inflamación. Seguimiento de la lesión Además del tratamiento inicial habrá que hacer seguimiento para valorar la evolución de la lesión, e ir incorporando la rehabilitación para conseguir la recuperación de la funcionalidad de la articulación afectada en un periodo de tiempo adecuado. La rehabilitación es esencial para conseguir recuperar la movilidad adecuada, más aún en los casos en que el paciente es un deportista y requiere de un gesto deportivo determinado para practicar su deporte al nivel previo a la lesión. Apenas el dolor lo permita, y dependiendo de la afectación ligamentosa, se recomienda empezar a hacer apoyos para que los tejidos no lesionados mantengan cierta funcionalidad y los lesionados empiecen a recuperarse. No hay que olvidar que en función de la región afectada se puede seguir entrenado. Si la lesión se circunscribe a las extremidades superiores se puede, y se debe, seguir entrenando el resto del cuerpo y lo mismo pasa si son las extremidades inferiores las que han resultado afectadas. De manera progresiva, se van incorporando al programa de rehabilitación ejercicios para recuperar la movilidad , así como de fortalecimiento de los ligamentos. Las bandas fibrosas que han perdido su continuidad deben recuperarse y es necesario un trabajo específico. Efectuar movimientos articulares concretos, tanto asistidos por el profesional como realizados por el propio paciente, es una práctica habitual, pues de forma gradual se amplía la capacidad de esa articulación para realizar gestos propios y la amplitud de movimiento. Por ejemplo, en el caso del tobillo los ejercicios de propiocepción (de equilibrio y estabilidad) son muy habituales, su objetivo es fortalecer músculos y ligamentos además de trabajar el equilibrio usando superficies inestables. El paciente “reaprende” a controlar su estabilidad recuperando la articulación que ha quedado inestable tras la lesión y para ello es necesario recuperar no sólo las estructuras más físicas sino también la parte más funcional. Incorporar terapias manuales como el masaje “cyriax”, una técnica de fricción profunda, o el uso de métodos de recuperación tisular acelerará la evolución. En este último caso estas técnicas actúan por longitud de ondas favoreciendo, entre otros, el aporte de oxígeno y de nutrientes a los tejidos que promueven la regeneración. Conocer el estado previo Es importante además de una correcta recuperación y tratamiento conocer si exista algún déficit que ha podido aumentar el riesgo de lesión . Poseer una musculatura y articulaciones débiles y poco estables va a favorecer la aparición de estas lesiones por lo que es esencial incorporar al programa de rehabilitación no sólo ejercicios enfocados a mejorar los tejidos afectados sino también ejercicios de prevención cuyo objetivo será fortalecer aquellas estructuras adyacentes que intervienen en el movimiento para reducir el riesgo a posteriori.
Artroscopia: Qué Debes Saber
Artículo especializado

Artroscopia: Qué Debes Saber

¿Conoces a alguien que haya pasado por una artroscopia? ¿Es tu caso? ¿Sabías que actualmente se operan más rodillas por artroscopia que por cirugía abierta? Esta técnica quirúrgica, que nació en Japón , actualmente es utilizada a nivel mundial. Te facilitamos una pincelada de este procedimiento. La artroscopia es una modalidad quirúrgica en la que se visualiza el interior de una articulación con una cámara con el fin de detectar lesiones (o comprobar lesiones detectadas en pruebas diagnósticas previas) y su reparación definitiva. Por tanto, su finalidad puede ser diagnóstica o terapéutica-reparadora. No sólo se realiza en grandes articulaciones como rodilla, cadera y hombro . En la actualidad y, gracias a los avances tecnológicos, pueden visualizarse pequeñas articulaciones como son el tobillo y la muñeca. Se consiguen imágenes de alta definición en 3D que permiten valorar la estructura anatómica con todo lujo de detalles. Incluso es posible la captura de imágenes y su impresión posterior para mostrarle al paciente las lesiones detectadas y el procedimiento realizado. ¿Cómo se realiza? El instrumental específico que se emplea recibe el nombre de artroscopio . Puede ser equipado con distintas herramientas accesorias, para realizar los tratamientos oportunos.  El artroscopio es un tubo fino de fibra óptica (formado por un sistema de lentes, cámara de video y luz). La cámara del artroscopio está conectada a un monitor que permite visualizar en pantalla la información captada durante la intervención en tiempo real. ¿Por dónde entra el artroscopio? Se introduce en la zona a explorar por una pequeña incisión que el cirujano realiza en la piel llamada portal (sería la puerta de entrada del instrumental). Puede ser precisa la apertura de otros portales por donde se introducen los instrumentos especiales para realizar el tratamiento (aspirador, pinzas, tijeras, bisturí, fresas, material de sutura…). Normalmente son suficientes tres portales de entrada en el acto quirúrgico. Si la finalidad de la artroscopia es sólo diagnóstica el artroscopio únicamente estará equipado con la cámara básica, que entra por un portal. Si la finalidad es la reparadora necesitaremos instrumental, aspiración e iluminación (que entrará por los otros dos portales). ¿Para qué? El uso de la artroscopia está delimitado a cirugías de determinadas especialidades, sobre todo traumatología y cirugía general , siendo con diferencia la artroscopia de rodilla la reina de las artroscopias (más de cuatro millones de artroscopias de rodilla se realizan en todo el mundo cada año), siguiéndole el hombro y la cadera. Algunas de las patologías que se pueden tractar con artroscopia son: sutura del menisco, exéresis de un fragmento de menisco lesionado, limpieza quirúrgica de una lesión del cartílago (lesión condral), reparación y revisión ligamentosa, eliminación o raspado de una calcificación… Al finalizar la cirugía el médico cierra los portales (incisiones cutáneas) mediante una pequeña sutura con hilo o puntos adhesivos y suele colocarse un vendaje semicompresivo en la articulación tratada (en caso del hombro se coloca un cabestrillo). La intervención es rápida y mínimamente invasiva , aunque el paciente permanece un tiempo en quirófano tras la misma y hasta recuperarse de la anestesia. ¿Cuál es la preparación previa a la artroscopia? Si tu traumatólogo opta por hacerte una artroscopia de rodilla va a ser necesaria la realización de unas pruebas preoperatorias (analítica general, electrocardiograma y, probablemente, una radiografía de tórax) que serán valoradas por el anestesista para decidir el tipo de anestesia más indicado en tu caso. Se valorará la cirugía a realizar, el perfil médico del paciente, así como la medicación crónica . En caso de personas cardiópatas, hipertensos o diabéticos puede ser precisa una modificación de la pauta médica habitual de forma temporal. En el caso concreto de una artroscopia de rodilla suele emplearse una anestesia epidural pero la decisión es tomada por el anestesista tras valorar al paciente médicamente junto a sus pruebas preoperatorias aportadas. Otros tipos de anestesia podrían ser la locorregional o la general. Después de la operación… Una vez en la habitación, las medidas generales que se realizan tras la artroscopia son: aplicación de hielo local frecuentemente, control de analgesia (en función del dolor optaremos por analgesia vía oral o endovenosa), medidas de prevención de trombosis y elevación de la extremidad afecta. Seremos dados de alta del hospital generalmente a las 24 horas si no ha habido ninguna incidencia médica post-quirúrgica. Ya en el domicilio comienza la fase de recuperación de la articulación tratada (que será mucho más corta que en la cirugía tradicional abierta). Debemos seguir la pauta domiciliaria indicada por nuestro médico e iniciar la rehabilitación precozmente para evitar atrofias musculares por desuso. ¿Y qué signos deben hacernos sospechar complicaciones cuando estamos en casa? Sobre todo, la presencia de fiebre, signos inflamatorios agudos (calor, aumento de temperatura local, inflamación o enrojecimiento), dolor incontrolado y signos sospechosos de complicación vascular (musculatura dura y dolorosa o dedos fríos o insensibles). En estos casos, es preciso contactar con la consulta del cirujano o con nuestra línea médica para explicar los síntomas y valorar su gravedad. Tras la cirugía debemos seguir controles de forma periódica. Es posible que precisemos tratamiento rehabilitador realizado en un centro específico (será pautada por nuestro médico). Progresivamente nos podremos reincorporar a nuestra actividad habitual, aunque antes de reiniciar la actividad deportiva precisamos la autorización de nuestro médico. A modo de conclusión, decirte que la artroscopia es una técnica quirúrgica que no está exenta de las complicaciones habituales de una cirugía convencional (anestesia, infección de herida, fiebre…). Sin embargo, es muy resolutiva , mínimamente invasiva y de recuperación rápida. Requiere una mínima estancia hospitalaria y no deja secuela cutánea estética (sin cicatriz).
Tipos y Etapas de la Artrosis
Artículo especializado

Tipos y Etapas de la Artrosis

En la artrosis influye el peso corporal : ¿sabías que en caso de obesidad se cuadruplica el riesgo de sufrirla?, ¿y que el coste de la enfermedad se estima en un 0,5% del producto interior bruto del país? Conozcamos más acerca de esta enfermedad. ¿Hay diferentes tipos? La artrosis es una dolencia de causa degenerativa (propia de la edad) que afecta a las articulaciones y que tiene evolución lenta y progresiva . Como dato curioso diremos que la artrosis afecta más frecuentemente a las mujeres que a los varones. Por ejemplo, la gonartrosis (artrosis de rodilla) afecta al 15% de mujeres y al 9% de hombres.  La articulación más frecuentemente afectada en varones con artrosis es la cadera. Vamos a analizar el curso natural de la enfermedad. Sus síntomas suelen presentarse a partir de los 50 años , aunque la afectación ósea comienza antes. ¿Quiere decir que antes de los 50 años no puedo tener síntomas de artrosis? En absoluto. Existen personas con el diagnóstico de artrosis precoz en la que hay una gran predisposición familiar; es la llamada artrosis tipo I o de causa genética. La artrosis tipo II sería la perimenopáusica o de causa hormonal (el descenso en la producción de estrógenos en la mujer menopáusica acelera el proceso osteodegenerativo de la artrosis). La artrosis tipo III correspondería a la propia del envejecimiento, por tanto, íntimamente relacionada con la edad senil. DIFERENCIA CON LA ARTRITIS A diferencia de la artrosis, que es una enfermedad degenerativa de las articulaciones, la artritis también afecta a las articulaciones, pero su causa es inflamatoria . Suele cursar en forma de brotes de dolor cuya intensidad y afectación es progresiva a lo largo de los años. Entre las muchas y variadas causas de la artritis destacan las reumáticas y las metabólicas. ¿Cuáles son los típicos síntomas de la artrosis? Tiene un inicio insidioso o sordo . Se inicia con dolor de baja intensidad tras la práctica de actividad deportiva o tras una sobrecarga física. El dolor se hace cada vez más frecuente, de forma que la persona afectada se acostumbra a tomar medicación habitualmente para realizar su actividad cotidiana sin dolor. Es el momento en que empieza la convivencia con la artrosis. La artrosis puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, pero se produce con más frecuencia en manos, rodillas, caderas, columna cervical y lumbar, y pies . En función de la articulación afectada puede tener un nombre específico: rizartrosis (afecta a la articulación metacarpofalángica de la mano), gonartrosis (afecta a la rodilla), lumboartrosis (columna lumbar), cervicoartrosis (columna cervical), etc. Respecto a las manos vamos a mencionar los frecuentísimos nódulos de Heberden que son deformidades palpables en las pequeñas articulaciones interfalángicas distales de los dedos de las manos. Los nódulos de Bouchard serían los que afectan a las articulaciones interfalángicas proximales de los dedos de las manos. Ambos nódulos se manifiestan con deformidades en las articulaciones de los dedos que producen rigidez y desviaciones. Las rodillas suelen sufrir episodios de dolor, derrame articular y deformidad que pueden conllevar a la aparición de una cojera. Se hace difícil caminar, subir escaleras, sentarse y levantarse del asiento. La artrosis en la cadera puede limitar mucho los movimientos y el acto de agacharse con dificultad en algunas actividades de la vida diaria como vestirse y el cuidado de los pies. En general, diríamos que los síntomas estrella de la artrosis son: d olor, rigidez articular e impotencia funcional progresiva . Te menciono algunas peculiaridades: Dolor: empeora con el movimiento de la articulación y a lo largo del día. Mejora en reposo y see hace más persistente a medida que avanza la enfermedad. Rigidez: de predominio matutino. Mejora a lo largo del día. Incapacidad funcional progresiva: ocasiona dificultad para la realización de tareas cotidianas a largo plazo. Con el paso del tiempo pueden aparecer otros síntomas como crepitaciones (o ruidos articulares) y derrame articular. ¿Cómo se diagnostica? En cuanto al diagnóstico, no se precisan pruebas sofisticadas. Su diagnósticose basa en los síntomas clínicos, en la exploración física y en la radiología , básicamente. En ocasiones existe discrepancia entre los síntomas y los hallazgos radiológicos. La exploración corrobora la limitación funcional del paciente y nos permite descartar otras posibles causas. Asimismo, si se confirma la existencia de un derrame articular, podemos realizar su evacuación (llamada artrocentesis o punción intraarticular, para extraer el líquido coleccionado) que aliviará de forma inmediata el dolor y la limitación funcional del paciente. La radiografía simple es la técnica de imagen más utilizada . Los hallazgos radiológicos más comúnmente encontrados serán: pinzamiento del espacio articular por desestructuración ósea o deformidad, formación de osteofitos o pequeños cuernos óseos y desarrollo de esclerosis o engrosamiento del hueso. No son necesarias otras pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico de artrosis, salvo cuando existen dudas diagnósticas o se precisa mayor información a la hora de sustituir la articulación por una prótesis total. ¿Cómo se trata? El abordaje terapéutico va a depender de varios factores: edad del paciente, severidad de los síntomas y enfermedades que la acompañan. Cambio de hábitos Ante el diagnóstico de artrosis debemos aconsejar unos cambios de hábitos para evitar la progresión de la enfermedad. Así, fomentaremos la práctica de ejercicio de forma frecuente y de bajo impacto o suave (caminar, bicicleta, aguagym). La obesidad es el factor de riesgo modificable más importante en la incidencia y progresión de la artrosis. La actividad física mejora los síntomas de la artrosis y facilita la pérdida de peso. Al igual que una alimentación saludable, que también debe instaurarse en la persona con artrosis, como en cualquier persona. Tratamiento médico A pesar de que el paciente nota alivio sintomático con el tratamiento mediante antiinflamatorios, no es un tratamiento recomendado para periodos largos de tiempo por lo que deben reservarse para los episodios de dolor severo. ¿Sabías que los antiinflamatorios pueden elevar las cifras de tensión arterial? ¿Sabías que algunos preparados efervescentes contienen sal y pueden elevar la tensión arterial? ¡Cuidado con la automedicación y los consejos de tu vecina! El tratamiento farmacológico está orientado al control de los síntomas y lo emplearemos el mínimo tiempo necesario y con una escala gradual en función del dolor: analgésico, antiinflamatorio u opioides. Otros tratamientos Las infiltraciones locales con ácido hialurónico, las infiltraciones de Plasma Rico en Factores de Crecimiento (PRFC) y la cirugía ortopédica (sustitución de la articulación por una prótesis completa). La cirugía debe reservarse para los pacientes con síntomas refractarios al tratamiento no farmacológico y farmacológico. Sobre la PRFC Es una técnica muy en boga en este momento. El Pl asma Rico en Factores de Crecimiento se obtiene a partir de una extracción de sangre de la propia persona en la que se separan sus componentes en dos: Plasma Rico en Plaquetas (PRP) y en Plasma Pobre en Plaquetas (PPP). Se utiliza el primero (concentrado de plaquetas que libera factores de crecimiento) del que se obtiene un gel de proteínas rico en plaquetas, que se inyecta en el lugar afectado. Es, pues, un producto autólogo, obtenido del propio paciente y que favorece la regeneración de los tejidos. Supondría la última opción terapéutica antes de la c irugía.
Prevención y Tratamiento del Desgarro Muscular
Artículo especializado

Prevención y Tratamiento del Desgarro Muscular

La rotura fibrilar o rotura de fibras, también conocida popularmente como desgarro muscular, es una lesión del tejido muscular englobada dentro de las enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo. Se puede producir desgarro (esguince) muscular cuando un músculo se somete a un estiramiento brusco de forma pasiva (sin contracción muscular) o de manera activa (con contracción). ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. Qué sucede En el momento en que sufrimos un desgarro, se siente un dolor repentino, agudo e intenso, localizado en un punto muy concreto. Desde que éste se produce resulta muy doloroso, y es casi imposible hacer cualquier movimiento con ese músculo. En los casos de desgarros leves, el dolor es la única señal. En casos más graves, como cuando se ocasiona un desgarro de todo un músculo, se produce también un hematoma, debido a la hemorragia interna. Si el dolor es muy intenso puede aparecer un componente de shock, con mareo y sudor frío, pero esto es muy poco frecuente. Por qué sucede En cuanto a las causas de los desgarros, se habla de: Causas directas: Son generalmente c ontracciones violentas del músculo o estirones súbitos y bruscos. También se puede producir cuando se somete a éste a una carga excesiva cuando se está fatigado o no se ha calentado lo suficiente. Los músculos que han sufrido recientemente lesiones de cualquier tipo, que aún no están recuperadas del todo, tienen también bastantes posibilidades de sufrir una rotura. Causas externas, como contusiones o caídas, también pueden originar esta lesión. Causas indirectas : La sudoración origina pérdida de líquidos y sales minerales en el organismo. Los músculos van perdiendo elasticidad al perder hidratación, por lo que tras un ejercicio prolongado aumentan las probabilidades de sufrir un desgarro. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. Dónde suceden Son frecuentes , sobre todo en: Los músculos que cruzan las articulaciones como los de la cadera o los de la rodilla. La unión miotendinosa. Músculos con predominio de fibras tipo II. Se suelen dar en deportes de aceleración rápida (atletismo, fútbol, pádel, etc). NO TE CONFUNDAS Se han empleado diferentes términos según la gravedad de la lesión anatomopatológica: Elongación muscular o distensión muscular: se refiere al estiramiento de las fibras musculares sin rotura y, por lo tanto, sin hematoma ni equimosis. La rotura fibrilar supone la rotura de varias fibras o fascículos musculares con hemorragia local más o menos importante. Corresponde a un desgarro tipo 1-2. La rotura muscular representa una lesión total o parcial del músculo. Corresponde a un desgarro de tipo 3-4. La desinserción muscular es equivalente a la rotura completa del músculo en la unión musculotendinosa. Síntomas Dolor e inflamación. Equimosis (sangre producida por ruptura de la fibra muscular). Cuando la ruptura es muy significativa nos encontramos una especie de falla en la zona denominada signo del hachazo. Debilidad muscular y contractura de la musculatura que rodea la lesión. Diagnóstico y tratamiento Diagnóstico se basa en la clínica que presenta el paciente, y en el resultado de la ecografía o resonancia magnética . El tratamiento más común y el más aplicado para desgarros musculares es la terapia que se conoce como RICE (del inglés “Rest, Ice, Compression, Elevation”): Aplicar hielo sobre la zona dolorida durante unos 10 o 15 minutos. Esto reducirá la inflamación y disminuirá o cortará la hemorragia si existe. No se debe aplicar calor en la fase aguda, ya que aumenta la hemorragia. Colocar un vendaje compresivo alrededor de la zona afectada. Mantener la zona afectada en elevación para evitar el edema. Reposo relativo, realizando las actividades habituales. Deben ser movimientos libres de dolor, evitando la carga sobre la extremidad/articulación afectada, hasta un correcto diagnóstico. Acudir al fisioterapeuta para iniciar y acelerar la recuperación y su correcta cicatrización. Para desgarros más graves, será necesario una valoración ecográfica para determinar bien el programa de rehabilitación desde las primeras horas. En cuanto al tratamiento quirúrgico , será necesario en aquellas lesiones graves donde el médico valore mejor cirugía que tratamiento conservador. A continuación, te mostramos un ejemplo del tratamiento de terapia física que se puede aplicar en los desgarres según su gravedad. Desgarro Grado 1 o leve Días 1-3: compresión, hielo, elevación, movilización activa, entrenamiento isométrico, tens. Días 4-7: entrenamiento en piscina, estiramientos sin dolor, potenciación isotónica (comenzando con pesos ligeros a más pesados y primero con acciones concéntricas a excéntricas), ejercicios funcionales. Día 8: entrenamiento isocinético (desde velocidades angulares rápidas a lentas y desde acciones concéntricas a excéntricas), entrenamiento pliométrico, ejercicios específicos del deporte practicado. Desgarro Grado 2 o moderado Días 1-3: compresión, hielo, elevación, movilización activa indolora, marcha con muletas. A partir del día 4: entrenamiento isométrico indoloro. A partir del día 7: entrenamiento en piscina, estiramientos indoloros, potenciación isotónica (comenzando con pesos ligeros a más pesados y primero con acciones concéntricas a excéntricas), ejercicios funcionales. A partir de la segunda semana: entrenamiento isocinético (desde velocidades angulares rápidas a lentas y desde acciones concéntricas a excéntricas), entrenamiento pliométrico (combina movimientos rápidos y fuerza), ejercicios específicos del deporte. Desgarro Grado 3 o grave Días 1-3: compresión, hielo, elevación, marcha con muletas. A partir del día 4: electroestimulación muscular. A partir del día 7: movilización activa indolora, Entrenamiento isométrico indoloro. A partir de la segunda semana: entrenamiento en piscina, estiramientos indoloros, potenciación isotónica (comenzando con pesos ligeros a más pesados y primero con acciones concéntricas a excéntricas), ejercicios funcionales. A partir de la tercera semana. Entrenamiento isocinético (desde velocidades angulares rápidas a lentas y desde acciones concéntricas a excéntricas), entrenamiento pliométrico, ejercicios específicos del deporte. ¿Se puede prevenir? El momento en el que se produce más lesiones musculares son al inicio y al final de cualquier actividad física y/o deporte. Al principio, porque el músculo aún no se ha calentado lo suficiente. Al final, porque influyen el cansancio y la deshidratación entre otros. Es por eso que siempre hay que realizar un buen calentamiento y estirar bien activamente antes de iniciar el entrenamiento . Si se transpira mucho, conviene ingerir alguna bebida isotónica durante la actividad para mantener la correcta hidratación de los tejidos. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta.
Los Últimos Tratamientos para la Acondroplasia
Artículo especializado

Los Últimos Tratamientos para la Acondroplasia

La acondroplasia es la principal causa de enanismo . Su origen es genético (debido a una alteración cromosómica), y se engloba dentro de un grupo de enfermedades denominadas condrodistrofias u osteocondrodisplasias (enfermedades que afectan al cartílago óseo). Su principal característica es la presencia de unas e xtremidades cortas de forma simétrica (tanto las extremidades superiores como las inferiores y de ambos lados), aunque el tronco tiene una longitud normal, lo que provoca un c recimiento disarmónico del cuerpo . Existen otros tipos de enanismo de causas distintas y asociados a rasgos físicos diferentes, por ejemplo, la displasia. Incidencia y causas La incidencia mundial es de alrededor de uno de cada 25.000 niños nacidos vivos (en España existen aproximadamente, unos 1000 afectados). De ellos, el 90% son debidos a una mutación cromosómica espontánea, mientras que el 10% es de causa genética hereditaria. Esta enfermedad se debe a una modificación en la cadena del ADN causada por alteraciones en el receptor del factor de crecimiento 3 de los fibroblastos que se localiza en el cromosoma 4. Ello produce una anomalía en el desarrollo de los cartílagos y, por tanto, en el crecimiento óseo, con una calcificación acelerada. En estos pacientes la adquisición completa de la s habilidades motoras se enlentecen debido a sus alteraciones anatómicas. Los adultos varones alcanzan una altura aproximada de 131 cm mientras que en las mujeres es de 125 cm. ¿Qué nos debe hacer sospechar una acondroplasia en un recién nacido? Los rasgos clínicos son visibles desde el nacimiento, pues son niños que presentan talla baja al nacer y una serie de alteraciones morfológicas como: macrocefalia (cabeza grande) con frente prominente y maxilar inferior pequeño, cuello corto , acortamiento de los huesos largos y de los dedo, manos anchas y cortas , deformidad en las piernas (en forma de paréntesis, con rodillas separadas), pies cortos, anchos y planos, y desviaciones de la columna vertebral, entre otras. ¿Cómo se llega al diagnóstico? El diagnóstico se basa en la presencia de hallazgos clínicos y radiológico s característicos. La radiografía esquelética muestra las dismorfias o alteraciones morfológicas características. El estudio genético molecular confirma el diagnóstico por la presencia de la alteración en el cromosoma 4. ¿Se puede detectar una acondroplasia durante el embarazo? La acondroplasia puede ser detectada antes del nacimiento. En una ecografía fetal puede evidenciarse una discordancia entre la longitud del fémur y el diámetro biparietal, ambos parámetros son medidos durante el seguimiento del embarazo. Si se detectan unos parámetros anormales se continua el estudio con otras pruebas como puede ser una prueba del ADN fetal. La herencia de esta enfermedad es autosómica dominante. En el caso hipotético de que ambos progenitores estuvieran afectados puede ocurrir que el feto tenga un patrón homocigoto que es, prácticamente, incompatible con la vida. ¿Cómo evolucionan estos pacientes? El niño presentará un retraso en el desarrollo motor debido a la hiperlaxitud ( mayor flexibilidad en articulaciones, músculos, cartílagos y tendones) , la hipotonía (cierta debilidad muscular transitoria) y los desequilibrios esqueléticos. Consigue una marcha autónoma y eficaz alrededor de los dos años de edad. Durante el crecimiento, van a estar marcados por múltiples complicaciones derivadas de sus anomalías. A medida que avanza el crecimiento pueden aparecer otros problemas de salud asociados  como pueden ser obstrucción de las vías respiratorias superiores (apneas o pausas respiratorias), obesidad, dolores de espalda, piernas arqueadas, focalidad neurológica (por hidrocefalia), rinitis serosa, otitis media serosa, maloclusión dentaria, apiñamiento dental… El desarrollo sexual es normal o temprano y, en muchas ocasiones, los genitales externos están aumentados de tamaño. Asimismo, el coeficiente intelectual no suele estar afectado. Estos pacientes deben ser controlados periódicamente por el médico responsable: el pediatra en la infancia y su médico en edad adulta. Son pacientes pluripatológicos que necesitarán valoraciones por varios especialistas en función de sus síntomas. En las visitas médicas de control realizadas a los pacientes con enanismo es importante registrar los parámetros antropométricos : peso, talla, perímetro craneal y perímetro torácico, así como realizar una valoración de la estabilidad y de la marcha, de las deformidades de columna y una exploración neurológica periódica. A largo plazo, y en función de la severidad de sus síntomas, el acondroplásico puede presentar o no una discapacidad significativa. ¿Existe algún tratamiento específico? No existe un tratamiento específico. El objetivo en estos casos va encaminado a mejorar la calidad de vida del paciente, lo que puede significar desde un alargamiento de extremidades hasta la colocación de t ubos de drenaje en los oídos, ortodoncia o logopedia. El tratamiento psicológico es fundamental en algunas etapas de la madurez. ¿Qué esperanza de vida tienen? Afortunadamente no es muy inferior a la de la población general.  Desde un punto de vista social, las personas con acondroplasia conviven prejuicios culturales que aún persisten hoy en día.
Cómo Tratar la Epicondilitis
Artículo especializado

Cómo Tratar la Epicondilitis

Aunque se asocia a deportes de raqueta, por el movimiento que estos requieren (de ahí que también se la denomine “codo de tenista”), la epicondilitis es una lesión que también puede afectar a profesionales de otros sectores. Carpinteros, pintores o carniceros pueden sufrirla debido al uso de esta articulación para el desempeño de sus trabajos.   El codo es una articulación en la que están implicados los huesos de brazo y antebrazo, así como músculos, tendones y ligamentos. Tanto el componente esquelético, húmero, radio y cúbito como el tejido blando se encargan de proporcionar movilidad y sujeción a esta articulación, que interviene en muchos movimientos, no sólo deportivos, sino también del día a día. Cuando estos movimientos son repetitivos pueden ocasionar una lesión que, según dónde se localice, tendrá una u otra denominación. Si se localiza en la parte exterior del codo estaremos hablando de una epicondilitis lateral , mientras que si el dolor es en la zona interior, se denominará epitrocleitis o epicondilitis medial .   La afectación se circunscribe a la zona del epicondilo lateral, es decir, a la protuberancia que existe en la parte distal del húmero. Es ahí donde se insertan, a través de los tendones, los músculos extensores del antebrazo, y son estos músculos los afectados, sobre todo el extensor radial corto del carpo. Este interviene en movimientos de extensión de la muñeca, así como de supinación del antebrazo, es decir, un movimiento que el tenista realiza constantemente en la pista y en especial con el golpe de revés. Esta repetición es la que causa microroturas del tendón de este músculo, que provoca dolor y que puede llegar a imposibilitar la realización adecuada del movimiento.   Síntomas Su inicio puede ser de carácter leve, con pequeñas molestias que no limitan el movimiento, pero sí que resulta hasta cierto punto incómodo. Además de estos síntomas se puede percibir una disminución en la capacidad de sujeción del grip o empuñadura de la raqueta con pérdida de fuerza lo que da cierta inseguridad en el momento del golpear la bola o en actividades cotidianas como dificultad para sujetar una jarra por el asa.   Cómo se trata El tratamiento se realiza a diferentes niveles, por un lado minimizar los síntomas y recuperar el tendón, y por otro lado hay que corregir aquellas causas que han podido ser el origen de la lesión. De inicio pautaremos antiinflamatorios , para reducir la inflamación asociada a las microrupturas del tendón junto con descanso. Es evidente que para según a quien afecte esta patología el tener que detener su actividad puede suponer un problema y por ello en ocasiones se pueden valorar opciones un poco más “invasivas” como puede ser la infiltración de corticosteroides en la zona afectada. El fisioterapeuta será un aliado importante para una correcta evolución de este cuadro clínico, ultrasonidos, trabajo manual con la aplicación de diferentes técnicas de masaje entre otras, ayudarán a mejorar la sintomatología.   Qué ha podido causarla Como se ha comentado, es indispensable realizar un abordaje terapéutico, pero es necesario conocer las causas que han podido ocasionar la lesión. En deportistas es esencial valorar tanto la técnica como el material que se usa. Una buena técnica es básica en la práctica de cualquier deporte y los deportes de raqueta no pueden ser menos. Una mala volea de revés sería una maniobra deportiva que aumentaría el riesgo de sufrir una epicondilitis, de ahí la importancia de conocer la técnica y aplicarla correctamente. Cuando se vuelve a jugar tras una epicondilitis, es importante valorar este gesto deportivo y si es necesario que sea un profesional el que lo supervise, ya que de ese modo va a disminuir el riesgo de recidiva.   Ejercicios para prevenir Como prevención, es necesario trabajar la musculatura extensora también para reducir el riesgo de lesión. Una rutina que incluya ejercicios específicos para los músculos del antebrazo que suele ser una musculatura que no se trabaja de manera concreta, sino que suele formar parte de un programa de trabajo muscular general. Algunos de los ejercicios podrían ser:   Sentado, con los brazos encima de los muslos, coger con la palma de la mano pequeños pesos o mancuernas. La muñeca quedará por encima de la rodilla y por tanto la mano quedará “colgada” por debajo de ésta con la palma de la mano mirando hacia el techo. Para alcanzar esta posición quizás necesitas mantenerte algo encorvado hacia delante. Con la mano ligeramente abierta dejar rodar la mancuerna por la palma de la mano hasta los dedos impidiendo que esta caiga, recogerla de nuevo y realizar una flexión palmar de la muñeca, consiguiendo de ese modo que los músculos del antebrazo se activen. Son movimientos muy cortos y concretos pero intensos por lo que se recomienda ser muy progresivo. Empezar con poco peso y pocas repeticiones. Del mismo modo que se ha trabajado un grupo muscular del antebrazo hay que trabajar el lado contrario, es decir, en este caso las palmas de la mano miraran al suelo. Con una mancuerna en cada mano en esta ocasión con la palma de la mano mirando hacia el suelo, se realizará también una flexión activando de nuevo la musculatura, pero en esta ocasión será la musculatura extensora la que trabajará. La misma premisa respecto al peso recomendada anteriormente sirve en este caso, poco peso y progresión para evitar molestias. Además de un trabajo especifico y el conocimiento y adaptación de la técnica si fuera necesario, valorar si el material con el que se juega es el adecuado es esencial. Cada persona tiene características físicas concretas y, por tanto, la raqueta deberá adaptarse a ello . El tamaño del grip o el peso de la raqueta, son características a tener en cuenta, además del cordaje.  
Contenidos sobre enfermedades
Somos conscientes de que los conceptos médicos pueden resultar confusos si no te los explican con claridad. Para evitar esto, le hemos pedido a nuestros profesionales que preparen estas fichas en donde podrás acceder a información relevante sobre enfermedades que te ayudará a entender de una manera sencilla por qué se producen y por qué es necesario su tratamiento.
Ver todas las enfemedades
Bursitis de Codo
Enfermedad

Bursitis de Codo

¿Qué es la bursitis en el codo? La bursitis de codo es la inflamación de la bolsa sinovial de dicha articulación . Las bolsas sinoviales presentan líquido en su interior y son las encargadas de amortiguar el roce de huesos y tendones. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. Tipos de bursitis en el codo Existen dos tipos de bursitis de codo: Bursitis profunda: producida por la inflamación de la bursa profunda, que se encuentra en la zona más honda de la articulación, cubriendo los músculos o la relación entre músculos y huesos. Bursitis superficial: se encuentra situada en la parte superficial de la articulación, sobre los epicóndilos y el olécranon, es la que con mayor frecuencia se inflama en el codo. Causas de la bursitis en el codo Las causas de la bursitis son las enfermedades inflamatorias como gota, condrocalcinosis, artritis reumatoide, y enfermedad por depósito de cristales de hidroxiapatita. Se puede producir también por la ejecución de movimientos repetitivos, por apoyo continuo sobre los codos (codo de estudiante) o por traumatismos en la zona. Síntomas de la bursitis en el codo Los síntomas de la bursitis son la presencia de inflamación en la zona, dolor, enrojecimiento y, en la exploración, puede notarse un bulto blando al tacto . En algunas ocasiones, sobre una bursitis se puede producir una infección, dando lugar a dolor intenso, enrojecimiento y calor local, pudiendo presentar el paciente fiebre. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. Tratamiento de la bursitis en el codo El tratamiento de la bursitis tiene una parte de tratamiento local, otra de tratamiento medicamentoso y, por último, una parte de tratamiento quirúrgico, según la evolución del proceso. Tratamiento local: se pone hielo sobre la zona afectada para mejorar la inflamación. Tratamiento médico: se inicia el tratamiento con fármacos antiinflamatorios tipo ibuprofeno seguido, si no mejora, de corticoides orales y también se debe tratar la enfermedad de base. Es decir, en los casos de artritis reumatoidea puede ser necesario tratamiento con metotrexate, en los casos de enfermedades por depósito de cristales tratamiento con colchicina, etc. En pacientes que presentan infección, se requiere tratamiento antibiótico y puede ser necesario retirar líquido para aliviar los síntomas. En algunos casos puede ser necesario el tratamiento quirúrgico, consistente en la extirpación quirúrgica de la bolsa, aunque este no suele ser frecuente. También se pueden realizar ejercicios que fortalezcan la zona y eviten parte del dolor. Pruebas complementarias de la bursitis en el codo Las pruebas complementarias para el estudio de la bursitis son análisis de sangre , para conocer posibilidades de enfermedades inflamatorias o gota y, también se puede realizar un análisis del líquido extraído . Pruebas de imagen como radiografía simple del codo, sobre todo para descartar que el dolor esté relacionado con otros factores implicados, ecografía y resonancia magnética, para realizar estudios de las bursitis profundas . Factores desencadenantes de la bursitis en el codo Los movimientos repetitivos o los procesos en los cuales se produce un apoyo continuado sobre la articulación , pueden dar lugar a una bursitis en el codo. Factores de riesgo de la bursitis en el codo Los factores de riesgo para la bursitis son las enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide , la gota, las enfermedades por depósito de cristales de hidroxiapatita y la condrocalcinosis. Complicaciones de la bursitis en el codo La complicación de la bursitis del codo es una bursitis infecciosa , esta puede dañar la articulación de forma importante y, en estos casos, es necesario un tratamiento antibiótico.   Prevención de la bursitis en el codo Para prevenir la bursitis del codo es conveniente evitar movimientos repetitivos de estirar y flexionar el codo , también el permanecer apoyado sobre el codo durante periodos muy largos, ya que, esta acción traumatiza la zona del codo y produce la inflamación de la bolsa . Especialidades a las que pertenece La bursitis es tratada por el especialista en reumatología y, en los casos en que se necesita cirugía, se trata por parte de traumatología. Los casos leves pueden ser tratados por el médico de familia con antinflamatorios. Preguntas frecuentes ¿Cómo se llama el líquido del codo? El líquido del codo se llama líquido sinovial . Cuando se produce una inflamación de la bolsa sinovial se conoce como bursitis. Cuando la bursitis se produce en la zona del olécranon se denomina bursitis olecraniana. ¿Qué es el Olécranon del codo? El olécranon es la extremidad del cúbito que articula en el codo del hueso humeral, tiene forma piramidal. Si se palpa el codo, es la zona dorsal que sobresale, al ser una zona ósea prominente, es fácil que sobre ella se produzca una fractura al caer. En este caso se precisa, en la mayoría de ocasiones, cirugía para proceder a la fijación de la misma. ¿Qué huesos forman la articulación del codo?   La articulación del codo está formada por tres huesos: el húmero, es el hueso largo del brazo, en su extremo distal articula con el cúbito y el radio, que son los dos huesos que tiene el antebrazo. Los huesos cúbito y radio articulan entre sí , y ambos articulan también con el húmero. Aunque la articulación del codo es solo una, tiene tres superficies articulares: la radio cubital, la radio humeral y la cúbito humeral. ¿Cuáles son las bolsas serosas? Las bolsas serosas del codo son las bolsas superficiales y las bolsas profundas. Las superficiales comprende la bolsa olecraniano que recubre el olécranon y, las bolsas profundas son las que recubren las inserciones musculares de músculos que se insertan en los diferentes huesos del codo. ¿Qué es la epicondilitis? La epicondilitis es la inflamación de la zona de inserción de los músculos en el epicóndilo , que forma parte del húmero. El dolor se produce en la zona externa del codo, suele deberse a la inflamación en el tendón extensor radial corto del carpo. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta.
Osteopenia
Enfermedad

Osteopenia

¿Qué es la osteopenia? La osteopenia es una disminución de la densidad mineral ósea por la que el hueso se vuelve más poroso, disminuyendo su masa, en la que todavía no se han presentado cambios definitivos en su estructura. La osteopenia es una alteración de diagnóstico densitométrico, es decir, se establece con la realización de una densitometría ósea al paciente, determinando con ello lo que es, según los resultados de esta prueba, la disminución de la densidad ósea comprendida entre 1 y 2.5 desviaciones estándar por debajo del valor de referencia de la población normal. Se puede considerar un paso previo a la osteoporosis, aunque no todo el mundo que presenta osteopenia va a desarrollar una osteoporosis en el futuro. Junto con la osteoporosis, la osteopenia es la enfermedad ósea más frecuente. Afecta en su mayoría a mujeres mayores de 50 años, aumentando su prevalencia según aumenta la edad. La osteopenia es una alteración de una gravedad leve-moderada, siendo un factor de riesgo que se suma a la osteoporosis, la edad, riesgo de caídas… etc, para el padecimiento de fracturas óseas. Causas de la osteopenia La osteopenia viene determinada por el pico máximo de masa ósea que cada individuo tiene y que se suele alcanzar a en torno a los 25-30 años. A partir de los 40 años la masa ósea va disminuyendo, habiendo un desbalance en los procesos de destrucción y producción de hueso que se producen durante toda la vida adulta, determinado por factores genéticos y la disminución de estrógenos en mujeres postmenopáusicas. Síntomas de la osteopenia La osteopenia en sí misma, como la osteoporosis, no produce síntomas claramente achacables a su padecimiento , salvo cuando se producen fracturas o microfracturas óseas. Tratamiento para la osteopenia El tratamiento de la osteopenia está basado en la indicación de realización de medidas generales como realizar ejercicio (andar, correr, nadar…) y administrar en la dieta un adecuado aporte de calcio y vitamina D. Cuando se determina analíticamente que existe déficit de estos dos componentes, el médico puede indicar un tratamiento específico según la carencia que se establezca de vitamina D y calcio en el paciente. En principio, los fármacos que se utilizan para el tratamiento de la osteoporosis no están aprobados para su uso en el tratamiento de la osteopenia, reservándose a los casos de diagnóstico de osteoporosis asociados a un aumento real de riesgo de fracturas. Pruebas complementarias del tratamiento de la osteopenia Se puede realizar una analítica de sangre con determinación de calcio, fósforo y fosfatasa alcalina, entre otros. La prueba complementaria de referencia para poder decir que un paciente tiene osteopenia es la densitometría ósea o DEXA ( Dual Energy X-Ray Absorptiometry ), prueba precisa que utiliza una mínima radiación y es un estudio rápido de realizar. Se establecen los  valores en columna lumbar y cadera, de tal manera que se indica que existe osteopenia cuando los resultados de su índice “T-score” son entre -1.0 y -2.4, desviaciones estándar en comparación a una población de referencia con una densidad mineral ósea normal. Factores de riesgo que pueden desencadenar la osteopenia Los principales factores de riesgo para el desarrollo de la osteopenia son : El déficit de estrógenos asociado a la menopausia. La edad, a partir de los 50 años sobre todo. Cuanto mayor edad tenga el individuo, más riesgo existe de que este padezca osteopenia. Antecedentes familiares de osteopenia, osteoporosis o fracturas óseas. Toma de determinados fármacos como glucocorticoides sistémicos, heparina, anticonvulsivante…etc. Padecimiento de enfermedades como hipogonadismo (testículos u ovarios no funcionales), hiperparatiroidismo, artritis reumatoide, síndrome de malabsorción, enfermedad celíaca…etc. Alimentación deficiente y alteraciones alimentarias derivadas de patologías como anorexia o bulimia. Complicaciones de la osteopenia Desarrollo de osteoporosis. Fracturas óseas, siendo más frecuentes en columna, cadera y antebrazo. Desarrollo de alteraciones biomecánicas como pérdida de altura, deformidad en la columna, dorso-lumbalgias,  etc. Prevención de la osteopenia Realización de ejercicio físico aeróbico como caminar a paso vivo, correr, montar en bicicleta o saltar, por ejemplo. Garantizar una exposición solar diaria en manos, cara y brazos al menos durante 10-15 minutos al día, dos a tres veces por semana. Evitar el consumo de tabaco. Dieta variada y que contenga suficiente aporte de calcio (1gr/día en mujeres premenopáusicas; 1.2-1.5 gr/día durante el embarazo y la lactancia y 1.5 gr/día en mujeres postmenopáusicas). Evitar tóxicos como el alcohol y un exceso de ingesta de café. Especialidades a las que pertenece la osteopenia La osteopenia puede ser valorada y diagnosticada por el médico de atención primaria, el médico reumatólogo y el traumatólogo . En ocasiones, en las revisiones ginecológicas de las paciente en edad postmenopáusica, el ginecólogo también valora realizar una densitometría para diagnosticar la influencia de este proceso fisiológico en los huesos. Preguntas frecuentes ¿Qué debe comer una persona con osteopenia? Es recomendable comer alimentos ricos en calcio como leche, quesos, yogures, yema de huevo, frutos secos, legumbres, espinacas, grelo, brócoli, acelga, cardo, col lombarda…etc. También alimentos que contengan vitamina D como el pescado azul (salmón, sardinas o caballa) ¿Qué es la osteopenia periarticular? Es la pérdida de densidad mineral ósea producida alrededor de las articulaciones. ¿Cuál es el médico especialista en osteopenia? El reumatólogo es el médico especialista en osteopenia y osteoporosis. ¿Qué diferencia hay entre la osteopenia y la osteoporosis? La diferencia entre osteoporosis y osteopenia es la cuantía o importancia de la pérdida total de masa ósea del hueso. Así, se considera osteopenia la disminución de la densidad ósea comprendida entre 1 y 2.5 desviaciones estándar por debajo del valor de referencia de la población normal, y osteoporosis una densidad ósea inferior a 2.5 desviaciones estándar respecto al pico de masa ósea en adultos sanos. ¿Qué es el reuma? El término reuma no es un término médico, es una denominación coloquial para referirse al conjunto de patologías que afectan al aparato locomotor.
Espondilosis
Enfermedad

Espondilosis

¿Qué es la espondilosis? La espondilosis, también conocida como osteoartritis o artritis vertebral , es un proceso degenerativo y progresivo de los discos intervertebrales , que puede provocar la pérdida de estructura y función espinal normal. Es una patología que está caracterizada principalmente por el desgaste de los discos que se encuentran entre las vértebras de la columna. Dicha pérdida de volumen provoca episodios de dolor que pueden llegar a ser incapacitantes. Los discos intervertebrales son los que dan soporte a la columna al proveer amortiguación natural para mantener diferentes posturas. Este trastorno puede afectar las diferentes regiones de la columna como son cervical (cuello), torácica (parte media de la espalda), y lumbar (parte baja de la espalda). Es una enfermedad muy común, es más frecuente en hombres que en mujeres y  en personas entre los 40 a 60 años. Tipos de espondilosis Los tipos de espondilosis se clasifican según la zona de la columna vertebral más afectada por la enfermedad, como son: Espondilosis cervica l: es la condición que afecta a los discos intervertebrales en la parte alta de la espalda, así como a los huesos del cuello. Se caracteriza por dolor de cabeza, de hombros y cuello, siendo un padecimiento común en personas que soportan más estrés en la zona, como los deportistas. Espondilosis lumbar: es la que afecta el área lumbar de la espalda o parte baja. Este tipo de espondilosis es un tanto más común, debido a que tiene una estrecha relación con las lesiones deportivas. La mayoría de los dolores en esta zona tienen otros orígenes, aun cuando se demuestre la existencia del desgaste discal. Es muy común en mujeres, ya que tiene una relación directa con el periodo de gestación. Espondilosis dorsal: es un tipo muy poco común de esta condición, afectando la zona torácica. Los dolores o molestias de esta zona  son debidos principalmente a la edad, la mala postura o a trabajos muy pesados. Causas de la espondilosis La espondilosis, como muchas de las otras condiciones degenerativas que afectan a huesos y articulaciones, es producto de una vida de presión anormal y desgaste excesivo de la estructura ósea, debido a potenciales abusos físicos y al envejecimiento. Los discos actúan como amortiguadores entre las vértebras de la columna vertebral. Hacia los 40 años, los discos vertebrales de la mayoría de las personas comienzan a deshidratarse y a encogerse, lo que crea mayor contacto de los huesos entre las vértebras. La distribución inadecuada de la presión sobre la columna vertebral, las malas posturas por largos periodos de tiempo, las hernias en los discos, el crecimiento excesivo de huesos y la deshidratación de los discos, podrían ser otras causas. Síntomas de la espondilosis El principal síntoma de la espondilosis es el dolor en las diferentes zonas de la espalda, cercana al área desgastada, que puede parecer una distensión muscular. El dolor puede ser leve o profundo, y tan intenso, que incluso el paciente no puede moverse. Los síntomas a menudo se presentan de manera lenta con el tiempo, pero pueden comenzar o empeorar súbitamente. La inflamación o hernia de los discos vertebrales puede provocar dolor de cabeza, de espalda o inmovilidad de la zona afectada, lo cual también puede causar espasmos musculares y una crisis de dolor. Tratamiento de la espondilosis El objetivo del tratamiento de la espondilosis es aliviar el dolor, ayudar a mantener las actividades habituales tanto como sea posible, y evitar lesiones permanentes a la médula espinal y los nervios. Entre las opciones más comunes de tratamiento tenemos: la fisioterapia , que contribuye a reducir la incomodidad sufrida y a aliviar las tensiones entre los discos vertebrales, masajes especializados, quiropráctica, osteopatía, y las terapias de compresas frías en casa. El uso de medicamentos analgésicos y antiinflamatorios es común cuando el dolor se agudiza. En el último de los casos y solo cuando el paciente experimenta limitaciones en el movimiento, dolor insoportable o pérdida de la sensibilidad, el médico podría contemplar la opción quirúrgica. La cirugía para espondilosis se basa en aliviar la presión existente en la médula espinal y los nervios. Pruebas complementarias del diagnóstico de la espondilosis Para el diagnóstico y el tratamiento de la espondilosis se realizan pruebas como: radiografías , ya que con esta prueba el desgaste o la hernia discal serán visibles fácilmente. También puede realizarse una resonancia magnética o una tomografía axial computarizada, en las cuales el médico o especialista puede definir si el desgaste de los discos es el causante del dolor. Factores de riesgo de la espondilosis Entre los factores que aumentan el riesgo de tener la espondilosis están: la edad , ya que mientras más se envejece más riesgo se tiene de padecer esta enfermedad, los trabajos que requieren hacer movimientos repetitivos del cuello, adoptar una postura incómoda, el sobrepeso , tener una mala nutrición, ya que la descalcificación ósea es un factor principal para sufrir esta enfermedad, predisposición genética, tabaquismo y las lesiones traumáticas anteriores parecen aumentar el riesgo de espondilosis, entre otros factores. Complicaciones de la espondilosis  Si la médula espinal o las raíces nerviosas se comprimen gravemente como resultado de espondilosis el daño puede ser permanente. Otras complicaciones podrían incluir: Incapacidad para retener las heces o la orina. Pérdida de la función o sensibilidad muscular. Equilibrio deficiente. Prevención de la espondilosis Para prevenir esta enfermedad es necesario: Mantener una buena postura al sentarse o estar de pie. No levantar objetos pesados o hacerlo de manera apropiada. No fumar o tomar alcohol en exceso. Mantener un peso saludable. Hacer ejercicio periódicamente. Especialidades a las que pertenece Las especialidades médicas a las que pertenece la espondilosis son la ortopedia , que es la especialidad médica y quirúrgica dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades y lesiones del sistema musculoesquelético. La neurocirugía, que se ocupa del diagnóstico y tratamiento de trastornos del cerebro, la médula espinal, la columna vertebral y los nervios periféricos de todas partes del cuerpo. Preguntas frecuentes ¿Qué es la espondilosis lumbar baja? La espondilosis lumbar baja es la que se da cuando el desgaste de los discos intervertebrales se encuentra en la región lumbar, la cual comprende entre las vértebras L1 a L5. ¿Cuáles son los signos de la espondilosis? La espondilosis presenta signos degenerativos en el cuerpo vertebral, con deformaciones y osteofitos (espolones óseos) que son proyecciones de hueso en forma de pico de loro. ¿Cuál es la zona lumbar de la espalda? La zona lumbar de la espalda comprende entre las vértebras L1 y L5. ¿Cuál es la zona cervical de la espalda? La zona cervical de la espalda comprende entre las vértebras C1 a C7.
Osteomielitis
Enfermedad

Osteomielitis

¿Qué es la osteomielitis? La osteomielitis es la infección de un hueso y la médula ósea, que se caracteriza por la destrucción progresiva inflamatoria del tejido óseo y que suele producirse principalmente por bacterias piogenas (que producen pus) así como, en algunos casos, por micobacterias y/u hongos. Involucra y afecta las diferentes estructuras óseas como el periostio, la cavidad medular, el endostio y en ocasiones vasos sanguíneos y nervios . Periostio : membrana de tejido conjuntivo, adherida exteriormente a los huesos, que sirve para su nutrición y regeneración. Cavidad medular : es el espacio interno de la diáfisis (parte tubular de un hueso largo), que contiene a la médula ósea amarilla grasa Endostio : membrana vascular delgada del tejido conjuntivo que rodea la superficie interior del tejido óseo que forma la cavidad medular de los huesos largo. Las infecciones pueden llegar al hueso a través del torrente sanguíneo o pueden diseminarse a través del tejido que lo rodea. Es más común en gestantes, niños y adultos de edad avanzada, aunque puede afectar a personas de todas las edades. Afecta más a los hombres que a las mujeres. La población con mayor riesgo incluye a las personas cuyo sistema inmunológico se encuentra debilitado. En niños con mayor frecuencia resultan afectados los huesos largos de brazos y piernas. En los adultos, la osteomielitis es más probable que se manifieste en los huesos de la columna vertebral. La destrucción ósea puede ser muy extensa si no se hace un diagnóstico rápido y se inicia el tratamiento. Tipos de osteomielitis Los tipos de osteomielitis incluyen: Osteomielitis aguda : es aquella que evoluciona en menos de dos semanas.  Es la infección bacteriana piógena (produce pus) localizada en huesos a partir de un área previamente infectada del organismo y que se denomina foco primario. El foco primario puede estar en intestino, oído medio, o a partir de piel: forúnculo, ántrax, celulitis…etc. Osteomielitis crónica : es la que evoluciona en más de cuatro semanas o que no responde al tratamiento antibiótico y requiere cirugía para su curación. Son los enfermos que una vez pasado el período agudo, con tratamiento o sin él, presentan supuración piógena crónica del hueso, siendo característica la presencia de secuestro, cavidades y fístulas. Osteomielitis no hematógena : la que ocurre por inoculación directa, tras un traumatismo o cirugía o por diseminación a partir de un foco contiguo, generalmente celulitis. Causas de la osteomielitis Las causas de la osteomielitis son principalmente bacterianas, debido al   Staphylococcus aureus . Los tipos de gérmenes que normalmente se encuentran en la piel o en la nariz de las personas sanas, provocan la mayoría de los casos de osteomielitis. Dependiendo de la forma en la que el hueso se infecta y de la edad de la persona, otros tipos de bacterias pueden también causar esta enfermedad. Las bacterias pueden infectar a los huesos de varias maneras, pudiendo llegar al hueso a través del torrente sanguíneo proveniente de otras áreas infectadas del cuerpo. Otra forma de contraer la osteomielitis es por una infección directa, cuando la bacteria entra en los tejidos del cuerpo a través de una herida y viaja hasta el hueso. Un hueso también puede infectarse cuando el riego sanguíneo al área del hueso se interrumpe. Esto puede ocurrir en las personas mayores que sufren de arteriosclerosis, lo cual es un estrechamiento de los vasos sanguíneos, o si hay una asociación con la diabetes. Síntomas de la osteomielitis Los síntomas de la osteomielitis incluyen: fiebre y/o escalofríos, dolor severo en el área del hueso infectado, irritabilidad o letargo en niños pequeños, hinchazón, así como calor y enrojecimiento sobre la zona de la infección. A veces la osteomielitis no produce signos ni síntomas o tiene signos y síntomas que son difíciles de distinguir de otros trastornos . Tratamiento para la osteomielitis La osteomielitis aguda requiere de tratamiento antibiótico que debe ser iniciado sin demora, aunque idealmente se debería obtener una muestra de material infeccioso previamente y comenzar el tratamiento en las primeras 72 horas desde el inicio del cuadro, pues en ese período el hueso aún conserva una adecuada irrigación sanguínea y el antibiótico llega mejor al foco infeccioso. En la osteomielitis crónica, además del uso de antibióticos de forma prolongada , en muchas ocasiones, se requiere cirugía, limpiando la zona afectada del material infeccioso, desbridando los tejidos muertos para facilitar la llegada del antibiótico, y rellenando los defectos óseos. También se puede aplicar un tratamiento antibiótico local en el hueso afectado. Pruebas complementarias del tratamiento de la osteomielitis Para el diagnóstico y tratamiento de la osteomielitis es necesario un análisis de sangre que puede revelar niveles altos de glóbulos blancos y otros factores que pueden indicar que el organismo está combatiendo una infección. Si la causa de la osteomielitis es una infección de la sangre , el análisis puede revelar qué gérmenes son los causantes. Otras pruebas importantes son las radiografías, que pueden revelar el daño en el hueso, o exploración por tomografía computarizada (escáner) y la resonancia magnética, así como la biopsia ósea. Factores desencadenantes de la osteomielitis No se conoce un factor específico que pueda desarrollar la osteomielitis. Factores de riesgo de la osteomielitis Los factores que aumentan el riesgo de la osteomielitis incluyen traumas, fracturas óseas graves o heridas punzantes profundas, ya que abren una vía para que las infecciones ingresen al hueso y al tejido que lo rodea. Otros factores de riesgo son los trastornos de la circulación, las afecciones que requieren vías intravenosas o sondas y los trastornos que afectan el sistema inmunitario . Las personas que se inyectan drogas intravenosas tienen más probabilidades de tener osteomielitis porque habitualmente usan agujas no estériles y no desinfectan la piel antes de las inyecciones. Gestantes y niños son de igual modo más propensos a esta enfermedad, así como las personas con diabetes, osteoartritis, neoplasias (tumores) o prótesis articulares. Complicaciones de la osteomielitis Las complicaciones de la osteomielitis incluyen: Muerte ósea (osteonecrosis). Alteración del crecimiento. Artritis séptica. Cáncer de piel. Prevención de la osteomielitis La prevención de la osteomielitis no siempre es posible porque no es una infección predecible, está más asociada a tomar medidas de protección para la salud que disminuyan los factores de riesgo, como: Evitar caídas o lesiones osteomusculares en niños y ancianos. Cuidado de fracturas óseas expuestas o que se puedan ver a través de la piel. Prevenir las infecciones de la piel debidas a diabetes mellitus. Desinfectar bien las heridas y tenerlas limpias y secas. Especialidades a las que pertenece la osteomielitis La osteomielitis pertenece a la especialidad de traumatología y ortopedia , es la parte de la medicina que se dedica al diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y prevención de lesiones y enfermedades del sistema musculoesquelético del cuerpo humano. Este complejo sistema incluye los huesos, las articulaciones, los ligamentos, los tendones, los músculos y los nervios que le permiten a una persona moverse, trabajar y ser activa. Preguntas frecuentes ¿Qué bacteria causa la osteomielitis? La bacteria más común que causa la osteomielitis es la Staphilococcus aureus , aunque existen otros tipos de micobacterias que también la pueden causar. ¿Qué es la osteomielitis maxilar? La osteomielitis maxilar es una infección odontógena de etiología bacteriana donde los agentes causales son los de la cavidad oral, como   Staphylococcus aureus entre otros. Afecta principalmente al maxilar inferior, y en raras ocasiones puede afectar al superior; esto es debido a que este tiene una mayor vascularización. ¿Qué es un absceso de Brodie? El absceso de Brodie es un absceso intraóseo relacionado con un foco de osteomielitis piógena sub-aguda definida por cierta características clínicas, radiológicas y patológicas. ¿Qué es la osteoesclerosis? La osteoesclerosis es una lesión consistente en un engrosamiento del hueso, aumento de su densidad, con posible disminución del espacio medular y la consiguiente atrofia de la médula ósea. ¿Qué es la pseudoartrosis? La pseudoartrosis es una articulación falsa que se forma después de una fractura cuyos fragmentos óseos no se han consolidado.