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Consecuencias del Ruido en la Salud
Artículo especializado

Consecuencias del Ruido en la Salud

¿Te preocupa el ruido que nos rodea? ¿Crees que puede afectar a nuestro bienestar? El ruido es uno de los problemas ambientales más importantes . Se define como un caso particular de sonido, una emisión de energía originada por un fenómeno vibratorio detectado por el oído, que provoca una sensación de molestia. Es un sonido no deseado. El nivel de sonido se mide en decibelios (dB) y un pequeño incremento en los decibelios supone un gran incremento en energía sonora. EL RUIDO ES SUBJETIVO La subjetividad inherente a la molestia que provoca un ruido dependerá de estos factores: La cantidad de energía sonora (a mayor energía, mayor molestia). Tiempo de exposición (a iguales niveles de energía, a mayor duración, mayor molestia). Características del sonido (espectro de frecuencias, ritmo, etc.). Sensibilidad individual (influida por factores físicos, sociales, culturales, etc). El oído es el órgano sensorial responsable de la audición y, es concretamente la parte denominada oído interno es la encargada de la transformación de las ondas sonoras recibidas (energía mecánica) en impulsos nerviosos (energía eléctrica), que son finalmente transmitidos al sistema nervioso central (cerebro). Fuentes de ruido Se considera que, en Europa, millones de personas están expuestas a niveles de ruido ambiental que los expertos y profesionales del sector consideran demasiado elevados y que pueden provocar posibles efectos nocivos sobre la salud humana. En la mayoría de las ocasiones, las fuentes que producen el ruido ambiental forman parte de la vida humana cotidiana, como son, por ejemplo: Las actividades industriales : ruido generalmente producido por la maquinaria, en relación a la potencia de la misma.  También la construcción y los trabajos de excavación pueden causar emisiones considerables (grúas, hormigoneras, soldaduras, martilleo, perforadoras…). Otros ejemplos, dentro de la innumerable lista, serían los sistemas de ventilación, los ascensores, la limpieza de calles, la recogida de basuras… Las actividades de comunicación (radio, TV, teléfono, fax…). Las actividades domésticas, vecinales, deportivas y de ocio : voces, fiestas, música de discoteca, utensilios de aspiración en el hogar, el uso de auriculares sin limitador de volumen, determinados juguetes con sonidos intensos, el tañir de las campanas de la iglesia… Los medios de transporte : incluiría los vehículos a motor (aquellos más grandes y pesados son los que emiten más ruido, generado por el motor y por la fricción entre el vehículo, el suelo y el aire); los ferrocarriles (el ruido que generan depende de su velocidad, tipo de motor, el estado de los raíles y sus fijaciones, la rugosidad de las ruedas…); y el tráfico aéreo (aquellos aviones más grandes y pesados producen más ruido, en las operaciones de despegue y aterrizaje, etc). Problemas de salud relacionados. Según la Comisión Europea, la exposición al ruido excesivo puede provocar, entre otros: Problemas de sueño (insomnio; despertares nocturnos o demasiado tempranos; cambios en la duración de las distintas etapas del sueño, en su estructura y fragmentación; mayor necesidad de uso de somníferos o sedantes; somnolencia diurna con el consiguiente descenso del rendimiento cognitivo en trabajo/escuela…). Cambios en los niveles hormonales (estrés) pueden provocar efectos cardiovasculares como la hipertensión o mayor riesgo de padecimiento de infarto agudo de miocardio; déficits de inmunidad, obesidad; depresión y otros desórdenes psíquicos… Efectos auditivos (discapacidad auditiva con o sin padecimiento de acúfenos -ruidos en los oídos cuando no existe fuente sonora externa-, dolor o fatiga auditiva…). Afectación del desarrollo cognitivo infantil. Afectación del comportamiento social (agresividad, protestas, sensación de desamparo) o interferencia en la comunicación oral. Estrategias de intervención El problema del ruido es una preocupación de la población a nivel global y, por ello, está empezando a ser una cuestión importante en salud ambiental para los gobernantes de muchos países. Prueba de ello sería la publicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de su plan de acción para Europa “Children’s enviroment and health”, cuyo objetivo prioritario es la protección frente a la exposición a niveles nocivos de ruido de los niños, tanto en casa como en la escuela. Existen estudios científicos realizados en España que demuestran que la población general estaría dispuesta a pagar más impuesto s o, incluso también, a a umentar el coste de su vivienda , entre otros aspectos, con la finalidad de conseguir ambientes más silenciosos. Igualmente considera necesaria la actuación en inversión pública con la finalidad de reducir la contaminación acústica.
Nomofobia, ¿Tienes Adicción por el Móvil?
Artículo especializado

Nomofobia, ¿Tienes Adicción por el Móvil?

¿Te genera malestar o intranquilidad si alguna vez te dejas el móvil en casa? ¿Consultas repetidamente el teléfono para ver si tienes algún aviso o mensaje, y a veces no te das ni cuenta? ¿Cargas el teléfono móvil en cuanto llegas a casa si alguna vez te quedas sin batería? Si has respondido “sí” a estas preguntas quizá sufras nomofobia. Según un estudio reciente, los usuarios de smartphones consultan el teléfono una media de 34 veces al día. ¿Estamos ante la nueva plaga del siglo XXI? ¿Qué es? El término “nomofobia” proviene del anglicismo nomophobia , que significa “no-mobile-phone-phobia”, y hace referencia al miedo irracional a estar sin teléfono móvi l, tanto por falta de batería, falta de cobertura o por haberlo olvidado en casa. Se calcula que alrededor del 53% de los usuarios de smartphones podrían considerarse nomofóbicos . Existen datos contradictorios sobre qué sexo es el más afectado pero, en cualquier caso, no hay diferencias significativas.   El hecho de que se pueda llevar a cualquier sitio, su relativo bajo coste y las inmensas posibilidades que genera, disparan el uso del móvil. A pesar de que el dispositivo en sí es importante, lo que crea la adicción realmente son las aplicaciones que requieren internet. Los teléfonos anteriores a los smartphones, que básicamente tenían utilidad para llamar o para enviar sms, no creaban tanto “enganche”. Es por este motivo que la nomofobia se da básicamente en adolescentes y adultos , ya que los niños no tienen un acceso tan directo a internet. Particularmente durante la adolescencia hay más probabilidades de desarrollar nomofobia ya que se prima la aceptación por parte del grupo de amigos, para identificarse y pertenecer.   Los smartphones permiten satisfacer básicamente dos tipos de necesidades: En entretenimiento solitario : búsqueda de información, imágenes o música, juegos solitarios, nuevos programas, páginas web… La interacción social : chats, foros, mail, redes sociales, juegos en red… La nomofobia forma parte de las llamadas adicciones conductuales. Hábitos de conducta aparentemente inofensivos, como consultar el móvil, puede convertirse en adicción según el uso que hagamos, desde un deseo moderado hasta una obsesión intensa, e incluso es capaz de generar síndrome de abstinencia . El aspecto fundamental para que haya adicción no es tanto el número de veces que se consulta el móvil (aunque también es importante), sino que haya una sensación de pérdida de control por parte de la persona, así como que haya dependencia (es decir, tolerancia y síndrome de abstinencia). ¿Síntomas? Los síntomas observados en la nomofobia pueden llegar a ser similares a los generados por algunas drogodependencias . Estar enganchado al móvil puede actuar como un estimulante que produce cambios fisiológicos en el cerebro. Podemos observar las siguientes señales: Pérdida de control: uso compulsivo del teléfono. Interferencia en otras actividades de la cotidianeidad, lo que hace que pueda haber una bajada en el rendimiento escolar, laboral, familiar o social. Tolerancia: Cada vez se necesita usar más tiempo el dispositivo. Síndrome de abstinencia: La falta del dispositivo genera: Irritabilidad. Ansiedad. Tristeza o apatía. Inquietud motriz. Impaciencia por la lentitud de la conexión o por no encontrar lo que se busca. Falta de concentración. Pensamientos recurrentes. Sensación subjetiva de incomunicación. ¿Otros efectos y consecuencias? Al margen de los síntomas comentados anteriormente, la dependencia al móvil también puede provocar otras problemáticas: Afectación en el sueño. Riesgo de accidentes de tráfico o laborales por el uso simultáneo. Aumento de la probabilidad de padecer ciberacoso. Posibles efectos neurológicos y neuropsicológicos (riesgo de tumores intracraneales). ¿Tratamiento? Como en otras adicciones comportamentales, la solución no es abandonar el uso del móvil por completo, sino aprender a regular su uso. Algunas ideas que pueden facilitar en este sentido serían: ¿Qué uso te gustaría hacer idealmente del móvil? ¿Es el que haces o deberías cambiar algo? Existen aplicaciones como Checky para Android o RescueTime que pueden funcionar como test, ya ayudan a ver tanto la frecuencia con la que se usa el dispositivo como el uso que se hace de él y de este modo facilitar la autorregulación. Empieza por reflexionar qué estados emocionales son los que habitualmente te llevan al uso del móvil: ¿el aburrimiento? ¿el exceso de trabajo? ¿la sensación de vacío? ¿la necesidad de relación social? Busca alternativas factibles. ¿Qué cosas dejas de hacer o haces peor por usar el móvil en exceso? Piensa que, por ejemplo, andar por la calle mirando el móvil te aísla de todo lo que ocurre en tu entorno. Por tanto: ¿qué podría mejorar en tu vida si limitaras su uso? Recuerda que las funciones personales que se satisfacen desde el móvil (como las relaciones sociales o entretenimiento) pueden complementar, pero nunca suplir , las presenciales. Conectarse no es vincularse, más bien al contrario, a más conexión menos vínculo social. Valora si hay problemas de los que huyes a través de la gratificación inmediata del teléfono y busca soluciones. El móvil puede llegar a convertirse en un “mini-mundo” manejable. ¿Hay aspectos que tengas descuidados en la vida real? Es importante tener en cuenta que cuantas más áreas sean funcionales en la persona (familia, pareja, trabajo, intereses…) más probabilidades hay de que la persona sea feliz a nivel global. ¿Hay alguna parte de ti que se esconda tras el móvil? El anonimato que genera internet puede comportar dificultades paralelas. Pon límites: apaga el móvil en ciertas situaciones, p.ej. mientras comes, mientras realizas actividades sociales o a la hora dormir.  
Qué Sabemos de las Fobias
Artículo especializado

Qué Sabemos de las Fobias

¿Cómo reaccionarías si te encontraras una araña en el baño, y tienes aracnofobia?, ¿y si la consulta del médico está en un séptimo piso y padeces de acrofobia? En el mundo occidental, hay tantas fobias como elementos existen en nuestro hábitat, son prácticamente infinitas y muchas veces convivimos con ellas a pesar del malestar que generan. En este artículo, veremos qué tipos de fobias existen, cuáles son sus tratamientos y qué consecuencias pueden ocasionar. ¿Qué es una fobia? Una fobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un miedo irracional a un lugar, una situación o un objeto . Este temor extremo hace que la persona se esfuerce en evitar el peligro percibido, que siempre es mucho mayor en su mente que en la vida real y, si no puede evitarlo o no puede huir de él, sufre una angustia enorme, ansiedad o incluso un ataque de pánico al tener que enfrentarse. Las personas con fobia a menudo se dan cuenta de que su miedo es irracional, pero paradójicamente, no pueden hacer nada al respecto para reaccionar de un modo diferente. Además, como el cerebro es capaz de reaccionar de la misma forma ante la imaginación o una foto que ante el estímulo fóbico, hay personas que con tal sólo pensarlo desencadenan una sintomatología tremendamente angustiante e inevitable. Síntomas físicos Sofocos o escalofríos Sudoración Dificultad para respirar Temblor Presión en el pecho Dolor de cabeza Mareos Taquicardia Náuseas Dolor de estómago Confusión y desorientación Boca seca Necesidad del ir al baño Entumecimiento Zumbido en los oídos Síntomas psicológicos Sentimiento de temor Miedo a morir Miedo a perder el control Miedo a desmayarse Fobia simple o específica ¿Qué es? Es un tipo de fobia que se caracteriza por tener un m iedo intenso e irracional a una situación concreta, objeto, individuo o animal. Por ejemplo, miedo a conducir, a subir en un ascensor, a ver un insecto, a la sangre, a las alturas, etc. ¿Cómo se detecta? Es difícil de detectar porque las personas que la padecen habitualmente son capaces de llevar una vida normal con tan sólo evitar el estímulo que les provoca el miedo. El peligro está en que, si no se trata, hay un alto riesgo de generalizar y que se vean afectados espacios colindantes al estímulo que provoca el temor. Por ejemplo, un miedo a las agujas puede convertirse, con el tiempo, en una fobia a los hospitales. ¿Cuál es su origen? Se desarrollan cuando el niño tiene entre cuatro y ocho años y están vinculadas, o bien a una experiencia negativa en la niñez . Por ejemplo, si de pequeño sufriste una picadura de abeja es probable que de mayor desarrolles una fobia o pánico hacia ese insecto. La reacción de miedo que tuviste se grabó en tu mente y es por ello que, a pesar de saber, de manera racional, que lo peor que puede ocurrir es que te pique, la emoción del miedo actúa mucho más rápido. O por aprendizaje, si los adultos con los que convive el niño tienen fobias. Fobia social ¿Qué es? Es un tipo de fobia que se caracteriza por sentir un miedo intenso a hacer el ridículo o a lo que los otros puedan pensar de uno mismo. Por ejemplo, miedo a hablar en público, a comer junto a otra persona, a mantener una conversación de “tú a tú” por ese “qué dirán”, etc. ¿Cómo se detecta? Las personas afectadas por este tipo de fobia, por lo general, e vitan los actos sociales y otras reuniones donde pueden ser juzgadas por los demás. Sienten que van a destacar y ser examinados por la multitud, y eso les lleva a evitar relacionarse y a llevar un estilo de vida aislado que, en muchas ocasiones, provoca que se depriman. ¿Cuál es su origen? Se sabe que las fobias sociales empiezan a desarrollarse durante la adolescencia y que están causadas por una combinación de experiencias de la vida , la química del cerebro y la genética; aunque la mayor parte de los casos coinciden en haber sufrido una experiencia humillante anteriormente en público, que provoca que la confianza en uno mismo no logre desarrollarse. Agorafobia ¿Qué es? Es un tipo de fobia que se caracteriza por sentir un miedo intenso a todos los espacios abiertos , a las multitudes y, en definitiva, a los lugares donde es difícil poder escapar en el caso de tener síntomas de ansiedad o un ataque de pánico. Por ejemplo, visitar un aeropuerto, gimnasio, bar…, alejarse de casa, meterse en una tienda llena de gente, en un restaurante, etc. ¿Cómo se detecta? Las personas afectadas por este tipo de trastorno tratan de evitar lugares abarrotados y a no salir solas a la calle, ya que la anticipación mental de estas situaciones les lleva a pensar que, si tienen síntomas de ansiedad delante de los demás, no podrán escapar o no podrán controlarlos. Les resultará muy embarazoso y aún les provocará más ansiedad. ¿Cuál es su origen? Al igual que la fobia social, la agorafobia se empieza a formar en la etapa de la adolescencia y está relacionada con la combinación de experiencias de la vida, la química del cerebro y la genética. Las personas que la padecen coinciden en haber vivido situaciones de estrés en el momento en el que empezó a desarrollarse el trastorno y, debido a eso, un día estando fuera del hogar, sufrieron un ataque de pánico, de ansiedad, un desmayo o una asfixia, que hizo que sintieran miedo a volver a exponerse, evitando así dichas situaciones y desarrollando la agorafobia. ¿Qué tratamientos existen? Hay diversos tratamientos para intentar curar una fobia, aunque generalmente los más eficaces son las terapias psicológicas. No obstante, en ocasiones puede llegar a ser necesaria la utilización de fármacos ansiolíticos o antidepresivos para controlar los síntomas de la ansiedad. Tratamientos psicológicos más eficaces Terapia de exposición : consiste en que, poco a poco, con la ayuda del psicólogo, el paciente va entrando en contacto con lo que le provoca los síntomas fóbicos con el fin de que vaya controlando sus temores de forma paulatina. Terapia de exposición en imaginación: otra forma es que el paciente, utilizando la imaginación, recree las situaciones que teme hasta que ya no pueda controlar más sus síntomas de ansiedad, comenzando de nuevo cuando esté más tranquilo, hasta que cada vez tolere periodos más prolongados expuesto a la situación que le provoca la fobia. Terapia de exposición mediante realidad virtual : consiste en que el paciente se va aproximando poco a poco al estímulo fóbico, inmerso en una realidad similar a la temida, pero tiene la ventaja de tener un entorno controlado que se puede modificar en función de la intensidad de malestar que experimenta el paciente y no requiere entrenamiento en imaginación, con lo cual, resulta más rápido. Terapia cognitiva: se utiliza para ciertos tipos de fobia como es el miedo a volar. Consiste en ofrecer al paciente toda la información posible para poder afrontar el miedo; que no es tener miedo al avión sino los pensamientos catastróficos que pueden turbarnos a la hora de volar. Por tanto, se trata de cambiar los pensamientos e inquietudes negativas por conocimientos reales sobre el tema, con el fin de llegar a entender que viajar en avión es seguro. CONSECUENCIAS DE NO TRATAR UNA FOBIA Sintomatología cada vez más intensa. Deterioro de las relaciones sociales, familiares y laborales. Aislamiento social. Disminución de la autoestima. Inseguridad. Frustración. Depresión. Sobreprotección de los hijos. Ejemplo inadecuado para el desarrollo y formación de los hijos. Abuso de alcohol y drogas.
Fobia Social
Artículo especializado

Fobia Social

¿Tienes miedo a ser juzgado por los demás? ¿Sientes vergüenza al hablar con gente que no conoces? ¿Te sientes inseguro en situaciones sociales la mayor parte del tiempo? Si estas preocupaciones te están limitando para realizar tus actividades diarias, como ir a estudiar o al trabajo, es posible que sufras de un trastorno llamado fobia social. ¿Qué es la fobia social? Este trastorno se caracteriza por sentir miedo o ansiedad extrema, en ciertas o todas las situaciones sociales . Las personas que lo sufren tienen miedo a ser juzgados por los otros, a ser el centro de atención y a sentirse avergonzados. Temen hacer cosas comunes delante de los demás, como ir al banco, comer o beber delante de otra persona, responder a una pregunta en clase, utilizar baños públicos, etc., y piensan que controlar los síntomas está más allá de su capacidad, por lo que acaban evitando dichas situaciones, destruyendo, así, oportunidades de conocer nuevos amigos o posibles parejas, impidiendo el progreso profesional y, en definitiva, obstaculizando su desarrollo personal. ¿Cuáles son las señales y los síntomas de este trastorno? Las personas con fobia social tienden a: Preocuparse por los escenarios que les producen ansiedad social durante semanas antes de que ocurran y experimentar síntomas con tan sólo pensarlo. Ruborizarse con facilidad delante de los otros. Sudar abundantemente o temblar enfrentando situaciones sociales. Tener taquicardia o sentir que “la mente se queda en blanco” hablando con los demás. Mostrar una postura corporal rígida y tener poco contacto visual. Sufrir náuseas o malestar en el estómago cuando están con otras personas. Tener dificultad para hablar (voz baja, tartamudeo, voz rota, etc.). Tener la sensación de estar constantemente evaluado . Tener dificultad para hacer y conservar amigos . Evitar situaciones que impliquen interacción social . ¿Cuáles son sus causas? La fobia social suele iniciarse durante la adolescencia y puede tener varios orígenes: La timidez : una timidez mal llevada con el tiempo podría desencadenar en una fobia social. Si una persona tímida empieza a evitar situaciones que le producen ansiedad y se engancha a pensamientos negativos que refuerzan su incapacidad para hacer frente al problema, puede acabar padeciendo este trastorno. Desajuste neuroquímico : hay estudios que demuestran que las personas con fobia social producen un exceso de serotonina, una sustancia química responsable de mantener en equilibrio nuestro estado de ánimo. Cuando hay un déficit de esta sustancia, es posible que la persona desarrolle una depresión y, al contrario, cuando hay un exceso, la sobre activación puede producir los síntomas de la ansiedad. Experiencias traumáticas del pasado: haber sufrido una experiencia humillante en el pasado, como que se rían de ti en público o que te dejen en evidencia, puede originar el desarrollo de una fobia social. Crianza sobreprotegida por la familia: cuando la familia evita que el niño se enfrente a situaciones que de por sí generan un cierto nivel de nerviosismo, como conocer gente nueva, hablar en público, etc., es posible que estén obstaculizando el desarrollo de sus habilidades sociales y que con el tiempo acabe desarrollando una fobia social. Limitación de oportunidades de interacción social : la crianza aislada y con poca interacción con los iguales, es decir, los niños que viven en un mundo de adultos, pueden, con el tiempo, acabar sufriendo una fobia social. Dificultad para interpretar la conducta de los demás : hay estudios que demuestran que las personas con fobia social tienden a malinterpretar la conducta de los demás, como pensar que las personas nos están mirando fijamente o frunciendo el ceño, cuando en realidad no lo están haciendo. Falta de habilidades sociales: habilidades básicas como la escucha, saber hacer preguntas, dar las gracias, presentarse y despedirse, etc., o habilidades complejas como disculparse, pedir ayuda, afrontar críticas, admitir la ignorancia…, son necesarias para tener una interacción social de calidad, sentir la gratificación del intercambio y querer volver a repetir. Si no se tienen, la experiencia social es negativa, se tiende a evitar y puede acabar desarrollándose una fobia social. Herencia por aprendizaje: la falta de modelos de referencia en la infancia sobre cómo comportarse a la hora de relacionarse, puede generar fobia social por aprendizaje hereditario. ¿Qué tratamientos existen? Por lo general, la fobia social se trata con psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos. Lo aconsejable es hablar con el médico para valorar qué tratamiento es el más adecuado y hacer un seguimiento de cerca para controlar los posibles riesgos asociados. Psicoterapia: para tratar la fobia social, habitualmente se utiliza la Terapia Cognitivo Conductual (TCC), que consiste en conocer el origen del problema y desarrollar nuevas formas de resolver las situaciones temidas, mediante la detección de pensamientos irracionales para reemplazarlos por otros más realistas. Además, incluye estrategias de exposición a los estímulos temidos, para ir bajando la ansiedad progresivamente y practicando en el desarrollo de habilidades sociales Medicación: los medicamentos que se recetan con más frecuencia son los ansiolíticos y los antidepresivos. Los ansiolíticos son fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central relajando las funciones del cuerpo y, por tanto, reduciendo la ansiedad. Sus efectos son rápidos, pero no se pueden tomar durante un tiempo largo, pues se desarrolla tolerancia y cada vez se necesitan dosis más altas para conseguir el mismo efecto. Los antidepresivos , por su parte, son fármacos que alteran las funciones químicas del cerebro aumentando el número de neurotransmisores para captar el exceso de serotonina, y reducir así la sintomatología de activación nerviosa. Tardan varias semanas en hacer efecto y tienen efectos secundarios que varían en función de la persona. También se recetan otro tipo de medicamentos llamados beta bloqueadores , que lo que hacen es bloquear el flujo de adrenalina que se desencadena cuando tenemos ansiedad, haciendo que la sintomatología de la fobia social se atenúe. Técnicas y estrategias de superación Aunque para los casos complejos de fobia social, lo recomendable es acudir a un profesional y recibir un tratamiento guiado, en el caso de las personas con una sintomatología leve, pueden poner en marcha algunas recomendaciones para intentar afrontarla: Busca una razón de peso: lo más importante es tener un motivo claro por el que merezca la pena empezar a afrontar el problema. No te engañes ni te justifiques : “me gusta estar solo, tengo intereses diferentes a los demás, la gente en general me cae mal, no me importa no tener amigos o pareja…”. Las personas somos muy hábiles a la hora de poner excusas, pero no es lo mismo elegir estar solo o que el miedo y la ansiedad elijan por nosotros. Aprende a respirar: cuando tenemos ansiedad sentimos que nos cuesta respirar de forma superficial, de modo que, estar entrenados en esta técnica, nos puede facilitar el reducir la sensación de malestar. Ejercítate en técnicas de relajación : los síntomas de la fobia social pueden llegar a controlarse mediante técnicas de relajación como, por ejemplo, la relajación progresiva, que se centra en la tensión y relajación de diferentes grupos musculares o el entrenamiento autógeno, cercano a la meditación. Autoexposición (progresión y mantenimiento): cuando queremos afrontar un miedo, a veces, por desconocimiento, acabamos grabándolo. Enfrentar un miedo es como subir una escalera (progresión), si intentamos llegar arriba saltando escalones de dos en dos, posiblemente nos caigamos, y si intentamos alcanzar la cima haciendo trampas y cogiendo el ascensor (automedicación, alcohol, sustancias, estar con gente nueva, pero solo en zonas de confort y seguridad, etc.), tampoco servirá. Lo adecuado es fijarse objetivos progresivos, de lo que menos ansiedad me produce a lo que más. Cada objetivo es un escalón, y hay que permanecer en cada uno, tanto tiempo (mantenimiento) como sea necesario hasta que la reacción emocional de ansiedad, se haya transformado en indiferencia por habituación. Exprésate y no abandones : si tienes miedo a la valoración de los otros, la solución no es huir, expresa lo que sientes y pregunta su opinión.
Sobrevivir a la Esquizofrenia
Artículo especializado

Sobrevivir a la Esquizofrenia

El diagnóstico de esquizofrenia es, sin duda, uno de los más temidos de la psiquiatría. Cae como una losa. Si bien el impacto es devastador y a menudo estigmatizante o hasta tabú, cada vez hay más posibilidades terapéuticas. Se estima que un 1% de la población mundial padece esquizofrenia. Es una patología que no distingue entre sexos, clases sociales o nacionalidades. Generalmente comienza en la adolescencia o a principios de la adultez y no suele iniciarse después de los 35 años. Es poco común en la niñez, pero puede aparecer a partir de los cinco años de edad, siendo difícil diferenciarla de otros problemas del desarrollo, como los trastornos del espectro autista. ¿Causas? La esquizofrenia es una patología compleja. Aún no se ha podido establecer de forma clara qué la genera. Se reconoce la influencia de factores genéticos, alteraciones bioquímicas y neuropatología , pero también está constatada la influencia de los factores psicosociales, en particular, las experiencias traumáticas . Es como si de alguna manera, un sufrimiento extremo rompiera a la persona por dentro, desorganizando el orden psíquico. ¿Síntomas? Los síntomas en la esquizofrenia pueden ser muy variados, y tienen múltiples consecuencias a diferentes niveles, pero básicamente se clasifican en dos tipos: Síntomas positivos : son aquellos que denotan un   exceso en las funciones normales   de la persona. A pesar de que resultan más evidentes e impactantes que los negativos, tienen un mejor pronóstico. Alucinaciones: experiencias sensoriales que se producen en ausencia de un estímulo. Pueden estar relacionadas con los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto o tacto), aunque las más habituales son las alucinaciones auditivas (sobre todo escuchar “voces”) o visuales (tener visiones).   Delirios: creencias o ideas fuertemente arraigadas que no pueden entenderse o justificarse en el contexto relacional de la persona y que resultan inamovibles a pesar de que haya pruebas convincentes de su inverosimilitud. Implican un deterioro en la capacidad para hacer inferencias lógicas y tienen un gran impacto emocional.  Entre los más habituales encontramos los delirios de perjuicio (la persona cree que se conspira para dañarla), de persecución (alguien la sigue o la espía), de control (alguien controla sus pensamientos o sus conductas), de grandiosidad (la persona cree que tiene poderes especiales), etc.   Síntomas negativos : Indican   una disminución o una pérdida de las funciones normales. Alogia: alteración del pensamiento que afecta al lenguaje, tanto por falta de fluidez como por producción insuficiente. Por ejemplo, cuando la persona sólo habla cuando se le pregunta o tiene un discurso muy limitado. Abulia/apatía : ausencia de comportamientos dirigidos hacia una meta. Falta de motivación y energía para iniciar, mantener o terminar una conducta, que puede llevar a la inactividad, abandonando tareas cotidianas, como la higiene personal. Anhedonia : disminución de la capacidad para experimentar placer. Pérdida de interés por cosas que antes sí lo tenían, como relaciones sociales o aficiones. Aplanamiento o embotamiento afectivo : ausencia o disminución de la reacción emocional. Atención deficitaria : procesamiento más lento de la información. Aislamiento social. Otros síntomas de desorganización o cognitivos: Síntomas relacionados con el movimiento: parálisis, agitación, conductas repetitivas y manierismos. Síntomas de lenguaje desorganizado o trastornos del pensamiento: como irse de un tema a otro (fuga de ideas) o hablar demasiado deprisa (taquilalia). Manifestaciones afectivas incongruentes con la situación. Confusión, desorientación. Alteraciones en la memoria. ¿Tipos de esquizofrenia? El concepto de esquizofrenia está en evolución. La última clasificación internacional de diagnósticos psiquiátricos (DSM-V) ha eliminado los diversos tipos clínicos, y los ha sustituido por especificadores de curso según el síntoma predominante en el momento de la valoración. Es una decisión polémica y hay profesionales que se resisten y siguen utilizando los subtipos clásicos: Paranoide: afectación más psíquica con habituales delirios y alucinaciones. Catatónica : Implica graves alteraciones psicomotoras como inmovilidad, incapacidad para hablar o la adopción de posturas extrañas. Residual: en el pasado ha habido una crisis esquizofrénica, pero en la actualidad los síntomas positivos son moderados y permanecen como “restos” los síntomas negativos. Hebefrénica o desorganizada : predominan las alteraciones emocionales y el comportamiento imprevisible. Indiferenciada: “Cajón de sastre” donde entran los casos que no se ajustan a ninguna de las anteriores tipologías. ¿Tratamiento? Hasta hace unos años, el tratamiento de la esquizofrenia era exclusivamente médico. Al ir evolucionando el concepto de enfermedad, también ha ido evolucionando la forma de abordarla terapéuticamente, incluyendo así a otros profesionales. Hoy por hoy se entiende que el tratamiento debe ser multidisciplinar , trabajando en equipos coordinados psiquiatras, enfermeros, psicoterapeutas, neuropsicólogos, trabajadores sociales, etc. A nivel psicológico: están habiendo avances muy importantes. Países nórdicos como Noruega y Finlandia están obteniendo resultados reveladores desde principios de los años ochenta, que ya se empiezan a aplicar progresivamente en España. Algunos de los elementos en que se centran son: Encontrar sentido a las alucinaciones y delirios: buscar causas y explicaciones dentro de la historia de la persona. Establecer elementos del día a día desencadenantes de la psicopatología. Estrategias de afrontamiento. Creación de red y soporte. Trabajo con familias. A nivel farmacológico : es importante señalar que la medicación debería ser considerada una herramienta, no un fin en sí misma. Responde de formas diversas en función de cada persona. Los fármacos más habituales, los a ntipsicóticos (o neurolépticos), tienen eficacia únicamente en los síntomas positivos. También se usan antidepresivos, ansiolíticos y estabilizadores del humor , así como medicación específica para corregir efectos secundarios de los neurolépticos (por ejemplo, antiparkinsonianos). A nivel social: es conveniente que haya un asesoramiento que posibilite la integración de la persona a nivel global. Si corresponde: prestaciones socioeconómicas y sanitarias, alternativas de vivienda, formación laboral, etc. ¿Pronóstico? La esquizofrenia es curable, pero no todos los casos se curan. En clínica existe la “regla de los tercios”, donde un tercio de los pacientes se recupera, un tercio tiene un pronóstico intermedio, necesitando soporte para su integración social y el tercio restante se cronifica, necesitando tratamiento a largo plazo. El tratamiento es complejo, pero también está constatado que puede tener excelentes resultados.
Como Superar el Trastorno por Estrés Postraumático
Artículo especializado

Como Superar el Trastorno por Estrés Postraumático

Haber vivido o presenciado un acontecimiento impactante, terrorífico o peligroso no sólo afecta en el momento en el que éste tiene lugar, sino que puede dejar secuelas en forma de síntomas que se manifiestan poco después o pasados incluso meses o años. Es el conocido como trastorno por estrés postraumático (o TEPT) , que sufren algunas personas tras experimentar un suceso así. ¿Cuáles son los síntomas? Los síntomas, por lo general, se manifiestan poco después del evento traumático, pero podrían no hacerlo hasta pasados algunos meses o años, e incluso aparecer y desaparecer de forma intermitente durante muchos años. Para que podamos hablar de un diagnostico TEPT, los síntomas deben prolongarse durante más de cuatro semanas, producir angustia e interferir con la vida laboral y particular de la persona. Su duración suele ser de unos seis meses, aunque en algunas personas puede volverse crónico si no hacen algo para superarlo o no piden ayudan profesional. El tiempo, en este caso, no lo cura, si no que lo cronifica. Existen cuatro clases de síntomas TEPT: Síntomas de reviviscencia   Volver a vivir mentalmente el acontecimiento traumático. “Flashbacks” una y otra vez, incluso con síntomas físicos como palpitaciones o sudoración. Tener pesadillas durante la noche. Tener pensamientos atemorizantes. Síntomas de hipervigilancia y reactividad Sobresaltarse fácilmente y estar a la defensiva. Sentirse tenso y nervioso. Expresar arrebatos de ira. Tener dificultad para dormir. Síntomas de evasión Evitar los lugares, situaciones, personas y objetos que desencadenan el recuerdo del evento traumático. Evitar hablar o pensar sobre sobre el acontecimiento traumático. Síntomas cognitivos y del estado de ánimo Dificultad para recordar detalles de la experiencia traumática. Pensamientos negativos sobre uno mismo y sobre el mundo. Sentimientos de culpa y dificultad para expresar sentimientos. Pérdida de interés en las actividades que antes eran placenteras. Si, al principio, los síntomas son muy intensos, pero solo duran unas semanas y después desaparecen, estaríamos hablando de un estrés agudo y no de un postrauma. ¿Por qué algunas personas lo experimentan y otras no? Hay personas más propensas que otras a padecer este tipo de trastornos porque existen factores, tanto de riesgo como de protección, que aumentan o disminuyen la probabilidad de desarrollarlo. Factores de riesgo Tener a ntecedentes de enfermedad mental o consumo de drogas. Haber tenido una experiencia traumática en la niñez. Tener lesiones físicas derivadas del hecho traumático. Ver a personas gravemente heridas o muertas. Tener poco o ningún apoyo social después del acontecimiento traumático. Lidiar con un exceso de estrés después del suceso (pérdida de un ser querido, del trabajo, la vivienda, lesiones, dolor, etc.) Tener sentimientos de miedo extremo e impotencia. Factores de protección Apoyarse en otras personas, como familia y amigos. Rescatar el aprendizaje derivado de la experiencia traumática. Valorar las decisiones tomadas a la hora de enfrentar el peligro. Actuar y responder de manera eficaz a pesar del miedo. ¿Cuáles son las causas? Después de un evento traumático, debido al estrés experimentado, el cuerpo secreta hormonas y químicos que desequilibran nuestro estado mental. Lo habitual es que el cuerpo se recupere y regrese a los niveles normales, pero por alguna razón, en las personas con TEPT, el cuerpo sigue secretando hormonas y químicos del estrés, aunque el peligro ya haya desaparecido, desarrollando, de esta forma, el trastorno. Experiencias y situaciones que pueden causar TEPT Soldado, veterano, prisionero de guerra o víctima de guerra. Víctima de violación o violencia doméstica. Pérdida inesperada de un ser querido. Superviviente de abuso o ataque sexual, físico o verbal. Persona con una enfermedad potencialmente mortal. Víctima de bullying. Superviviente de un evento inesperado, como un ataque terrorista o un accidente de tráfico. Empleado que responde a eventos traumáticos, como un bombero o un policía. Superviviente de un desastre natural, como un incendio, huracán o terremoto. Persona que sufre ansiedad , depresión o un trastorno mental. ¿Los niños reaccionan de manera diferente que los adultos? En niños muy pequeños (menores de 6 años ) los síntomas son muy diferentes a los que pueden presentar los adultos: Hacerse pipi en la cama. Tener dificultad para dormir. Olvidarse de cómo hablar o no poder hacerlo. Pasar a ser dependiente de los adultos y no querer quedarse solo. En niños de primaria ( entre los 7 y 12 años ) los síntomas se hacen más visibles, pero continúan siendo diferentes a los de los adultos: Mostrar la experiencia traumática en el juego, el dibujo, cuentos, etc. Tener pesadillas durante la noche. Estar irritables y agresivos. Intentar evitar ir al cole, hacer las tareas escolares o juntarse con sus amigos. En el caso de los adolescentes ( a partir de los 12 años ) los síntomas son similares a los de los adultos, pero posiblemente con: Conductas disruptivas, irrespetuosas o destructivas. Pensamientos de venganza. Ansiedad, depresión y retraimiento. ¿Qué tratamientos existen? Los principales tratamientos son la psicoterapia, los medicamentos o una combinación de ambos. Psicoterapia: las psicoterapias centradas en el trauma representan el tipo de tratamiento para el TEPT más recomendado. “Centrado en el trauma ” significa que el tratamiento gira en torno al recuerdo del evento traumático o su significado para, mediante diferentes técnicas (visualizar, hablar, pensar, modificar creencias poco útiles sobre el trauma, etc.) conseguir procesarlo y que deje de dar síntomas. Medicamentos: los medicamentos que han demostrado ser útiles en el tratamiento del TEPT son algunos de los mismos utilizados para los síntomas de la depresión y la ansiedad. La mayoría son antidepresivos que afectan a los niveles químicos del cerebro para reestablecer el estado de ánimo. ¿Qué estrategias puedo utilizar para superarlo? Tener un afrontamiento activo: esto significa aceptar el impacto del trauma sobre nuestras vidas y emprender una acción directa para mejorar las cosas. Esta forma de afrontar nos coloca en una posición de poder y nos ayuda a sentirnos menos indefensos. Quizás no podemos tener la misma vida que antes del acontecimiento traumático, pero eso no significa que tengamos que dejar de vivir. Crear una nueva vida, activa y acorde a las limitaciones postraumáticas, nos pondrá en el camino de la recuperación. Entender la recuperación como un proceso: la recuperación es un proceso continuo, cotidiano, que se produce poco a poco y no de repente. Curarse no significa olvidar los eventos ocurridos, si no, no sentir dolor ni malos sentimientos al pensar en ellos. Aprender sobre el trauma y el TEPT : aprender que los síntomas del TEPT son comunes nos hace darnos cuenta de que no estamos solos, que no somos débiles y que tampoco estamos locos. El problema lo compartimos con miles de personas y conocer acerca de él y como funciona nos ayuda a poder afrontar los síntomas de una manera más eficaz. Hablar con otros: es importante que no nos aislemos y nos esforcemos por estar con personas que nos hagan sentir bien. Hablar de lo sucedido repetidamente ayuda al cerebro a procesar la información traumática y volver al equilibro anterior. Todo lo que trabajes de día, no tendrá que trabajarlo tu cerebro de noche, así que reconstruye la historia, cuenta cómo te sientes y lo que piensas al respecto, y verás cómo los síntomas empiezan a desaparecer. Practicar métodos de relajación: al principio puede aumentar el estrés por el hecho de reducir el contacto con el mundo exterior y centrar la atención en las sensaciones perturbadoras, pero realizar técnicas de relajación en pequeñas cantidades, puede ayudarnos a reducir las reacciones negativas.  Ejercicios como la relajación muscular, respiración, meditación, natación, estiramientos, yoga, escuchar música, etc., pueden ser muy útiles en el proceso de recuperación.
El Mindfulness Reduce el Estrés
Artículo especializado

El Mindfulness Reduce el Estrés

Para entender el boom del mindfulness hoy, te proponemos un viaje en el tiempo hasta la década de los 60, coincidiendo con el inicio de la movida hippy en Estados Unidos, que propició la llegada a Occidente de los primeros maestros espirituales de Oriente. Se puso de moda seguir un camino espiritual y la práctica de la meditación se popularizó. Esa sería la semilla de lo que hoy conocemos como mindfulness, una meditación que ha resultado tener beneficios evidentes y probados en la reducción del estrés. Meditar se puso de moda… Varias celebridades, entre ellas los Beatles , empezaron a viajar a la India y a seguir las enseñanzas de maestros varios, e hizo que muchísima gente siguiera el ejemplo. Paralelamente, los tibetanos, debido a la invasión China , se vieron obligados a exiliarse y a llevar consigo las enseñanzas y prácticas propias del budismo tántrico a occidente. Muchos de los maestros que viajaron a occidente y crearon centros e instituciones consagrados a la meditación fueron alabados como santos y cosecharon un buen número de seguidores. Se había desatado el boom de la New Age y meditar empezaba a estar de moda. Ya hacía tiempo que los occidentales nos habíamos dado cuenta de que la búsqueda incesante de la felicidad en los bienes materiales daba un resultado parcial, la cultura de los “workholics” generaba productividad y abundancia . Sin embargo, había un precio a pagar por ello. La revolución industrial y posteriormente la tecnológica han proporcionado sin lugar a dudas un gran bienestar material y comodidad a las sociedades humanas, sin embargo, a este hecho le han acompañado una serie de daños colaterales como son el in cremento del estrés, la ansiedad y la depresión . Esto es en parte debido al creciente sentimiento de alienación de la población y en parte al incremento de la auto-exigencia para alcanzar unas metas de bienestar incesantemente cambiantes propuestas por un sistema que se nutre de la insatisfacción.   Y la ciencia se interesó… La ciencia occidental no fue ajena al creciente interés por la práctica de la meditación y numerosos fueron los académicos y científicos deseosos de comprobar la eficacia científica de dicha práctica. Fue sobre todo a partir de los años 70 cuando se empezaron a obtener los primeros resultados significativos sobre los beneficios tangibles de la práctica de la meditación oriental. Se le dio un nombre anglosajón con gancho y, voilà , apareció el mindfulness . Sus beneficios son palpables en relativamente corto plazo, sobre todo en lo que concierne la reducción del estrés. A partir de aquí, y después de haber hecho pasar las prácticas de meditación ancestrales por el filtro de la ciencia, el mindfulness empezó a hacerse cada vez más popular. Es importante subrayar que la práctica de la también llamada atención plena se enmarca en su origen en el contexto de unas enseñanzas que contemplan esta práctica como parte de un todo, como un medio a, no como un fin en sí mismo. Sin embargo, en Occidente se ha segregado la práctica de su contexto inicial para aplicarla como remedio y método a los males del primer mundo. ¿En qué consiste el mindfulness? Como concepto hace referencia a la capacidad de sostener la atención en el aquí y el ahora para gozar de una experiencia más plena del momento presente. Como técnica hay numerosas variantes, he aquí algunas de ellas a modo de ejemplo: La observación sostenida de la respiración. Recorrer el cuerpo entero con la atención mental a fin de hacer conscientes todas las percepciones corporales, por sutiles que sean. Práctica del caminar consciente: se da un pequeño paseo a paso lento tomando consciencia de los movimientos de los pies, así como de todas las sensaciones que se experimentan. Preferiblemente en plena naturaleza. Mindful eating: a la hora de la comida se procura tomar consciencia del olor y sabor de los alimentos, masticando lento y saboreando sin premura a fin de gozar de una experiencia gustativa plena. Este tipo de atención plena se puede aplicar a numerosas actividades a lo largo de nuestra jornada. Partimos de la base de que la mente no puede estar en dos sitios a la vez, por otro lado, esta nos suele llevar de un pensamiento a otro con indiscriminados saltos temporales, por ejemplo: ahora pienso en el futuro y me colmo de expectativas y deseos y al instante siguiente estoy perdido en mi memoria regocijándome en el recuerdo de un evento pasado. La práctica de la atención plena nos permite focalizar el flujo mental en el aquí y el ahora permitiéndonos desarrollar un mayor dominio sobre la llamada mente mono (ya que salta de rama en rama, siendo las ramas los pensamientos) y una experiencia más rica del momento presente. ¿Cuáles son los beneficios de la práctica? La práctica ocasional de la observación sostenida de la respiración, es decir, de la concentración unipuntual, tiene como beneficio el experimentar estados de calma mental ocasionales. Si la práctica se vuelve un hábito diario, a largo plazo aumenta la actividad en el lóbulo prefrontal, en áreas del cerebro asociadas al bienestar y se disminuye la actividad en áreas de la amígdala cerebral asociadas al estrés y la ansiedad Aumenta la capacidad de concentración Mejora y estabiliza el estado de ánimo Los beneficios de la práctica sostenida repercuten en diferentes ámbitos de la vida: el personal (mayor capacidad para mantener un estado de ánimo estable ; el laboral (aumento de la concentración y la capacidad de trabajo ); y el social (puede ayudarnos a relacionarnos más harmónicamente con los demás). Pasa a la práctica A continuación, propongo un ejercicio muy simple para empezar a familiarizarse con los beneficios de la práctica. Como mencionamos en párrafos anteriores, cabe destacar el hecho de que solo con una práctica continuada los beneficios serán duraderos, sin embargo, animamos al lector a llevar a cabo el ejercicio que citamos a continuación para tener una primera experiencia tangible de los beneficios del mindfulness. Para facilitar la práctica proponemos que se sigan los siguientes pasos: Adoptar la postura correcta: el estilo oriental consiste en sentarse en el suelo con la espalda recta sobre un cojín encima de una esterilla o manta con las piernas formando un triángulo ya que si las cruzamos hacemos presión en los tobillos y dificultamos el riego sanguíneo. Cuanto más alto sea el cojín menos flexibilidad requiere la postura. Lo ideal es que las rodillas toquen el suelo. Si por cuestiones anatómicas no podemos adoptar dicha postura, conviene sentarse en una silla con la espalda recta, los pies paralelos, las rodillas formando un ángulo de 90 grados y las manos reposando sobre estas. Para preparar la mente hacemos diez respiraciones lentas y profundas Centramos nuestra atención en la entrada y salida del aire que tiene lugar de manera natural por la nariz, sin controlar la respiración. Cada vez que el aire salga contamos internamente. Al llegar a 11 volvemos hacia atrás y hacemos ciclos del 1 al 11 y del 11 al 1 durante al menos diez minutos Si vienen pensamientos, emociones, ruidos o molestias corporales que nos distraigan de la concentración sostenida en la respiración los aceptamos sin lucha y los ignoramos a fin de seguir concentrados y contando Al acabar los 10 minutos (se recomienda la utilización de una alarma) movilizamos lentamente brazos y piernas y abrimos los ojos. Los beneficios de esta práctica se harán evidente en pocas sesiones.
Depresión en la Tercera Edad
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Depresión en la Tercera Edad

Existe una errónea creencia popular de que en la tercera edad es normal deprimirse. Pero la depresión es una patología y no forma parte del envejecimiento normal . Por tanto, si una persona mayor está deprimida habrá que valorar por qué y tomar las medidas oportunas. </p > La vejez es un proceso que todos, si tenemos suerte, llegaremos a experimentar. En la actualidad constatamos un aumento progresivo de personas de la tercera edad en el mundo occidental, debido al alargamiento de la esperanza de vida , así como a la disminución de la natalidad en relación a hace medio siglo. Esta nueva etapa se caracteriza por una serie de cambios físicos, psíquicos y sociales que pueden llevar a la persona, dependiendo de sus recursos y situación personal, a un saludable y satisfactorio envejecimiento o bien a una experimentación del mismo como algo indeseable y cargado de sufrimiento. Desmontando falsas creencias Si una persona mayor está deprimida debemos entender que ese estado no es condición intrínseca de su edad ni del momento evolutivo en el que se encuentra y por tanto habrá que hacer una valoración y prescribir el correspondiente tratamiento psicoterapéutico y/o farmacológico en casos muy graves. Con frecuencia, ante la presencia de síntomas depresivos, llevemos al anciano al médico quien prescribe psicofármacos para contrarrestar los afectos depresivos sin indagar en su relato emocional y vivencial por falta de conocimientos en psicoterapia. Hoy en día la psicoterapia ha probado sobradamente su efectividad en trastornos depresivos sea a la edad que sea y argumentar que es normal estar así porque la persona “es mayor” es negligente. Es preciso explorar y tratar los afectos depresivos de un anciano del mismo modo que lo haríamos con alguien de menor edad. Aspectos de una sana vejez Hoy en día existen numerosos expertos en el estudio de la vejez que coinciden en que en esta etapa de la vida la tarea psicológica más significativa es la de ser capaz de contemplar la vida en su conjunto con coherencia y aceptación . Para ello, el mayor “sano” ha de ser capaz de recordar el pasado con cierta satisfacción por el “deber cumplido” y también ha de poder enfocar esta etapa con la aceptación de la pérdida progresiva (el duelo propio del envejecimiento, seres queridos que ya no están, etc.) pero también con el aliciente y la motivación del que le encuentra sentido a la vida a pesar de las pérdidas que esta lleva implícitas. Es también importante matizar que existen una serie de factores externos y visibles que correlacionan con una sana vejez como, por ejemplo : Círculo relacional de calidad (amigos, familia, pareja) Posibilidad de compartir experiencias con gente de su época (enriquece la vida mental) Motivación e interés para ayudar a otros, sentimiento de pertenencia a la sociedad y anhelo de contribuir a ella. Prácticas de autocuidado (higiene, deporte, buena alimentación) Sentimiento de que su experiencia enriquece a los más jóvenes Muy ligada a la anterior es la sensación de dejar un legado benéfico para los que se quedan. Cuando la depresión se impone a la vejez saludable En estos casos podemos observar el predominio de un sentimiento de desesperanza que con frecuencia se relaciona con la sensación de no haber podido hacer aquello que se quería, de haber perdido el tiempo y con él el sentido. Es también común en estos casos que se exprese el anhelo de recuperar el tiempo perdido con el objetivo de reparar errores del pasado o bien cumplir los objetivos que no se pudieron realizar en su día. El relato autobiográfico tiene fisuras, aspectos fragmentados o vacíos, heridas no curadas o pérdidas que sembraron un vacío que ha quedado sin llenar. Al no poder construirse un relato cohesionado, fortificante y significativo el anciano depresivo puede sentir que la vida ya no tiene sabor ni placer, sumiéndole en una especie de resignación apática o bien de tristeza crónica e invalidante en los casos más graves. Causas de la depresión en la tercera edad Son numerosos los factores que pueden llevar al anciano a desarrollar una depresión , nos limitaremos a nombrar los más comunes. Cabe decir que, aunque podamos identificar los desencadenantes visibles, sólo se desarrollará la depresión si existe una fragilidad de base que haga insoportables la aparición de estos factores: El duelo del propio deterioro físico (pérdida de facultades, reducción de la movilidad y de la autonomía, sensación de ser una carga…) Pérdida de facultades psicológicas . El anciano puede sentir que su mente ya no es tan ágil como solía serlo y esto puede llevarle a una vivencia similar a la de la pérdida de facultades físicas. Pérdidas en el plano de lo social : amigos y/o familiares que fallecen o bien que debido a su propio deterioro ya no están en disposición de mantener el vínculo, cambio en el rol social, paso de una situación de reconocimiento y/o desempeño de un rol bien definido al reto de reinventarse después de la jubilación. Es indispensable subrayar que el anciano saludable es capaz de vivir estos progresivos duelos con aceptación y sentido, con una predominancia del deber cumplido y una sensación de que el relato de su vida es significante. La cohesión y seguridad que produce esta sensación le provee de la fortaleza para sostenerse psicológicamente y hacer frente a los duelos de la vejez. En caso contrario, deberemos evitar el pretexto de “es mayor ya se sabe” y ayudar al anciano a tratarse psicológicamente el problema siempre y cuando conserve su capacidad para el diálogo y la rememoración.
Ejercicios de Respiración que Aumentan tu Calidad de Vida
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Ejercicios de Respiración que Aumentan tu Calidad de Vida

Cierto es que dadas las circunstancias que envuelven nuestra vida diaria, la práctica continuada de ejercicios que potencien la introspección y la calma mental difícilmente encuentra un hueco en nuestro horario. Sin embargo, no es menos cierto que muchos de estos ejercicios, como los de respiración, provenientes en su mayoría de disciplinas ancestrales y habiendo actualmente pasado el filtro de la ciencia, pueden darnos resultados decentes con relativa poca dedicación. El maestro y precursor del yoga en Occidente, B.K.S Iyengar, solía decir que la mente es el rey de los sentidos y la respiración el rey de la mente. Él, después de dedicar toda una vida a la práctica del yoga y a los ejercicios de respiración que de esta disciplina se derivan, había adquirido un dominio que le permitía incidir a través de la respiración en su sistema nervioso y llegar a estados de concentración y calma mental a voluntad. ¿Por qué necesitamos aprender a respirar? Vivimos inscritos en el paradigma de la multitarea, hay una ley no escrita de la posmodernidad que dice que, cuantas más cosas seamos capaces de hacer eficazmente, más valemos como personas. Es por ello que debido a la sensación de falta de tiempo muchas veces nos olvidamos de respirar adecuadamente, inspirando antes de haber exhalado completamente evitando así la liberación de toxinas y la adecuada oxigenación de la sangre .  Esto produce una sensación de celeridad y puede repercutir en malestar de variada índole. Aprender a respirar adecuadamente es un ejercicio que repercute en una toma de conciencia de lo que hacemos incorrectamente. Refiriéndose a los malos hábitos respiratorios, el creador del método Alexander, tan popular entre actores y actrices celebres, decía que si dejas de hacer lo incorrecto lo correcto aflorará. Empezar a corregir los hábitos que nos llevan a respirar de una manera inadecuada constituye en sí mismo un gran beneficio. Pasemos a la práctica A continuación, vamos a presentar dos ejercicios sencillos y sin riesgo, que el lector puede empezar a llevar a cabo desde ahora mismo para iniciar un proceso de toma de conciencia de la propia manera de respirar, y potenciar así la adquisición de buenos hábitos respiratorios. Respiraciones profundas: este ejercicio busca la suave y progresiva corrección de los malos hábitos respiratorios y constituye un beneficio en sí mismo, con su realización conseguiremos tomar conciencia del momento presente aumentando así nuestra capacidad de concentración y aprender a habituarnos a respirar correctamente para beneficio de nuestro organismo (oxigenación sanguínea, eliminación de toxinas, equilibrar el sistema nervioso, etc.) Toma conciencia de tu postura y si estás encorvado procura erguirte suavemente echando los hombros hacia atrás y poniendo recta la espalda Inhala suave y profundamente . Debes notar cómo se hincha el estomago (diafragma), las costillas y la clavícula, acto seguido exhala suavemente, como si hicieras una pompa de jabón, hasta que el aire haya salido por completo Repite la operación entre seis y diez veces Haz el ejercicio mínimo tres o cuatro vec es al día Realiza este ejercicio cuando hagas otras actividades cotidianas como caminar, conducir o cocinar. Respiración diafragmática : Este ejercicio conviene realizarlo sobre todo en momentos en donde nos sintamos nerviosos o ansiosos, dicha respiración ejerce un efecto calmante sobre el organism o y nos ayuda a regular aquellos estados donde la respiración se dispara por causa de la ansiedad. A diferencia del ejercicio anterior, aquí es recomendable sentarse o tumbarse boca arriba. Si optas por la posición sentada procura mantener la espalda suavemente erguida A continuación, reposa sin presionar una mano en el pecho y la otra en el abdomen. Este punto sirve para tomar conciencia del movimiento del diafragma y asegurarse de que el ejercicio se lleva a cabo correctamente. Una vez dominada la técnica, no es necesario utilizar las manos. Inspira suavemente y acompaña la inspiración con una expansión consciente de la zona abdominal. Al principio conviene hacerlo voluntariamente, con el tiempo se automatiza Expira suavemente y acompaña la salida del aire con una contracción consciente de la zona abdominal. Repita la operación unas diez veces , si sigues nervioso inicia un nuevo ciclo de diez pasados unos instantes. La respiración es una herramienta a nuestro alcance para alcanzar un mayor bienestar y potenciar una buena salud física, mental y emocional . Sin embargo, no debemos olvidar que si tenemos alguna dificultad médica conviene, antes de nada, acudir al especialista en cuestión, como pueden ser el neumólogo o el fisioterapeuta respiratorio para una orientación adaptada a nuestra salud. Si no es el caso, animamos al lector a poner en práctica el ejercicio número uno del presente artículo y a valorar por sí mismo los beneficios obtenidos.
Cómo Reconocer a una Persona que Padece Síndrome de Diógenes
Artículo especializado

Cómo Reconocer a una Persona que Padece Síndrome de Diógenes

Cuando pensamos en el síndrome de Diógenes, nos viene a la cabeza esa imagen de los bomberos intentando acceder a una casa repleta de basura, objetos y desperdicios y unos vecinos molestos por las condiciones insalubres que origina a la comunidad. Y es que las personas que sufren el Síndrome de Diógenes acumulan objetos inservibles, como basura, y no siguen pautas de higiene y autocuidado. Se trata de personas, mayormente ancianos, que viven recluidos en su hogar, aislados de la sociedad y que permanecen, voluntariamente, en condiciones de pobreza extrema por no tener conciencia de lo que poseen , pues reúnen grandes cantidades de dinero en rincones de la casa y también en cuentas en el banco.   Todos tenemos cierta tendencia a guardar las cosas por si acaso, por si en algún momento las podemos necesitar, pero ¿cómo se llega a este extremo?, ¿qué debe suceder para entrar en un bucle de este tipo y encima no ser consciente? ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. Factores de riesgo del síndrome de Diógenes Poseer ciertos rasgos de personalidad , como ser huraño, desconfiado, introvertido, hostil, dominante o independiente. Tener dificultad para establecer vínculos con las personas, pero no con los animales u objetos. Mantener traumas o acontecimientos vitales no superados , como pérdidas afectivas, muertes de personas importantes, rechazo de familiares, jubilación indeseada, pérdida de estatus… Tener conductas que se puedan agravar con el tiempo, como el coleccionismo. Vivir en soledad y tener falta de contacto con el mundo exterior. Padecer algún trastorno mental o patología previa. C onvivir con una persona acumulador a o con síndrome de Diógenes, ya que cuando dos personas de edad avanzada conviven juntas, fácilmente uno de ellos puede arrastrar al otro a esa situación. Esto hace que podamos diferenciar el trastorno entre : Los que carecen de patología psiquiátrica y han sido los acontecimientos estresantes de la vida los que le han llevado a tal situación. Los que sufren de trastornos psiquiátricos y la apatía que los caracteriza, ha hecho que les impida deshacerse de objetos y residuos llegando al extremo de la acumulación, como: -Trastornos de personalidad, principalmente el obsesivo-compulsivo (TOC). -Esquizofrenias y otros trastornos psicóticos -Drogodependencias, especialmente el alcoholismo. -Depresión -Demencias ¿SABÍAS QUE… Cuando los vecinos visualizan y denuncian las condiciones en las que vive la persona, ya han pasado varios años desde que la sintomatología se inició. Esto quiere decir que, durante mucho tiempo, el problema fue de puertas hacia dentro y, día a día, fue aumentando hasta sobrepasar los límites de la vivienda. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta. ¿Cómo evoluciona el síndrome de Diógenes? Al principio lo que predomina es una acumulación pasiva , un abandono parecido al comportamiento del adolescente que acumula ropa sobre las sillas o platos sin fregar. Después, la acumulación empieza a tener un orden anormal sin seguir ningún criterio lógico ni racional. Al final, acaba acumulando activamente  y ya no solo no se desprende de los residuos que él mismo genera, sino que se desplaza al exterior a recogerlos, como por ejemplo, en contenedores. ¿Cómo se puede ayudar a alguien que sufre síndrome de Diógenes? Para poder ayudarlos, al tratarse de un adulto y mientras no se encuentre incapacitado por enfermedad psiquiátrica o demencia, es necesario contar con su consentimiento . El problema está en que, al no tener conciencia de enfermedad y además, tener una personalidad paranoide, que les lleva a pensar que son los demás los que tienen el problema y solo quieren hacerle daño quitándole sus preciados objetos, suelen rechazar la ayuda social y el tratamiento que se les ofrece, y terminan volviendo rápidamente al estilo de vida anterior. Pero si aceptan trabajar conjuntamente en su mejoría y están predispuestos a cambiar, la intervención o tratamiento a seguir debería incluir las siguientes pautas : Tratar el mal estado nutricional e higiénico. Limpiar a fondo la basura acumulada. Intervenir en su dieta para ganar peso y mitigar los efectos negativos sobre el organismo que haya producido el llevar una alimentación inadecuada. Mejorar su higiene personal para que no produzca rechazo al presentarse ante los demás. Instaurar medidas preventivas para que el cuadro no vuelva a repetirse. Contactar con una institución geriátrica donde se pueda ubicar al afectado, y si esto no es posible, recurrir a una asistenta a domicilio para recibir un apoyo social. Implicar a los parientes más cercanos y hacerles comprender que se trata de una enfermedad y no un deterioro de la edad. Hacer un seguimiento periódico mediante visitas domiciliarias y coordinarse con los servicios sanitarios. Trabajar a nivel psicológico mediante terapia. Corregir los pensamientos acerca de la pronta llegada de una nueva situación de pobreza extrema y la necesidad de acumular. Elaborar los traumas no superados. Reconstruir su historia rescatando los aspectos funcionales. Tratar la patología mental asociada. Utilizar tratamiento farmacológico cuando se requiera. Sobre todo en adicciones, obsesiones muy fuertes para ayudar a controlar la ansiedad y si hay delirios. Si estás dudando acerca de si un familiar pudiera estar desarrollando éste tipo trastorno, es importante observar si alguno de los factores de riesgo que hemos mencionado arriba está empezando a aparecer. Habitualmente, los primeros síntomas observables son un comportamiento huraño y el aislamiento voluntario con reclusión en el hogar. Por ello es importante vigilar a los mayores que viven solos y considerar el hecho de visitarlos más a menudo, porque este tipo de comportamientos, podría ser una excepcional estrategia preventiva para el desarrollo del trastorno. No obstante, hay que tener en cuenta que el síndrome de Diógenes puede confundirse fácilmente con otras formas de acumulación , como el Trastorno por acumulación.  Este último se diferencia del primero, en que la conducta no traspasa los límites de la vivienda, con lo cual, no son una molestia para los vecinos, no tienen porqué abandonar la higiene, la limpieza y el autocuidado, está relacionado con personas jóvenes y son conscientes de que padecen una enfermedad, pero buscan excusas sentimentales para no desprenderse de los objetos. SÍNDROME DE DIÓGENES TECNOLÓGICO Por cierto, ¿sabías que existen acumuladores tecnológicos, también llamados info-obsesivos, que l o que acumulan es información o archivos digitales ? Estos sienten la necesidad de estar a la última en noticias, avances y tendencias y son incapaces de desprenderse de la información archivándola y ordenándola compulsivamente. ¿Tienes dudas?  Regístrate ahora  en Savia y habla gratis con nuestros especialistas médicos por chat o videoconsulta.
Terapias para el Síndrome de Asperger
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Terapias para el Síndrome de Asperger

Si conoces a Sheldon Cooper, el personaje de la serie televisiva The Big Bang Theory , seguramente te hagas una idea de lo que implica padecer la enfermedad del síndrome de Asperger (AS). ¿Qué es el AS? Es un trastorno del espectro autista , que empieza a ser visible a partir de los dos o tres años de edad. Esto es debido a que los niños con AS, mantienen las habilidades tempranas de lenguaje intactas y no manifiestan dificultades hasta que empiezan a gatear o caminar, mostrando un desarrollo motor tardío y torpe, que hace sospechar de algo inusual. ¿Cuál es su principal característica? El principal distintivo de las personas con AS, es que tienen interés por muy pocas cosas y muestran una preocupación o inquietud obsesiva hacia un objeto o un tema en particular , lo que les dificulta enormemente, el participar en actividades y conversaciones que no vayan en la línea de su vocación obsesiva, y les facilita el desarrollo de un talento anormal especializado en un área en particular. De hecho, se cree que científicos como Albert Einstein, artistas como Miguel ángel y músicos brillantes como Beethoven, pudieron padecer este tipo de enfermedad. ¿Tiene otros síntomas? Gran parte de los rasgos característicos de la enfermedad se empiezan a detectar en los primeros años de edad. Los niños con AS: Quieren saberlo todo sobre su tema de interés y para ello reúnen grandes cantidades de información factual sobre su tema favorito. Por ello, algunos niños con AS se convierten en auténticos expertos en aspiradoras, marcas y modelos de automóviles o incluso objetos tan peculiares como freidoras. Hablan incesantemente sobre su tema de interés, pero la conversación no lleva a ningún sitio, pues exponen una colección de hechos y estadísticas al azar, sin punto o conclusión alguna. Presentan una tendencia a hablar de manera demasiado formal o monótona y a interpretar las figuras retóricas e ironías de manera literal. A menudo, esta monotonía en la forma de hablar también hace que carezcan de la capacidad para modular el volumen de su voz y, por ello, es habitual que tengan que darles un toque de atención, por ejemplo, cada vez que entran en una biblioteca o un cine. Poseen un lenguaje corporal prácticamente inexistente. Por lo general no hacen contacto visual al hablar con los demás y, si lo hacen, su mirada es peculiar y rígida, teniendo también dificultad para utilizar las expresiones faciales y los gestos. Tienen rutinas o rituales repetitivos que se niegan rotundamente a cambiar o flexibilizar, como, por ejemplo, vestirse en un orden especifico. Desarrollan un comportamiento anormal que implica movimientos repetitivos y extraños, como, por ejemplo, el giro de la mano o los dedos. Carecen de empatía, y eso les lleva a tener comportamientos sociales y emocionales inadecuados que les incapacita para interactuar exitosamente con los demás. Son torpes físicamente y les falta coordinación. La mayoría de niños que padecen esta enfermedad, tienen antecedentes de retrasos en el desarrollo en las habilidades motoras. ¿Qué lo diferencia del autismo? A diferencia del gran retraimiento del resto del mundo que es característico en el autismo, los niños con AS están aislados debido a sus malas habilidades sociales y pocos intereses . De hecho, los niños con AS es posible que se acerquen a otras personas, pero que la conversación normal no sea posible debido al comportamiento inadecuado o excéntrico , o a la dificultad para mantener temas de conversación en común. ¿Cuáles son sus causas? La causa exacta que provoca el Síndrome de Asperger aún se desconoce, pero la investigación actual señala que las anomalías cerebrales son las responsables de los síntomas del AS. Durante el desarrollo fetal, se produce una migración anormal de células embriónicas que afectan a la estructura del cerebro y a las conexiones entre neuronas responsables del pensamiento y el comportamiento, dando lugar a esta enfermedad. También se considera que existen mutaciones genéticas que determinarían la aparición o no de determinados síntomas y su grado de gravedad , pero tampoco se sabe con certeza cuáles son estas mutaciones y si se trata de un único gen o si hay varios genes implicados. Lo que sí está claro es que el AS tiene un fuerte carácter hereditario, lo que significa que los hijos de padres con este problema tienen grandes probabilidades de desarrollarlos. ¿Cómo se diagnostica? Es difícil hacer un diagnóstico preciso e invariable, porque todavía no existe una evaluación normalizada. Además, a esto se suma, que muchos médicos consideran que el AS no es un trastorno separado, sino un autismo de alto funcionamiento y lo ven como el extremo leve del espectro autista con síntomas que difieren, sólo en el grado de intensidad. No obstante, la mayoría de médicos coinciden en que hay un grupo de comportamientos que alertan de un posible diagnóstico de AS: Contacto ocular normal, aunque mirada extraña. No darse la vuelta cuando se les llama por su nombre. Retraimiento. No usar gestos para señalar o mostrar. Falta de juego interactivo. Falta de interés en los demás. El diagnóstico de AS es un p roceso en dos etapas: Evaluación del desarrollo del niño con un médico de familia o pediatra. Evaluación con un equipo (psicólogo, neurólogo, psiquiatra, terapeuta del lenguaje y otros profesionales expertos). Al final, el médico observa los resultados de las pruebas de cada profesional, las combina con los antecedentes de desarrollo del niño y los síntomas actuales, y genera un diagnóstico. ¿Existen tratamientos? El tratamiento ideal del AS coordina terapias que abordan sus tres síntomas principales : Malas habilidades de comunicación. Capacitación sobre habilidades sociales: es una forma de terapia grupal que enseña a los niños con AS las habilidades que necesitan para interactuar más exitosamente con otros. Los niños con AS pueden ser capaces de aprender reglas no escritas de la socialización y la comunicación cuando se les enseña de una forma explícita y memorial. Terapia especializada del habla/lenguaje:  es un tipo de terapia que ayuda a los niños que tienen problemas con la pragmática del lenguaje y el intercambio de la conversación normal. Los niños con AS pueden aprender a hablar a un ritmo más natural, así como a utilizar e interpretar los gestos, contacto visual, tono de voz, humor y sarcasmo. Rutinas obsesivas o repetitivas. Terapia cognitivo conductual: es una terapia que abarca diversas técnicas encaminadas a reducir los problemas de comportamiento, tales como la interrupción, berrinches, arrebatos de rabia&#8230;, a manejar sus emociones para hacer frente a la ansiedad y a disminuir sus intereses obsesivos y rutinas repetitivas. Torpeza física. Terapia ocupacional: es una terapia física que facilita y mejora el desempeño en las actividades diarias (auto mantenimiento, trabajo, estudio, deportes, etc.) de los niños con problemas de integración sensorial o mala coordinación motora. Y además… Medicamentos, para enfermedades coexistentes como depresión y ansiedad. Capacitación y apoyo para padres, para enseñarles las técnicas de comportamiento que pueden utilizar en casa.
Cómo Tratar el Trastorno Límite de la Personalidad
Artículo especializado

Cómo Tratar el Trastorno Límite de la Personalidad

La persona con Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) camina día a día por la vida buscando el equilibrio como un funambulista en la cuerda floja. Abajo se extiende un abismo contra el que batalla por no caer y necesita de una barra que lo estabilice para no precipitarse hacia lo más profundo. Buscando su lugar… Durante muchos años, el TLP se había considerado el cajón de sastre de la psiquiatría. Son tan variadas sus manifestaciones y los trastornos que se vinculan con él, que en principio no encajaba en ninguna de las dos grandes categorías diagnósticas tradicionales, ni en las neurosis ni en las psicosis, ya que tenía elementos de ambas. Por eso, cuando en 1980 se creó como categoría con entidad propia en el DSM (manual que compila y define los trastornos psiquiátricos), se denominó trastorno límite (o borderline). Es irónico que esta desubicación tanto tiempo sostenida dentro de la psiquiatría se corresponda también con una gran desubicación a nivel vital en las personas con TLP. ¿Qué es? El TLP es un síndrome complejo y heterogéneo que está sobre todo asociado con la inestabilidad emocional y el control de impulsos . Afecta al 2% de la población adulta, y es el trastorno más frecuente en poblaciones clínicas ya que requiere de ingresos y consultas diversas tanto por la gravedad de sus síntomas como por los trastornos que tiene asociados: trastornos del estado de ánimo (depresión, trastorno bipolar, etc.), de ansiedad, de alimentación, de abuso de sustancias y elevada tasa de suicidio, cuestiones todas ellas que generan una amplia demanda asistencial. A pesar de que se ha tendido a considerar un trastorno más propio del sexo femenino , se sabe que afecta a ambos sexos por igual, aunque se diagnostica más a mujeres por motivos culturales. La edad de inicio se sitúa a finales de la adolescencia o principios de la edad adulta, aunque frecuentemente aparezcan síntomas ya durante la infancia (entre los 8-11 años). ¿Qué síntomas lo caracterizan? Los síntomas fundamentales en los que se manifiesta el trastorno son: Intentos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. Relaciones interpersonales intensas e inestables, marcadas por una alternancia entre la idealización y la devaluación. Alteración de la identidad: autoimagen y sentido de uno mismo inestable. Impulsividad en (como mínimo) dos áreas potencialmente dañinas para sí mismo, p.ej. abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida, relaciones sexuales compulsivas, derroche económico… Comportamientos intensos, amenazas de suicidio o autolesiones. Inestabilidad afectiva: cambios en el estado de ánimo que oscila en horas o días. Sentimientos crónicos de vacío. Ira intensa o dificultades para controlarla. Ideas paranoides debidas a estrés o síntomas disociativos. Es importante remarcar que el diagnóstico de TLP siempre debe realizarlo un profesional (psiquiatra o psicólogo) ¿Causas? El origen del TLP es una mezcla de distintos factores y circunstancias genéticas, bioquímicas, neurofisiológicas, pero también de factores aprendidos y modulados desde la infancia a la adultez a nivel familiar y social. Los factores de riesgo incluyen: Comunicación deficiente en la familia. Abandono o miedo al abandono en la niñez o en la adolescencia. Vida familiar disociada. Abuso sexual, físico o emocional. ¿Falsos mitos? “ Son personas destructivas”: es importante ayudar a comprender a la persona qué hay detrás de las conductas autodestructivas para trabajar sobre ellas y sustituirlas por  otras menos nocivas. Los motivos de las conductas autodestructivas son diversos: ansiedad, miedo, autocastigo por haber fracasado, enfado hacia otros… A veces puede ser una manera desesperada de pedir ayuda o de reflejar lo mal que se sienten, otras son una forma de espiar la culpa (“soy mala persona”, “no valgo para nada”) y otras es una manera de sentirse vivos o sentir dolor por algo tangible. Aunque parezca contradictorio, la autolesión, las conductas abusivas o autodestructivas conducen a una aparente calma temporal o incluso una euforia que interrumpe el profundo malestar sentido. Detrás de la destrucción hay un intento (fracasado) de construcción. “ Son personas manipuladoras ”: parte importante de la “mala prensa” del TLP son las conductas manipuladoras. Es importante entender que detrás de actitudes aparentemente egoístas, se esconde un intento de hacer frente a emociones difíciles de tolerar y habitualmente son otro intento más de calmarse. Detrás del enfado hay miedo. En último término, quien paga las peores consecuencias de esas supuestas manipulaciones son justamente las personas con TLP. “ Nunca cambiarán ”: es cierto que es difícil mejorar si no se buscan las condiciones para poder hacerlo, por eso es tan necesario buscar no sólo ayuda terapéutica sino una ayuda de calidad.  Detrás de unos pobres resultados terapéuticos se esconden más habitualmente deficiencias en el tratamiento más que una incapacidad de la persona para mejorar. No hay casos perdidos, sino casos mal trabajados. ¿Es todo malo? Son tantas las reacciones negativas que generan las personas con TLP que hay una tendencia a pasar por alto sus aspectos positivos. No sólo tienen una gran capacidad empática sino también una sensibilidad especial, una especie de sexto sentido que les permite detectar en qué estado emocional se encuentran las personas de su alrededor, por lo que son capaces de hacerlas muy felices en los momentos buenos. Al ser personas intensas, tanto lo malo como lo bueno se acentúa. Tienden a ser personas inteligentes. ¿Tratamiento? Cada persona es un mundo, por lo que la psicoterapia requiere abordar aspectos específicos para las necesidades de cada una . Sería como hacer un traje a medida. No obstante, algunos aspectos que habitualmente se trabajan en psicoterapia con esta problemática son: la identidad y la diferenciación con los demás, las emociones y su regulación emocional, los límites y las relaciones personales, el autocuidado, etc. ¿Pronóstico? En los últimos años se está cambiando la forma de entender el curso del trastorno. Ha pasado de ser considerado como algo “incurable” a aparecer múltiples propuestas de tratamiento con resultados, cuanto menos, reveladores. Es cierto que no son tratamientos cortos, ya que es necesario modificar aspectos básicos de la personalidad, pero hay luz al final del túnel. Todo lo aprendido se puede desaprender. Lo más urgente es crear la tranquilidad y estabilidad necesarias para establecer con qué aspectos se identifican de sí mismos y diferenciarlos de aquellos que están más relacionados con el aprendizaje o la falta de habilidades y recursos. Hay que llenar huecos para, poco a poco, ir integrando la personalidad y descubriendo a la persona. En la edad madura tienden a mejorar los síntomas. Si bien la tendencia puede ser ir hacia la cuerda en cuanto aparezca, hay muchas formas de caminarla: el funambulista puede ir armado con cuerdas, atalajes y sujeciones varias, casco y paracaídas, o incluso motores a reacción que hagan decidir el propio vuelo y hacer que el equilibrio sea más una realidad que una excepción.
Entendiendo el Trastorno Bipolar
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Entendiendo el Trastorno Bipolar

Grandes personalidades del mundo de la literatura (como Virginia Woolf, Edgar Allan Poe o Ernest Hemingway), del cine (Marilyn Monroe o Vivien Leigh), de la música (Kurt Cobain o Frank Sinatra), del arte (Vincent Van Gogh), de la política (Winston Churchill o Abraham Lincoln) han sufrido trastorno bipolar. Coloquialmente se usa (y abusa) equivocadamente el término “bipolar” para referirse a las personas que son impredecibles y que cambian de opinión o de emociones a menudo. No obstante, poco o nada tiene que ver el trastorno con esta forma de entenderlo: conozcámoslo un poco más. ¿Qué es? El trastorno bipolar, antiguamente llamado “psicosis maniaco-depresiva”, forma parte de los trastornos del estado de ánimo, y se caracteriza por cambios de humor que oscilan entre dos polos opuestos, uno muy alto y uno muy bajo. Afecta a alrededor del 1,5% de la población y no hay diferencias entre sexos. Se da en todas las culturas y grupos étnicos. Habitualmente empieza al final de la adolescencia o principios de la adultez y aunque puede aparecer en niños o personas mayores, es mucho menos frecuente. Requiere de un tratamiento a largo plazo. ¿Síntomas? El estado de ánimo “normal” ( eutimia ) se combina con episodios maníacos (o hipomaníacos) y depresivos , por lo que según en qué fase esté la persona tendrá unos síntomas u otros: Episodio maníaco (es cuando el estado de ánimo es más alto). Los episodios maníacos se caracterizan por un alto descontrol y los síntomas pueden llegar a ser peligrosos para el propio paciente o para otras personas. Euforia. Irritabilidad. Agitación o alta actividad motriz. Disminución de la necesidad de dormir. Aumento de la líbido (impulso sexual). Gastos excesivos y/o inapropiados. Planes irrealizables. Aumento de energía, capacidad para hacer muchas cosas. Cambios en los hábitos alimentarios, p.ej. descontrol de horarios. Fuga de ideas o mayor productividad de pensamiento. Hablar demasiado y demasiado rápido. Aumento de la sociabilidad. Sentimientos de grandeza, comportamiento extravagante. Implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto potencial para producir consecuencias graves. Pueden darse síntomas psicóticos, p.ej. alucinaciones o delirios. También se puede dar un episodio hipomaníaco , que sería como un estado maníaco, pero menos grave. Incluso al principio puede resultar agradable para la persona, y habitualmente no necesita de hospitalización. Puede ser la fase previa al episodio maníaco o un episodio en sí mismo. Entre los síntomas habituales encontramos: Aumento de la autoestima. Sentimientos de grandiosidad. Hiperactividad. Aumento de la sociabilidad. Locuacidad. Dormir menos. Gastar más de lo habitual. Falta de autocrítica. Optimismo exagerado. Aumento de la líbido. Aumento de la emotividad. Episodio depresivo (estado de ánimo bajo -depresión mayor-). El episodio depresivo es más largo y más profundo cuanto más larga y profunda es la fase maníaca o hipomaníaca previa, por lo que cuanto más se reduzcan los picos, más estable estará la persona. Por eso es importante tratar los síntomas hipomaníacos cuanto antes. Se caracteriza por: Tristeza, vacío o desesperanza. Baja autoestima. Falta de energía y de motivación. Bajo nivel de actividad y lentitud. Cambios en el sueño: o dormir poco (insomnio) o demasiado (hipersomnia). Cambios en el apetito: comer demasiado o demasiado poco. Tendencia al aislamiento. Disminución de la líbido. Falta de concentración. Sentimientos de culpa. Ideación suicida. Episodio mixto : puede ocurrir que se dé simultáneamente un estado de depresión y de manía. Por ejemplo, se pueden dar sentimientos de grandiosidad con pensamientos suicidas o de culpa intensa. En este estado es más elevado el riesgo de cometer suicidio, ya que se junta una tristeza muy profunda con la dificultad para controlar los impulsos. ¿Otras complicaciones? Alto riesgo de suicidio. Se estima que un 15% de las personas con trastorno bipolar se acaban suicidando. Problemas financieros. Problemas legales. Abuso de alcohol o drogas. Dificultades en las relaciones familiares, de pareja y con las amistades. Dificultades laborales. ¿Tipos? Existen fundamentalmente dos tipos básicos de trastorno bipolar: Trastorno bipolar tipo I: se diagnostica cuando se han dado uno o más episodios depresivos mayores y al menos un episodio maníaco (o mixto). Trastorno bipolar tipo II: se diagnostica cuando se han dado uno o más episodios depresivos mayores y al menos un episodio hipomaníaco. Alrededor del 10% de los casos con trastorno bipolar tipo II se acaban convirtiendo en tipo I. Dentro de los trastornos bipolares también encontramos el trastorno ciclotímico (o ciclotimia), que sería una versión más leve, y estaría compuesto por uno o más episodios de hipomanía con uno o más episodios de depresión leve o moderada (no llegan a cumplirse criterios necesarios para diagnosticar episodio depresivo mayor). ¿Causas? El trastorno bipolar es una alteración de los mecanismos que regulan el estado de ánimo . Estos mecanismos se deben tanto a factores genéticos (herencia, vulnerabilidad biológica) como a factores ambientales (acontecimientos estresantes que activan el problema). No hay una causa única que haga que se desarrolle el trastorno; es siempre debido a la interacción de diversos factores. ¿Tratamiento? El trastorno bipolar es una de las enfermedades mentales más incapacitantes , pero también de las más abordables terapéuticamente. El tratamiento combinado, es decir, psicoterapia y medicación, hace que sea posible llevar una vida autónoma y gratificante . Dentro del tratamiento farmacológico destaca el litio, que fue el primer estabilizador del estado de ánimo aprobado para tratar episodios maníacos y depresivos. También existen algunos anticonvulsivos como el ácido valproico o la lamotrigina, que también se usan como estabilizadores. Es importante no abandonar la medicación cuando la persona se encuentra bien, ya que se podría producir una nueva crisis. Por otro lado, el tratamiento psicológico incide en los siguientes aspectos: Aceptar y conocer el diagnóstico sin hacer de él un estigma. Es importante remarcar el papel que tiene la actitud que tome la persona en el pronóstico de la patología. Si se toman las medidas adecuadas, lo que se “cronificará” será la estabilidad y no la enfermedad. Evitar hábitos que puedan facilitar las crisis, como el consumo de drogas o estimulantes. Fomentar hábitos que promuevan la estabilidad: pautas de sueño adecuadas y alimentación equilibrada. Aprender a manejar el estrés. Averiguar los factores de riesgo: qué situaciones habitualmente producen síntomas, cuáles son los activadores habituales y cómo se les puede hacer frente de una forma efectiva para no se llegue a producir una crisis. Aprender a detectar las señales de alerta para poder intervenir terapéuticamente. Los episodios depresivos o maníacos no aparecen de repente y, además, no todos los afectados experimentan los mismos síntomas. Se trata de que cada persona conozca cuáles son sus manifestaciones para saber cuándo pedir ayuda. Orientación familiar: es importante que los familiares entiendan el trastorno, cómo influye en la familia y cómo puede ésta influir sobre el trastorno. Reducir sentimientos de culpa y recriminaciones.
Qué Debes Saber sobre la Depresión Posparto
Artículo especializado

Qué Debes Saber sobre la Depresión Posparto

Actualizado el 10/01/2022 La depresión posparto es una de las complicaciones más comunes e incapacitantes de la maternidad, aunque a menudo es infradiagnosticada y por lo tanto no es tratada adecuadamente. Se estima que puede afectar a más del 10% de las mujeres que dan a luz. Además, en estos últimos tiempos la depresión postparto se ha visto más acentuada por la pandemia del coronavirus y el aislamiento al que se han visto sometidas muchas madres tras el nacimiento de sus hijos. Qué es la depresión posparto La depresión posparto es un trastorno del estado de ánimo grave que puede aparecer en la madre durante el primer año tras el nacimiento del niño, si bien suele ser común que tenga lugar durante los tres primeros meses de vida. Su aparición se asocia con el sufrimiento materno y puede tener numerosas consecuencias negativas para el bebé, la madre y el seno familiar. Duración La duración de la depresión posparto es muy variable. La mayoría de los casos se resuelven en unos pocos meses a partir del tratamiento. Sin embargo, cerca del 25% de las mujeres diagnosticadas todavía presentan depresión un año después de dar a luz y más del 10% después de dos años. Aproximadamente el 40% de las mujeres recaen durante un nuevo embarazo, o aunque no exista un embarazo de por medio. Es probable que la depresión del embarazo no tratada se haga recurrente con nuevos episodios depresivos, siendo el foco de problemas continuos para la madre, el niño y la familia. Causas y factores de riesgo Las causas que pueden motivar la aparición de la depresión posparto son complejas y no están del todo esclarecidas. Sin embargo, parece evidente que un conjunto de factores biológicos puede jugar un papel importante: Hormonales . Durante el embarazo se dan cambios en los niveles de estrógenos y progesterona. Después del parto el organismo los tiende a reequilibrar, provocando un descenso brusco hormonal que puede afectar al estado de ánimo. Genéticos . La genética puede influir en que se desencadene una depresión posparto. Existen varios genes candidatos que pueden estar implicados en su aparición. Inmunitarios . Durante el embarazo se produce una regulación antiinflamatoria del sistema inmune de la madre para proteger al feto. Tras el nacimiento, el sistema inmune se torna proinflamatorio, lo que podría relacionarse con la aparición de la depresión. Psicológicos . Los trastornos anímicos existentes en la madre previos al embarazo podrían reaparecer o agudizarse tras el parto. Factores de riesgo El factor de riesgo más importante para la depresión posparto es un historial de trastorno del estado de ánimo o de ansiedad. Otros factores de riesgo psicosocial y de salud incluyen: Falta de apoyo social y familiar. Problemas económicos. Problemas persistentes de salud y de comportamiento en el niño. Dificultades en la pareja, violencia o abuso previo. Acontecimientos negativos y estresantes de la vida. La edad de la madre (por debajo de 25 años) Antecedentes familiares de depresión posparto o enfermedad psiquiátrica. Embarazo no deseado. Mala salud física perinatal de la madre. Síntomas de la depresión posparto Los síntomas comunes en la depresión posparto pueden incluir: Extrema tristeza, sensación de vacío y desesperanza. Llanto recurrente sin motivo aparente. Cansancio, dolor y molestias físicas. Angustia y ansiedad. Pereza y desgana, evitando a familiares y amigos Alimentación insuficiente o excesiva. Insomnio o dormir en exceso. Sentimiento de culpa. Dificultad para concentrarse o tomar decisiones. Sentimiento de incapacidad para cuidar de sí misma o del bebé. Miedo a quedarse a solas con el niño. Sentimientos negativos hacia el bebé. Preocupación excesiva o mínima por el bebé. Los pensamientos suicidas suelen ser comunes, afectando a cerca del 20% de las mujeres con síntomas de depresión posparto. De igual modo, algunas mujeres también tienen pensamientos de hacer daño a su hijo. Diagnóstico La aparición de los síntomas de depresión posparto está en el centro del criterio diagnóstico. Para ello deben estar presentes durante un período mínimo de dos semanas y suponer un cambio con respecto a la situación y el funcionamiento anterior. Estos síntomas deben causar un malestar clínicamente significativo o deterioro del funcionamiento no atribuibles a otra condición médica. Se puede diagnosticar la depresión posparto de manera sencilla a partir de la Escala de Edimburgo . Se trata de un formulario de 10 preguntas sobre diferentes aspectos relacionados con el estado de ánimo y de comportamiento de la madre. Un valor de 12 puntos o más sirve para confirmar el diagnóstico de depresión posparto. Tratamiento El tratamiento eficaz de la depresión posparto requiere un enfoque integral y, a menudo, multidisciplinar. También debe contemplar las preferencias de la mujer, si está lactando y de la intensidad de los síntomas. Inicialmente es preferible la psicoterapia. Los antidepresivos deben usarse en mujeres lactantes valorando la seguridad y la relación riesgo/beneficio. Son de elección los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina , siendo recomendables los de menor excreción en la leche materna y mayor experiencia de uso. En cualquier caso, el tratamiento de una depresión posparto es similar al de cualquier otra depresión. Por otro lado, deben fomentarse todas aquellas estrategias psicosociales que inciden en el autocuidado, la mejora de apoyos sociales y emocionales y reducen el impacto negativo de las circunstancias vitales y los factores estresantes. Los grupos de apoyo en los que se reúnen mujeres que están pasando o han pasado por una depresión posparto pueden ser de gran ayuda. Cómo puede afectar al bebé Es conocido el impacto de la depresión postparto en el desarrollo infantil y sus efectos pueden ser permanentes tanto en la madre como en el hijo. La depresión determina que las madres no sean capaces de cuidarse a sí mismas ni a sus hijos. Además, esta desatención puede causar problemas a largo plazo tanto emocionales como en el desarrollo del bebé. Preguntas frecuentes ¿Qué es la depresión posparto? El Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM-V), define la depresión posparto como un episodio depresivo mayor con inicio en el periparto. En la práctica clínica, la depresión posparto se define de manera variable como la depresión que tiene lugar entre las 4 semanas y los 12 meses después del parto. ¿Qué es el “blues” o tristeza posparto? En los primeros días después del parto un 80% de las mujeres experimentan, en mayor o menor grado, un sentimiento de tristeza conocido como “blues posparto” o “tristeza puerperal”. Se trata de una tristeza relacionada con los cambios propios de la nueva situación, las nuevas responsabilidades, la sensación de desconocimiento, el agotamiento, los cambios hormonales, etc. Es completamente normal, no requiere tratamiento y remite de forma espontánea a los pocos días, o como máximo, a las dos semanas. Aunque el “blues” posparto se resuelve espontáneamente, requiere apoyo y seguimiento. Se considera un factor de riesgo para la aparición de depresión posparto. ¿Existe la depresión posparto en los padres? Los padres no son inmunes a la depresión posparto. Algunos estudios han hallado una prevalencia cercana al 10% de depresión posparto en padres. Los factores de riesgo parecen ser similares a los de las madres, incluyendo el bajo apoyo social, los problemas económicos y un historial de depresión. ¿Se pueden tomar antidepresivos durante la lactancia? Los medicamentos que toma la madre pueden llegar al bebé a través de la leche materna. Por eso, los bebés lactantes cuyas madres toman antidepresivos, acostumbran a ser más irritables o tener más dificultad para dormir o alimentarse. El médico deberá indicar aquellos más adecuados para revertir los síntomas depresivos en la madre, afectando lo menos posible al bebé. ¿Cualquier mujer puede sufrir una depresión posparto? Algunas mujeres tienen más propensión que otras a desarrollar una depresión posparto. Entre los factores de riesgo más importantes destacan: Antecedentes en una misma o en la familia de depresión u otros trastornos mentales. Problemas durante el embarazo. Ansiedad o sentimientos negativos respecto al embarazo. Una experiencia de parto traumática. Nacimiento prematuro, enfermedad o ingreso del recién nacido. Tener más de un bebé. Un embarazo no deseado o no planeado. Dificultad para la lactancia materna. No tener pareja. Falta de apoyo social. Violencia doméstica. Dificultades laborales o económicas. Consumo de alcohol o drogas. Acontecimientos vitales adversos. Bibliografía Amparo Ortega del Moral, Ana María Romero Romero, Yarmila García Iglesias. Depresión posparto: Criterios de sospecha, diagnóstico y tratamiento. FMC &#8211; Formación Médica Continuada en Atención Primaria 2020;27(4): 164-171. Doi: 10.1016/j.fmc.2019.10.011. Stewart DE, Vigod SN. Postpartum Depression: Pathophysiology, Treatment, and Emerging Therapeutics. Annu Rev Med 2019; 70:183-196. Doi: 10.1146/annurev-med-041217-011106 . Asociación Americana de Psiquiatría. Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5. 2014. Consultado: 20/12/2021 . Cox J. Thirty years with the Edinburgh Postnatal Depression Scale: voices from the past and recommendations for the future. Br J Psychiatry 2019; 214(3): 127-129. Doi: 10.1192/bjp.2018.245 . Escala de depresión posparto de Edinburgh. Obtenido de la British Journal of Psychiatry [Revista Británica de Psiquiatría] Junio de 1987, Volumen 150 por J.L. Cox, J.M. Holden, R. Sagovsky .
Cómo detectar y tratar la bulimia
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Cómo detectar y tratar la bulimia

Podemos afirmar que el acto nutricional no es sólo una experiencia de gratificación fisiológica , sino que también es, en su origen, una experiencia emocional de sosiego y conexión con el otro. Ser nutrido es ser cuidado y, en última instancia, querido. A medida que vamos creciendo aprendemos a establecer una relación autónoma con la alimentación y pasamos a ser nosotros quienes nos auto-nutrimos, comprando, preparando e ingiriendo la comida que consideramos apropiada. El acto de nutrirse tiene una función relacional, hetero y auto reguladora de las emociones , por lo tanto, es susceptible de verse alterado y desorganizado cuando aparecen conflictos emocionales y psicológicos. Vamos a hablar a continuación de uno de los trastornos de la alimentación más conocido, la bulimia nerviosa. ¿Qué es la bulimia? El síndrome bulímico es un trastorno que se caracteriza por un modelo de alimentación anormal , con episodios de ingesta voraz seguidos de la puesta en marcha de maniobras que buscan eliminar las calorías ingeridas, acto seguido la persona que padece dicho síndrome se siente malhumorada, triste y eventualmente con sentimientos de autocompasión . El trastorno presenta su máxima incidencia entre mujeres de 19 a 25 años. Podemos diferenciar dos tipos de bulimia: El purgativo : la persona se provoca regularmente el vómito o usa laxantes, diuréticos o enemas en exceso. El tipo no purgativo: se utilizan otras conductas compensatorias inadecuadas, como el ayuno o el ejercicio intenso. ¿Cómo lo detectamos? Hay una serie de rasgos característicos de este síndrome que pueden ayudarnos mucho si sospechamos que algún familiar o amigo puede padecerlo. Nos centraremos en tres grandes criterios: Preocupación continua por la comida acompañada de un deseo irrefrenable por comer, finalmente, la persona acaba por sucumbir a este deseo presentando periodos de gran ingesta en poco tiempo. Intentos por contrarrestar el aumento de peso mediante métodos purgativos y no purgativos tal y como hemos explicado anteriormente. La persona que padece el trastorno se fija como objetivo el alcanzar un peso por debajo del adecuado para su masa corporal y/o del que tenía antes de padecer el síndrome, por la misma naturaleza de la patología, dicho objetivo no se consigue mientras dure la misma. A diferencia de la anorexia nerviosa, la persona que padece bulimia presenta una conducta desordenada en relación a la alimentación, más adelante también en otros aspectos de la vida. La frecuencia y duración de los atracones varían en función del estado de ánimo. Tratamiento Dimensión física : lo que buscamos con el tratamiento es mejorar el estado físico del paciente, lo que incluye la estabilización del peso, rehidratación y normalización electrolítica, corrección de anomalías físicas (erosión de la mucosa digestiva, dilatación gástrica, etc.). Dimensión psicológica : tratar eventuales trastornos de la personalidad concomitantes, evitar abusos de sustancias y/o conductas auto-líticas, así como la facilitación de la toma de conciencia y resolución de los conflictos emocionales que causan la inestabilidad del estado de ánimo. ¿Qué podemos hacer para ayudar a la persona que lo padece? Comprensión, compasión, vinculación, escucha, apoyo… son algunas de las actitudes que debemos tener hacía la persona que padece dicho trastorno. Si verdaderamente queremos ayudarle, es importante que nos sienta capaces de recoger y contener su angustia sin juicio . Hemos de tener en cuenta que, aunque las causas que producen el trastorno son variadas, éste no es más que una disfuncional manera de lidiar con algún tipo de sufrimiento mental y emocional. Por ello, hemos ser capaces de apoyar a la persona e insistir en la importancia de la búsqueda de ayuda externa para que se lleve a cabo un adecuado tratamiento. Consideraciones Es muy importante tener en cuenta que la persona que sufre dicho trastorno necesita una ayuda que aborde su forma de vivir, de sentir, de relacionarse y que incida en cambiar los aspectos de la vida y de su mundo interno que se le hacen más dolorosos e inaceptables. Por ello, si tenemos un caso cercano debemos asegurarnos de que el profesional que lo abordará está capacitado para tratar dicho trastorno.
Superar una Ruptura
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Superar una Ruptura

Los conflictos de pareja y las rupturas en particular son, cada vez más, una de las principales problemáticas que traen a consulta nuestros pacientes . Y es que cuando el que ha sido el amor de tu vida te deja o terminas con la persona con la que lo has compartido todo los últimos meses o años, te vuelves un poco loco. Y decimos loco en el sentido de que experimentas sensaciones contradictorias hacia la persona que te ha hecho daño o que ya no quieres en tu vida, o al menos no como pareja; porque según la neurociencia, una ruptura amorosa, devuelve a tu cerebro a la etapa inicial de la relación (cuando parece más bien una obsesión) y de nuevo se reactivan los mismos circuitos que en la fase de enamoramiento, pidiendo más y más de la otra persona, como si de una adicción se tratara, lo que explicaría los mensajes y llamadas al ex, sobre todo cuando estamos desinhibidos por el alcohol y el sexo post ruptura. En terapia vemos a mucha gente sufrir por temas de desamor y, sobre todo, alarmados y angustiados por llevar varios días experimentando emociones como tristeza, ira o rabia; pero lo cierto es que aunque vivimos en una sociedad en la que está mal visto el dolor y el sufrimiento y transmite que siempre deberíamos estar con la sonrisa puesta, las emociones negativas no sólo no son “malas” sino que además tienen una función:  ayudarnos a procesar la realidad de la pérdida, pues fomenta la introspección y ayuda a adaptarnos mejor a la nueva situación. Pasar el duelo… El duelo es el proceso psicológico que nos permite adaptarnos a las pérdidas, y en la ruptura de pareja en particular no sólo hay que digerir el haber perdido a la persona que queremos o que habíamos querido tiempo atrás, sino también la pérdida de parte de nuestra identidad como persona emparejada, lo que hace que nos sintamos algo confusos sobre quienes somos; amigos en común, que algunos se han posicionado con el otro; actividades compartidas, que se realizaban en pareja; y proyectos futuros que se desvanecen rompiendo nuestro camino o guía de vida a seguir. Todo esto hace que el p roceso de duelo por separación sea uno de los más duros y dolorosos que podamos experimentar, pero conocer las fases y algunos consejos sobre cómo sobrellevarlo, pueden evitar que caigas en situaciones que provoquen aún más dolor del ya esperado y ayudarte a avanzar hacia la recuperación, hacia la sensación de “haber pasado página”. Primera fase: negación En esta fase, es posible que te niegues a aceptar que la relación ha terminado y probablemente llores con frecuencia. Suelen aparecer síntomas relacionados con la ansiedad como el insomnio, los mareos y la hiperventilación, relacionados, seguramente, con el shock de la noticia. Recomendación: No reprimas el llanto . Cuando censuramos nuestras emociones o no las atendemos debidamente, el cuerpo siente la necesidad de expresarlas somatizándolas (dolor de cabeza, estómago, picores…) y al hacerlas visibles, te obliga a prestarles la atención que realmente requieren. Exprésate , habla contigo mismo y con los demás. Poner palabras a lo que sientes alivia la tensión emocional. Y si esto no es posible, plantéate escribir un diario de lo que piensas o sientes para ayudarte a procesar la información que no acabas de comprender. No te envíes mensajes a ti mismo explicándote la situación como algo pasajero, pues te alejará todavía más de la realidad. Segunda fase: ira No todo el mundo pasa por esta fase , pero si este es tu caso, seguramente sientas que tu ex te ha traicionado y te ha tratado de forma injusta. Además, es el momento de buscar el por qué a todo lo que te ha hecho y al no conseguir respuesta, es posible y bastante común, que aparezca agresividad, ansiedad y la necesidad de venganza o castigo. También es probable que a la par, o continuadamente, vivas una “segunda adolescencia” y empieces a salir de copas, a hacer muchas actividades y a sentir la necesidad de empezar a ligar y a gustar, lo que refleja la necesidad de cambios en otras áreas de la vida. Recomendación: Intenta evitar que el sentimiento de ira pase a la acción . Es fácil arrepentirse de los actos desarrollados bajo esta emoción, ya que la razón queda completamente anulada. Practica deporte, técnicas de relajación o meditación para descargar tensión. Recuerda que el odio sólo genera malestar al que lo sufre. Intenta pensar más en tu bienestar que en el malestar del otro, porque si no, seguirás enganchado emocionalmente, pero ahora de forma negativa. Ten en cuenta que cuando no perdonamos y tenemos rencor, el proceso de duelo se cronifica. Tercera fase: negociación Es el momento en el que tu cerebro vuelve al principio de la relación y te empuja impulsivamente a buscar acuerdos y soluciones para que tu ex pareja vuelva . En esta fase, es normal que aparezca la tentación de meterse en las redes y rastrear a la otra persona, escribir mensajes, mails, whatsapp o llamadas a la madrugada. Recomendación: Distanciarse hasta estar más estable. Las conductas de aproximación suelen hacer que la persona se aleje todavía más y además nos producen frustración por no conseguir lo que queremos, que vuelva. Evita al máximo los estímulos o situaciones que te recuerden a él o ella (lugares que compartisteis, fotos, canciones…). Si observas que estás a punto de “caer en la tentación”, ponte inmediatamente a hacer otra cosa. Cuarta fase: culpa Los sentimientos de culpa pueden aparecer, fundamentalmente por hacernos principales responsable del final de la relación y también por presiones sociales apoyadas en creencias de que el matrimonio o las parejas deben durar para toda la vida. Recomendación: No te culpabilices , no eres el completo responsable de que la relación haya finalizado. Una relación es siempre cosa de dos, y hacerse responsable de la parte en la que uno se ha podido equivocar está bien y es necesario para no volver a cometer los mismos errores en el futuro, pero siempre debe de ir acompañado de un perdón y una atribución de parte de la responsabilidad al otro. Aprende a lidiar con el chantaje emocional de las personas que te rodean que inconscientemente por sus creencias te culpabilizan de que la relación haya finalizado. Quinta fase: desesperanza Es la fase más desagradable porque el estado de ánimo y la autoestima se derrumban y comienza una tristeza profunda que te deja sin ganas para hacer nada. Esta tristeza, viene acompañada de pensamientos catastróficos y alarmistas del tipo: “no me voy a enamorar nunca más” y “nadie me va a querer,” que provocan que se desajusten los hábitos de comida y sueño. Recomendación: Permítete estar triste porque es el estado de ánimo en el que te toca estar. La tristeza nos “obliga“ a pararnos y atender eso que tenemos en la cabeza y que nos genera esa emoción. Es como si nos dijera “siéntate, aíslate un rato y asimila qué te pasa y qué tienes que hacer”. Si no lo haces, el resultado es que la tristeza no termina de desaparecer y te acompaña durante todo el proceso sin entender el por qué. Mantente activo . La tristeza a veces es un poco “tramposa” y te incita a quedarte en casa, sin arreglar, comiendo mal, etc., y además te ancla todavía más en los pensamientos negativos. Si te dejas arrastrar por esto, difícilmente saldrás de esta etapa y posiblemente caerás en un espiral de autodestrucción. Lo ideal es combinar ratos de reflexión inundados por la tristeza, con momentos de acción y distracción. Encuentra modelos de rol , es decir ejemplos de hombres o mujeres, que hayan pasado por una situación de ruptura sin mucha dificultad, para que sus historias de motivación puedan ayudarte a continuar. Asigna un nuevo significado a la palabra separación . Una ruptura no es necesariamente sinónimo de fracaso, sino que puede convertirse en sinónimo de esperanza, aprendizaje y nuevas oportunidades Rodéate de los que te quieren y explica cómo te sientes sin monopolizar la conversación. El objetivo es que te desahogues y te sientas arropado por lo demás, pero también distraerte y desviar el foco. Sexta fase: aceptación Llega el momento en el que sientes que vas recuperando fuerzas, los pensamientos negativos no son tan habituales y empiezas a asimilar que la persona ya no forma ni formará parte de tu vida; es en esta etapa en la que empiezas a iniciar nuevas rutinas sin él o ella y comienzas a hablar con normalidad y seguridad de tu relación pasada.  Recomendación: Disfruta de tu independencia y de que el tiempo vuelve a ser tuyo por completo. Para ello haz una lista con tareas que vayan de sencillas (comer solo, tomar un café solo, ir al supermercado solo…) a complejas (viajar solo, ir al cine solo, salir a bares solo…) e intenta ir asumiéndolas para tomar consciencia de que no necesitas a nadie para lograr la cosas. Sal de casa , conoce gente, retoma amistades, recupera aficiones, descubre nuevas inquietudes, adopta nuevos hábitos, ponte metas que te ilusionen y sobretodo, haz aquellas actividades que no hacías sólo porque tu pareja no las compartía contigo. Esto te permitirá ocupar el exceso de tiempo libre que ahora sientes y aumentará tu satisfacción personal. Y por fin… la superación Llegados a este punto, ya estás preparado para analizar y evaluar los errores cometidos en la relación y así poder aprender de ellos . Esto puede hacer que te plantees tu estilo de vida y la manera en cómo te relacionas con los demás para cambiarlas cara el futuro. Recomendación: Darle un sentido a la ruptura y obtener de ella un aprendizaje con el que salgas fortalecido. Hay que tener en cuenta que las etapas del duelo no suelen presentarse de forma ordenada o incluso pueden solaparse o retroceder a una fase anterior que se creía superada, pero si estás pasando por esta situación y crees que el duelo ya debería haber finalizado, te animo a que te pongas en contacto con un profesional para ayudarte a salir de la etapa en la que te hayas quedado estancado.
Reduce el Estrés Controlando tu Mente
Artículo especializado

Reduce el Estrés Controlando tu Mente

Es bien conocida la estrecha conexión que hay entre el cuerpo y la mente , pero cuando hablamos de estrés, esta relación se hace particularmente evidente. Ya que nadie es capaz de vivir toda una vida entera sin estrés, aprendamos a gestionarlo. Aprendamos a manejar psicológicamente lo que está a nuestro alcance para que el cuerpo no termine por enfermar. ¿Qué es el estrés? En Física, el estrés se define como la reacción a una fuerza externa : Si hay mucho estrés, un objeto se rompe o cambia de forma. De la misma manera, el ser humano también puede “romperse” o cambiar al verse sometido a una presión externa. El estrés es la reacción física y emocional que experimentamos al enfrentarnos a un cambio que amenaza o desafía nuestras vidas. Esta reacción automática y natural del organismo, puede tener efectos positivos o negativos, por lo que pueden definirse dos tipos de estrés: Eutrés o estrés positivo : se produce cuando la presión externa es manejable y genera activación y estimulación positiva. P.ej. bajar una pista de esquí o vestirnos para nuestra boda. Mejora la capacidad cardíaca, la resistencia, agudiza el pensamiento e incluso puede servir para combatir infecciones. Distrés o estrés negativo :  es lo que comúnmente entendemos por estrés, es decir, cuando sentimos que no conseguimos adaptarnos a las presiones y exigencias de una situación, que las demandas del entorno exceden nuestra capacidad de afrontamiento y sentimos que está en peligro nuestra estabilidad física o psicológica. Según la duración de esta vivencia, diferenciamos entre: Estrés agudo : acotado en el tiempo. Da lugar a: -Emociones negativas: Fundamentalmente ansiedad, tristeza e irritabilidad. -Problemas estomacales o intestinales. -Problemas musculares (dolor de espalda, de cabeza, de mandíbula, etc.) -Sobreexcitación temporal (aumento de presión arterial y de la tasa cardíaca, mareo, dificultad para respirar, sudoración, etc.) Estrés crónico : el mantenimiento sostenido del estrés agudo puede provocar importantes consecuencias a nivel fisiológico: alergias, úlceras, disfunción sexual, hipertensión, problemas de peso, cáncer, enfermedades cardíacas, pensamientos suicidas, etc. A nivel emocional puede provocar sentimientos de desesperanza e impotencia. ¿Qué podemos hacer? La sintomatología que presenta el estrés es, a nivel psicológico, información. Es como si el cuerpo nos dijera: “o paras tú o te paro yo”. Nuestro organismo está haciendo un esfuerzo importante por adaptarse a una situación, pero se ve sobrepasado, así que alerta a través de los síntomas de que es necesario hacer un replanteamiento en nuestra forma de gestionarlo. El estrés pueden desencadenarlo muy diversas situaciones , pero no a todos nos afecta de la misma forma. Lo primero que se tendría que calibrar es el margen de maniobra ante el problema, es decir, qué es cambiable y qué no y trazar hojas de ruta para producir dichos cambios.  Las últimas investigaciones muestran que lo que más estrés genera no es, por ejemplo, un exceso de trabajo, sino la falta de percepción de control sobre situaciones cotidianas. Aliados del estrés Crea opciones : empieza por responder esta pregunta: “ Supongamos que esta noche mientras duermes sucede un milagro y a pesar de que la situación que genera tu malestar sigue produciéndose, tú no notas ese malestar, te encuentras bien. ¿Cómo te darías cuenta? ¿Qué harías diferente? ¿Cómo sabrías que el milagro se ha producido? ¿Cómo se darían cuenta las personas en torno a ti? ”. Establece objetivos en cada una de las áreas importantes de tu vida (familia, trabajo, hobbies, salud…) que sean: -Específicos. -Medibles. -Alcanzables. -Relevantes. -Con un tiempo determinado. Dirige tu foco atencional: conecta con las cosas que sí están funcionando, no sólo con las que no. Organiza el tiempo de una manera diferente. Programa tu agenda de forma que cada cosa tenga su momento y vive cada minuto en el presente sabiendo que tendrás tiempo para lo demás. Haz las cosas más lentamente, la rapidez facilita la ansiedad. Prioriza: haz las cosas de una en una (de forma seriada), no a la vez (en paralelo). Afronta el problema en vez de aplazarlo. La procrastinación acaba aumentando el estrés. Delega lo que sea posible delegar, pero sin ser irresponsable. Respeta tus limitaciones: marca límites. Potencia tu bienestar. Crea un espacio propio en tu día, aunque sea breve. Haz lo que más te guste.   Refuerza tu sociabilidad. Comunícate y comparte con los demás. Atiende a lo corporal: practica ejercicio físico regularmente, cuida la alimentación, atiende la higiene del sueño, evita drogas, alcohol o estimulantes. Ejercita técnicas de relajación, visualización, respiración o meditación. Despliega habilidades sociales. P.ej. aprendiendo a decir no a determinadas exigencias externas. Crea rituales de desconexión para separar las diferentes actividades del día a día. P.ej. escuchando una canción que simbolice algo que tenga sentido para ti. Anticipa posibles dificultades para poder responder antes y mejor. Sé sistemático y constante con lo que te funcione. Evalúa tus esfuerzos: recompénsate en tus mejorías y rectifica lo que no te está sirviendo. Sé flexible. Saltarse las propias normas en algún momento también puede ser muy saludable. Enemigos del estrés Hay algunas formas de pensar que generan más estrés . Aprende a eliminarlas: El perfeccionismo. La exigencia excesiva. El pensamiento absolutista o blanco-negro. El pensamiento catastrófico. La generalización excesiva: Elimina de tu vocabulario las palabras “todo”, “nunca”, “siempre”, “nadie”… Lectura de mente de los otros (sin que haya evidencia). TE PROPONEMOS UN PEQUEÑO EXPERIMENTO Antes de dormir dedica dos minutos para responder a estas tres preguntas durante un par de semanas: ¿Qué pequeña cosa he hecho hoy de la que estoy satisfecho? ¿Qué pequeña cosa ha hecho hoy alguien conmigo/por mí de la que estoy satisfecho o agradecido? ¿De qué forma mi respuesta ante eso hace más probable que se repita en el futuro? ¿Qué otra pequeña cosa he hecho hoy de la que estoy satisfecho? ¿Cambia algo en tu perspectiva del problema?
El Día a Día de una Persona que Sufre TOC
Artículo especializado

El Día a Día de una Persona que Sufre TOC

¿Recuerdas a Jack Nicholson en la película Mejor imposible? Saltaba por la calle para evitar pisar las líneas de los adoquines, se lavaba cada mano con un jabón nuevo distinto, para comer fuera siempre llevaba su propio juego de cubiertos de plástico… La repetición de estos rituales le hacía difícil vivir el día a día con normalidad. Pues bien, este ejemplo nos va muy bien para entender qué es un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Y es que lavarse las manos continuamente para evitar posibles contagios, comprobar una y otra vez antes de salir de casa si se ha cerrado bien el agua o el gas, no pisar las juntas de las baldosas por lo que pueda ocurrir, rechazar cualquier contacto para no exponerse a infecciones o posibles enfermedades, repetir gestos o pensamientos concretos para que no le pase nada mal a alguien… son sólo algunos ejemplos de cómo la cotidianidad de una persona con trastorno obsesivo compulsivo (TOC) puede verse afectada.  La repetición de estas acciones lleva aún a más repetición, lo que satura el día a día de la persona y lo convierte en un auténtico torbellino emocional que acaba arrastrando no sólo a la persona que lo padece sino también a su entorno. Una auténtica tiranía del pensamiento que puede llevar al bloqueo y la parálisis de las capacidades personales y familiares si no se toman medidas . ¿Qué caracteriza a un TOC? El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno mental que está caracterizado por dos elementos: Las  obsesiones  (pensamientos que invaden a la persona frecuentemente y que generan ansiedad) Las  compulsiones  (acciones mentales o conductas repetitivas, que se llevan a cabo para reducir la ansiedad producida por las obsesiones). Según la American Psychiatric Association (APA), entre un 1,1 y un 1,8% de la población mundial presenta TOC, aunque los últimos estudios calculan que podría llegar incluso hasta un 5%. No hay diferencias importantes entre sexos, aunque las mujeres pueden verse ligeramente más afectadas en la edad adulta, y los varones durante la infancia. Entre los trastornos que más comúnmente pueden acompañar al TOC encontramos la depresión mayor, ataques de pánico, abuso de sustancias, fobias específicas, etc. ¿Cómo empieza? Suele iniciarse en la adolescencia o principios de edad adulta , si bien puede aparecer también en edades tempranas (a partir de los 6 años). Aunque tradicionalmente se ha considerado un trastorno de inicio progresivo, cada vez hay más evidencia de que es activado por algún acontecimiento o situación externa estresante. Todas las personas conviven en mayor o menor medida con pequeñas manías (p.ej. si me pongo mi jersey rojo aprobaré el examen), que son un intento de controlar algo que nos asusta, y de forma puntal no representa ningún problema. Según esta misma lógica, las obsesiones nacen para librarse del miedo (miedo a lo desconocido, al fracaso, a que pase algo malo, etc.). Son un intento de “controlar” la realidad, lo que es en sí una característica humana normal, ya que necesitamos hacer previsible y manejable lo que nos rodea (p.ej. si hago tal cosa, evitaré tal problema). Sin embargo, es justamente al repetirse de forma excesiva y rígida la conducta (ritual) -por la seguridad y sensación de control que genera esa repetición-, cuando empieza a instaurarse el trastorno. Se crea entonces una dinámica circular , como el pez que se muerde la cola, ya que lo que se hace para defenderse confirma que es necesario defenderse aún más: El miedo original ha pasado a un segundo plano y los intentos de solución se convierten en el problema. El TOC está sostenido en una lógica no-ordinaria, y aunque parece aparentemente absurda incluso para quien lo sufre (tengo que lavarme cinco veces seguidas las manos para no contagiarme), es una lógica muy coherente en sí misma (no me he contagiado porque me lavado las manos cinco veces). ¿Qué rasgos caracterizan el pensamiento TOC? Perfeccionismo. Hiperresponsabilidad. Baja tolerancia a la incertidumbre. Sobreestimar la importancia de los pensamientos. Sobreestimar la probabilidad y la gravedad de las consecuencias negativas. Querer decidir los propios pensamientos. ¿Qué experiencias pueden influir en un TOC? Haber tenido algún referente en la infancia con TOC. Estilos educativos que remarquen el exceso de responsabilidad y perfeccionismo. Formación moral o religiosa demasiado estricta. ¿Cómo se mantiene el problema? La persona empieza a desplegar algunos intentos de solución para gestionar su trastorno, pero paradójicamente son esos intentos de solución los que perpetúan y alimentan el trastorno. Serían los siguientes: Evitación : evitar lo que asusta tiene un efecto tranquilizador a corto plazo. Pero como el hecho de evitar la situación concreta confirma justamente su peligrosidad, aumenta el miedo a medio y largo plazo. Petición de ayuda y seguridad a personas próximas : como en la evitación, este intento de solución ayuda a corto plazo ya que en el momento la persona se siente protegida, pero a medio-largo plazo confirma la propia incapacidad para ocuparse de su vida, lo que agrava los síntomas. Algunas personas con TOC no utilizan esta estrategia por desconfianza hacia los demás. Control : ejecución de una secuencia ritualizada de acciones para combatir el miedo o gestionar el impulso hacia el bienestar a través de diferentes tipos de rituales. ¿Hay distintos tipos de TOC? El trastorno tiene diferentes manifestaciones en función de qué tipo de rituales son más habituales . Básicamente hay tres tipos de rituales: Reparatorios : tras haberse sometido a algún estímulo supuestamente peligroso, la persona necesita contrarrestar a través del ritual, necesita hacer algo para evitar lo que le asusta. Ej. Lavarse las manos repetidamente para evitar un contagio. Propiciatorios : son aquellos rituales que propician que pasen cosas buenas o evitan desgracias. Ej. Si no me levanto con el pie derecho, algo malo pasará. Preventivos : los rituales están basados en la precaución. Ej. Comprobar que se ha cerrado la llave del gas repetidamente antes de salir de casa. ¿Es posible prevenir el TOC? La única manera sería detectar su inicio , es decir, el momento en el que un comportamiento se transforma en problema. Es entonces justamente cuando el comportamiento se hace inevitable (es imposible no tenerlo) o irrefrenable (es imposible frenarlo una vez ha aparecido). La fase inmediatamente posterior sería cuando se empieza a ritualizar , es decir, cuando una acción o pensamiento se utiliza como antídoto para reducir el miedo.   ¿Qué hacer ante un TOC? Para poder manejar el problema de forma distinta, es necesario entender cómo funciona y hacer algo diferente . Si hacemos cosas estratégicamente diferentes a las que mantienen y agravan el problema (soluciones intentadas), se altera la evolución del mismo, lo que se traduce en una mejoría directa del trastorno. No obstante, el tratamiento del TOC no es únicamente el tratamiento de los síntomas. Es importante también atender a la dinámica familiar, restablecer el equilibrio previo de la persona y reconectar con el mundo exterior. Es importante que este proceso de cambio esté supervisado por un psicoterapeuta especializado. ¿Es posible la recuperación? Todo lo que se puede construir se puede destruir. El TOC ha construido un equilibrio patológico en la persona que puede volverse a restaurar con la ayuda terapéutica adecuada . Desde la psiquiatría se puede prescribir medicación que ayude a mejorar algunos de los síntomas y por tanto el bienestar de la persona, restituyendo el equilibrio químico del organismo.  Desde la psicología se abordaría el equilibrio funcional de la patología a través de la psicoterapia. Uno de los modelos terapéuticos con mejores resultados en este trastorno es la terapia breve estratégica con un 88% de éxito terapéutico . Esta terapia es un modelo basado en comprender cómo funciona y se mantiene un problema y a partir de ahí reestructurar la organización psicológica problemática y modificarla por una nueva más saludable.
En Qué Consiste la Tripofobia
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En Qué Consiste la Tripofobia

El mundo de las fobias es realmente curioso. ¿Sabías que hay personas que pueden sentir pánico ante la imagen de un panal de abejas, un traje de lunares o una foto llena de burbujas? Estamos hablando de un trastorno llamado tripofobia, que consiste en la repulsión y ansiedad ante la observación de patrones de pequeños agujeros que se encuentran juntos. ¿A qué tienen miedo? La palabra tripofobia deriva del vocablo griego trypo, que significa «agujero» o «perforación». Fobia significa «miedo irracional». La tripofobia es el miedo a imágenes con un patrón de orificios, rectángulos o bultos pequeños muy juntos que generan un contraste. En otras palabras, sería una fobia al patrón repetitivo, miedo irracional o repulsión al mirar o estar cerca de figuras geométricas muy juntas. A pesar de que la tripofobia la padecen muchas personas, todavía su diagnóstico no es oficial, y no se recoge todavía en el DSM-V (manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), el que se considera como la Biblia de la psiquiatría. A quienes sufren tripofobia les genera repulsión y una ansiedad significativa el hecho de observar patrones de pequeños agujeros que se encuentran juntos. Panales, trajes de lunares, las múltiples burbujas de la espuma en el baño, hormigueros, ciertos hongos o los frutos del loto. Incluso, sin ir más lejos, si aumentamos la visión de nuestra piel nos encontramos ante miles de poros que siguen este patrón de pequeños orificios aglomerados. Si el trastorno es muy intenso, los afectados incluso pueden mostrar repulsión a fotos que muestren este tipo de estructuras geométricas repetitivas. Un poco de historia Los primeros investigadores de esta entidad fueron los científicos Arnold Wilkins y Geoff Cole. Además de investigar este trastorno, acuñaron su nombre. Sus estudios, en 2005, intentaron probar que la tripofobia es repulsión que no se basa en un miedo cultural aprendido. En un estudio, identificaron reacciones tripofóbicas en un 16% de los sujetos que participaron, por lo tanto, tampoco es una situación tan infrecuente. En 2010, una encuesta hecha por un grupo de servicios financieros para un programa de mercadotecnia citó la tripofobia, el temor de los agujeros o grupos de agujeros como el segundo mayor temor , detrás del miedo a los objetos de madera (xilofobia). En febrero de 2013, la revista Psychological Science publicó el estudio de Geoff Cole, experto en ciencias de la visión realizado en la prestigiosa Universidad de Essex que demostraba que la tripofobia no es una fobia condicionada culturalmente. Entonces, ¿por qué podemos desarrollar miedo a los patrones geométricos? Muchas de las fobias que conocemos tienen su origen en una mala experiencia muy traumática, o bien aprendida o recibida por herencia cultural. Con la tripofobia, esto no es exactamente así. Parece que la tripofobia puede ser un mecanismo evolutivo natural de defensa que alerta a nuestro cerebro. Es decir, la persona siente repulsión y se pone nerviosa al observar un patrón similar al de  peligrosos animales venenosos que viven en nuestro planeta; como si fuera una señal de alarma para no acercarse. Es, por lo tanto, un miedo ancestral. Seguramente, hace cientos o miles de años, este “mecanismo de alerta” salvó la vida a muchos de nuestros antepasados. Muchos de los animales más letales del planeta como, por ejemplo, la cobra real ( Ophiophagus hannah ), diversas arañas, el escorpión muerte acechante ( Leiurus quinquestriatus ), la rana punta de flecha, el pulpo de anillos azules, el caracol cono de mármol o algunos escorpiones, tienen en su piel patrones repetitivos de figuras geométricas. Síntomas Los síntomas de una fobia son muy heterogéneos y varían según la intensidad de la aversión o miedo de la persona que la padece. Algunos de sus síntomas son cosquilleos, comezón o picazón en el cuerpo, ansiedad, incluso náuseas. Esta fobia puede estar relacionada con el miedo a los parásitos o a las infecciones. Podemos encontrar una gran variedad de síntomas , como los siguientes: Ansiedad Palpitaciones Repulsión o asco Sensación de opresión en el pecho Mareo Hormigueo en las extremidades Sensación de debilidad Desmayo Náuseas o vómitos Sensación de falta de aire Sudoración Temblores ¿Tiene cura? Como todas las fobias, la tripofobia tiene cura. Su abordaje puede ser desde varios puntos de vista y terapias. Siempre se debe acudir a un profesional especializado (psicólogo clínico), para que, tras la evaluación y diagnóstico, elabora una estrategia de tratamiento que se adapte lo mejor posible a la persona que padece el trastorno. Hay varios tipos de terapias y tratamientos para tratar la tripofobia: Terapia de exposición Consiste en exponerse a imágenes tripofóbicas, que cumplan con las características de lo que produce el malestar. Este tipo de exposición suele ser muy efectiva. Se aplica de forma gradual, aumentando la intensidad del estímulo, comenzando desde lo que provoca una menor ansiedad, hasta lo que provoca la ansiedad más intensa. Terapia de desensibilización sistemática Es menos intrusiva que la terapia de exposición y requiere de más tiempo y esfuerzo. Habitualmente, a través de la imaginación, el psicoterapeuta irá introduciendo al paciente en sus miedos, paulatinamente, anotando la frecuencia e intensidad de sus síntomas. Sesión tras sesión se va dando un paso más, hasta que la intensidad de los síntomas va reduciéndose. Finalmente, esta terapia concluye con la exposición del paciente al estímulo que más ansiedad le causaba. Ya pudiendo afrontarlo sin que se dispare su ansiedad y angustia. Tratamiento no convencional La práctica de yoga o meditación o, la acupuntura, pueden ser prácticas eficaces para disminuir los niveles de ansiedad y acompañar a las terapias psicológicas. Tratamiento farmacológico Aunque no son el tratamiento de primera línea ni el más eficaz para el tratamiento de las fobias, los fármacos ayudan a disminuir los síntomas producidos por la ansiedad. Los medicamentos que se suelen administrar son los ansiolíticos y antidepresivos. Se recurre al tratamiento farmacológico cuando la fobia es tremendamente angustiante en el día a día de la persona que la padece, cuando los síntomas son incontrolables e interfieren de una forma significativa en su vida diaria.
10 Recetas para Ser Más Positivo
Artículo especializado

10 Recetas para Ser Más Positivo

El pensamiento positivo vende y no porque funcione, sino porque nos recuerda que nuestra vida puede mejorar con tan sólo empezar a pensarlo. Desde los libros tan vendidos de autoayuda, hasta las frases hechas y “retuiteadas”, ejemplifican que la cultura occidental actual vive bajo la opresión del optimismo permanente que transmite que hay que tener un buen estado de ánimo y pensamientos positivos para poder actuar correctamente; pero la realidad es que el comportamiento es independiente y no requiere de pensamientos y un estado anímico alto para poder ejecutarse.   Pasa a la práctica En otras culturas, estar deprimido no tiene relación con dejar de ir a trabajar o dejar de hacer cosas, sin embargo, en la nuestra, como en la mayoría de los países desarrollados, hemos aprendido que estar desanimado es justificación suficiente para no continuar. Con ello quiero decir que el verdadero pensamiento positivo tiene mucho más que ver con comportarse positivamente que con limitarse a pensar bien; por ello, en este artículo queremos ofrecer unos consejos prácticos , tangibles y al alcance de todos para que, mediante el comportamiento, consigas ser más positivo: Duerme lo suficiente : mientras dormimos, el cuerpo libera sustancias químicas que ayudan a mitigar las preocupaciones, los malos recuerdos, la tensión, la irritabilidad y además, reducen el estrés. Y es que las personas que no duermen bien o no las suficientes horas pierden parte de su capacidad para tener una mente positiva porque no realizan el “reset” diario que este proceso supone. ¡Desacelera! : cuanto más rápido haces las cosas, menos disfrutas del momento y menos cosas positivas puedes percibir. Así que baja revoluciones, ves más lento y disfruta de los aspectos positivos, que habitualmente pasan desapercibidos, por dejarnos llevar por el ritmo acelerado de la vida. Rodéate de gente positiva : como los bostezos, el optimismo también es contagioso, así que procura rodearte de compañías positivas y evita, dentro de lo posible, a las personas pesimistas, notarás que resulta muy beneficioso para tu estado de ánimo y para enfocar el mundo con una actitud positiva. Fake it you feel it (simula ser feliz hasta que lo seas): este es el lema de alcohólicos anónimos, que anima a sus miembros a aparentar fortaleza y paz hasta que ambos sentimientos sean reales. Los sentimientos dependen de las acciones, por ello si quieres sentir diferente, tienes que hacer algo diferente. Numerosas investigaciones demuestran que sólo con sonreír, nuestro estado de ánimo cambia. Cuida tu lenguaje no verbal: prueba a ser positivo con los hombros agachados y la cabeza mirando hacia abajo y seguramente te resulte bastante complicado, y es que el lenguaje corporal tiene mucha influencia sobre el estado de ánimo. Así que toma consciencia de recolocarte cada mañana y salir al mundo, poniéndote bien recto, con los hombros hacia atrás, pecho y barbilla altos y los brazos extendidos. Practica ejercicio : los expertos aseguran que hacer ejercicio es igual de bueno que tomar antidepresivos para mejorar el estado de ánimo y ser más positivo. Media hora al día de actividad física generan tal cantidad de endorfinas que lo convierten en el mejor antídoto contra la tristeza y el estrés. Compra un poco de felicidad : gasta tu dinero en experiencias y no en cosas. Aprende a invertir dinero aquello que te haga feliz como estar en contacto con la familia, los amigos, mejorar la salud y el bienestar, viajar, formarte, resolver conflictos domésticos o de pareja… Recuerda que se positivo depende de lo que haces y no de lo que tienes o piensas. Practica la resiliencia:  este concepto que es originario de la física y la ingeniería hace referencia a la capacidad de la materia para volver a su forma original tras someterse a una presión elevada y en las personas se aplica de igual forma. Aprende de las circunstancias adversas y sobreponte a los traumas, sentirás que sales fortalecido y con una mirada más positiva. Descubre el gris: evita el pensamiento polarizado, es decir, el todo o nada. Las cosas no son sólo blancas o negras; entre ambos extremos hay muchos matices de gris. Intenta hacer una lista con todos los resultados que pueden darse entre ambas opciones y verás que la situación no es tan dramática como creías. El optimismo reside en rescatar la parte buena de todas las opciones y no solo de la mejor. Líbrate de la negatividad : limita y corrige los estímulos que recibes diariamente para poder enfocarte positivamente a lo largo de la jornada. Si ves o escuchas las noticias tres veces al día lo normal es que te sientas negativo porque todo lo que captas por los sentidos influye directamente en el estado de ánimo. Recuerda que lo importante no es si ves el vaso medio lleno o medio vacío. Lo importante es si lo estás llenando o vaciando . Los sentimientos y el positivismo dependen de las acciones y no a la inversa.    
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Somos conscientes de que los conceptos médicos pueden resultar confusos si no te los explican con claridad. Para evitar esto, le hemos pedido a nuestros profesionales que preparen estas fichas en donde podrás acceder a información relevante sobre enfermedades que te ayudará a entender de una manera sencilla por qué se producen y por qué es necesario su tratamiento.
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Trastorno Obsesivo Compulsivo
Enfermedad

Trastorno Obsesivo Compulsivo

¿Qué es el trastorno obsesivo compulsivo? El trastorno obsesivo compulsivo es un tipo de desorden de ansiedad que se caracteriza por la aparición de pensamientos repetitivos no deseados y compulsiones excesivas e irracionales generando inquietud, ansiedad y temor . Dentro de los problemas de ansiedad, es uno de los trastornos que se presentan con mayor frecuencia y, muchas veces, altera las relaciones sociales, de trabajo y estudio. Se manifiesta de forma frecuente en la infancia y la adolescencia con una evolución progresiva. Es una enfermedad común y crónica que si no se trata adecuadamente puede afectar a la calidad de vida de la persona que lo padece. Tipos de trastorno obsesivo compulsivo Existen tres tipos de trastorno obsesivo-compulsivo: Trastorno obsesivo-compulsivo relativo a los pensamientos obsesivos. Trastorno obsesivo-compulsivo relativo a conductas obsesivas. Trastorno obsesivo-compulsivo relativo tanto a los pensamientos obsesivos como a las conductas obsesivas. Otros trastornos obsesivo-compulsivo (TOC) frecuentes son: TOC de relaciones/amor: obsesiones y dudas constantes sobre relaciones, frecuentemente hacia la pareja. TOC sexual: pensamientos y obsesiones sobre su sexualidad y conducta sexual hacia los demás. TOC religioso: miedo profundo a pecar, blasfemar, a no ser lo suficientemente “buena persona”, tienen dudas sobre si sus acciones son por voluntad propia o voluntad de Dios. TOC de contaminación: miedo excesivo a la contaminación o contagio de alguna enfermedad, por lo que se desencadena una obsesión por la limpieza e higiene personal. TOC agresivo: pensamiento convertido en obsesión acerca de que el paciente puede hacerle daño a las personas que lo rodean. TOC de perfección, orden y simetría: obsesión y compulsión sobre la forma rígida y correcta con que debería ser o hacer algo, obsesiones sobre el orden y clasificación de las cosas. TOC somáticos: pensamientos obsesivos sobre su salud. Causas del trastorno obsesivo compulsivo No se conocen las causas exactas del trastorno obsesivo compulsivo, pero se han identificado algunos factores entre los cuales se encuentran alteraciones en el lóbulo frontal, factores genéticos o alteraciones en la secreción de serotonina. La mayoría de veces puede ser una combinación de causas y un factor desencadenante que origina la aparición de los síntomas. Síntomas del trastorno obsesivo compulsivo Entre los síntomas generales se encuentran la sensación de angustia, agitación, nerviosismo, mareos, taquicardia, insomnio, cefalea, náuseas, sequedad de la boca, visión borrosa, sudoración, parestesias, sensación de desrealización y despersonalización . Las obsesiones se manifiestan con ideas, impulsos y pensamientos repetitivos que causan miedo y ansiedad . Las compulsiones tienen como síntomas las conductas repetitivas, rígidas y estructuradas que tratan de controlar las obsesiones . Tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo El tratamiento se basa principalmente en dos vertientes, farmacológico y conductual. Tratamiento farmacológico: los antidepresivos de la clase de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina son los únicos antidepresivos recomendados en conjunto con terapia conductual para el tratamiento de este síndrome. Es importante recalcar que entre las limitaciones del tratamiento se encuentra el hecho de que al omitir el mismo, los síntomas vuelven a aparecer por lo que deben ingerirlo de por vida. Tratamiento cognitivo conductual: este ha demostrado menor índice de recaídas que el tratamiento farmacológico. Existen diferentes métodos, entre los cuales destacan la exposición con prevención de respuesta en el que se utilizan rituales neutralizadores o la terapia de aceptación, compromiso en el que el objetivo es la aceptación de las sensaciones de ansiedad para que esta no interfiera en su vida. Actualmente, es cada vez más frecuente utilizar también el mindfulness o técnica de atención plena como tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo, permitiendo reconocer las experiencias internas para no magnificarlas, sino más bien aceptarlas, resistiéndose a cambiarlas por compulsiones. Pruebas complementarias del trastorno obsesivo compulsivo Aunque no existe una prueba específica para diagnosticar este trastorno , el médico especialista, después de realizar pruebas o test de salud mental, puede sugerir alguna prueba especial como puede ser un electroencefalograma, resonancia magnética cerebral, niveles de serotonina o pruebas hormonales para poder confirmar diagnósticos diferenciales. Factores desencadenantes del trastorno obsesivo compulsivo Existen muchas teorías sobre qué desencadena este trastorno. La más aceptada es que pueden existir factores genéticos o físicos que predisponen al individuo a padecer esta enfermedad, y sea un factor ambiental el detonante en la aparición de los síntomas. Algunos de los detonantes pueden ser: Enfermedades agudas o crónicas Fallecimiento de personas queridas Abandono Víctimas de abuso físico, sexual o emocional Cambios significativos en los que no existe sentido de control, como puede ser cambios de país en niños Niveles de estrés excesivos Factores de riesgo del trastorno obsesivo compulsivo. Los factores de riesgo de esta enfermedad son los mismos factores desencadenantes . Complicaciones del trastorno obsesivo compulsivo El trastorno obsesivo compulsivo se puede complicar con depresión, problemas en su entorno social y familiar hasta casi presentar un aislamiento global. Prevención del trastorno obsesivo compulsivo No existe manera de prevenir la enfermedad con alguna medida farmacológica conductual , pero es importante al momento de presentar los síntomas, acudir al especialista oportunamente para su tratamiento. Especialidades a las que pertenece El trastorno obsesivo compulsivo pertenece a la especialidad de psiquiatría y psicología , aunque también en ocasiones puede colaborar neurología. Preguntas frecuentes ¿Qué son los pensamientos obsesivos? Son pensamientos recurrentes, persistentes e intrusivos que causan ansiedad en un individuo con preocupación excesiva sobre un problema de la vida real.   ¿Qué es una persona bipolar? Es una persona con una enfermedad mental en la cual existen marcados y extremos estados de ánimo como pasar de la alegría a la tristeza sin razón aparente. ¿Qué es la rumiación mental? Es un tipo de pensamiento estático y cerrado sobre un tema en el que la persona es incapaz de eliminar el proceso repetitivo de pensamiento, con lo cual hace que crezcan los niveles de ansiedad. ¿Qué son los trastornos disociativos? Son trastornos mentales en los cuales existe falta en la continuidad de los pensamientos, acciones e identidad, ocasionando problemas con su reconocimiento como persona y en su entorno de forma involuntaria.    ¿Qué es la escisión en psicología? La escisión en psicología es la división o separación del pensamiento entre lo bueno y lo malo . Es considerado un mecanismo de defensa, el cual se manifiesta por la incapacidad que tiene el individuo para percibir ciertos componentes positivos y negativos de una situación.
Anorexia Nerviosa
Enfermedad

Anorexia Nerviosa

¿Qué es la anorexia nerviosa? La anorexia nerviosa o, anorexia, como se la denomina comúnmente, es un trastorno de desorden alimentario cuya principal característica recae en tener un peso extremadamente bajo (por debajo de lo que se considera saludable), a consecuencia de la propia restricción alimentaria del individuo por miedo a engordar. La persona anoréxica tiene una percepción distorsionada de su peso y su cuerpo, lo que la lleva a evitar el aumento de peso, ingiriendo menos cantidad de comida, provocando el vómito después de comer, o tomando laxantes o diuréticos. La anorexia es una enfermedad común grave que, aunque puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente en mujeres adolescentes de clase social media y media-alta, también es común en bailarinas, gimnastas y modelos. Tipos de anorexia Existen dos tipos distintos de anorexia: Tipo restrictivo : es una anorexia o bajada drástica de peso ocasionada por la restricción de comidas y la realización intensa de ejercicio. Tipo bulímico : también denominado purgativo o compulsivo. La reducción de peso se consigue provocando vómitos o ingiriendo laxantes después de darse atracones de comida. Causas de la anorexia nerviosa La anorexia nerviosa puede desencadenarse por la combinación de diferentes factores genéticos, psicológicos y socioculturales como: Depresión. Ansiedad. Obesidad. Pérdidas afectivas. Trastorno obsesivo compulsivo. Insatisfacción personal o corporal. Sucesos traumáticos. Sentimiento de perfeccionismo. Antecedentes familiares. Cultura del país con respecto a los patrones de belleza. Presión por parte de grupos sociales. Síntomas de la anorexia nerviosa Los síntomas de la anorexia a menudo pueden pasar desapercibidos durante bastante tiempo porque el propio enfermo los trate de ocultar. Algunos síntomas físicos presentados son: delgadez extrema, cansancio, mareos, desmayos, ausencia de menstruación, piel seca, dolor de abdomen , presión arterial baja, deshidratación, sensación de frío constante, callosidades en los nudillos por la provocación de los vómitos, anemia, estreñimiento, caída del cabello, problemas dentales y arritmias, entre otros. En cuanto a los síntomas emocionales y de conducta, puede presentarse un régimen estricto o saltarse las comidas poniendo excusas, preocupación por los alimentos, sobre todo los de alta carga calórica, mentir acerca de la comida, acudir al baño siempre inmediatamente después de comer para provocar los vómitos, miedo a engordar, quejarse del aspecto y peso, distorsión de la imagen corporal , irritabilidad, tristeza , falta de apetito sexual, vestirse con muchas capas de ropa, mirarse continuamente al espejo, aislamiento social, baja autoestima&#8230;etc. Tratamiento de la anorexia nerviosa El tratamiento más urgente de la anorexia nerviosa es la r ealimentación para intentar alcanzar cuanto antes un aumento del peso (es posible que se necesite una sonda nasogástrica para recibir los alimentos). Educación nutricional para volver a coger buenos hábitos alimenticios y tratar de recuperar la normalidad biológica en los indicadores sanguíneos y regreso de la menstruación. Posteriormente, se tratan de resolver los problemas psicológicos con un psicoterapeuta o grupo de apoyo. Es un proceso largo, ya que primero hay que hacer entender al paciente que tiene una enfermedad y luego proceder a mejorar su autoestima y el resto de problemas psíquicos que se presenten. Si la desnutrición o los desórdenes psíquicos son graves, se debe hospitalizar al paciente para controlar los signos vitales, la deshidratación y otras afecciones, aunque el tratamiento continúe después en el domicilio. También pueden prescribirse algunos medicamentos antidepresivos como parte de ayuda complementaria al tratamiento. Pruebas complementarias de la anorexia nerviosa Algunas pruebas son determinantes para el diagnóstico y ayudan a determinar si existen otras complicaciones derivadas de la anorexia: Análisis de sangre con hemograma completo: para hacer un recuento de la células sanguíneas, medir la cantidad de albúmina y electrolitos, y comprobar la función hepática, renal y tiroidea. Análisis de orina. Evaluación psicológica. Radiografías o pruebas de densidad ósea. Electrocardiografía. Factores desencadenantes de la anorexia nerviosa Algunos de los factores que pueden desencadenar la anorexia nerviosa son el exaltamiento de la delgadez en la mujer que promueve l a cultura occidental y la presión de determinados grupos sociales , algunos actos, como ponerse a dieta, cambiar de casa o de instituto, terminar una relación sentimental, la muerte de un familiar y el estrés emocional. Factores de riesgo de la anorexia nerviosa Las niñas y mujeres adolescentes son más propensas a sufrir esta enfermedad. El paciente que haya tenido un pariente que ha sufrido anorexia en alguna ocasión, corre más riesgo de padecerla por los cambios en los genes específicos y, si ya se ha padecido anorexia previamente o no se reconoce el problema, también es más fácil sufrir recaídas. Complicaciones de la anorexia nerviosa La anorexia puede tener muchas complicaciones, algunas de ellas especialmente graves: No reconocer la enfermedad y convertirla en un estilo de vida. Disminución de glóbulos blancos y aparición de infecciones. Pérdida del conocimiento. Arritmias. Convulsiones. Deshidratación. Debilitamiento de los huesos. Caries dental. Fallecimiento. Prevención de la anorexia nerviosa Algunas recomendaciones útiles para prevenir la anorexia son: Tener buenos hábitos alimentarios: comer siguiendo unos horarios preestablecidos, hacerlo sentado…etc. No aislarse socialmente. Mantener la comunicación con la familia. Evitar mirarse al espejo con frecuencia. Eludir la báscula y pesarse constantemente. Acudir a psicoterapia individual, familiar o con grupos de apoyo. Especialidades a las que pertenece la anorexia nerviosa El diagnóstico y tratamiento de la anorexia nerviosa es multidisciplinar, normalmente es realizado de forma coordinada por la los especialistas en medicina familiar, medicina interna, psiquiatría, psicología, endocrinología y ginecología. Preguntas frecuentes: ¿Cuáles son los tipos de anorexia? En los tipos de anorexia nerviosa se puede diferenciar un subtipo restrictivo , en el cual el enfermo disminuye de peso mediante dietas, una restricción alimentaria y la realización de ejercicio físico intenso o, un subtipo bulímico , compulsivo o purgativo, en el que el enfermo recurre a atracones de comida para después desprenderse de lo comido provocándose vómitos o tomándose laxantes. ¿Qué tipo de enfermedad es la anorexia? La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria, habitualmente con origen neurótico o psiquiátrico. ¿Cuáles son las principales causas de la anorexia? Las principales causas de la anorexia tienen un origen psicológico (trastornos obsesivos, depresión, insatisfacción personal…), s ociocultural (patrones de belleza establecidos en países occidentales y presión de grupos sociales a los que pertenece el individuo) y/o genético (antecedentes en familiares de primer grado). ¿Qué es la anorexia nerviosa purgativa? La anorexia nerviosa purgativa consiste en darse atracones de comida para posteriormente purgarse o eliminar los alimentos ingeridos mediante la toma de diuréticos, laxantes o la provocación auto inducida de vómitos. ¿Qué es la bulimia? La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria consistente en la toma recurrente y descontrolada de grandes cantidades de comida (atracones), que después provocan en el enfermo un fuerte sentimiento de vergüenza o culpabilidad , derivando en la auto provocación de vómitos o la toma de laxantes para tratar de eliminar los alimentos y calorías ingeridos.  
Terrores Nocturnos
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Terrores Nocturnos

¿Qué son los terrores nocturnos? Los terrores nocturnos son un trastorno que provoca una reacción de gran temor o miedo fuerte durante el sueño , en la fase no REM (la cual hace referencia a Rapid Eyes Movement, movimiento rápido de ojos). Son similares a las pesadillas, pero los terrores nocturnos resultan inconsolables. También se les conoce como miedos del sueño o pavor nocturno. Son frecuentes en niños de 3 a 7 años y son más habituales durante las primeras horas de sueño. Suele ser más probable padecerlos si existen antecedentes familiares o si se sufre estrés o tensión emocional. Son procesos comunes que se producen frecuentemente y se consideran leves. Causas de los terrores nocturnos Existen diferentes factores que pueden causar los terrores nocturnos: Ausencia de sueño o cansancio severo. Estrés o tensión emocional. Cambio de entorno o viajes. Consumo de algunos medicamentos o drogas. Origen hereditario. Desarrollo inmaduro del cerebro. Fiebre o enfermedad. Síntomas de los terrores nocturnos Durante los terrores nocturnos, un niño grita con angustia, llora desconsoladamente, puede incorporarse en la cama, sentarse, levantarse, caminar, puede mirar fijo con los ojos muy abiertos, sudar si está muy agitado e hiperventilar y puede volverse agresivo. Normalmente sigue dormido durante los síntomas y al día siguiente no recuerda nada. Los síntomas suelen ser difíciles de consolar y duran entre 10 y 20 minutos habitualmente. Un adulto sí puede recordar algo del episodio al día siguiente. Tratamiento para los terrores nocturnos No hay tratamiento para los terrores nocturnos, desaparecen con el tiempo, pero se recomienda consolar al niño sin despertarle. Algunas medidas que podemos llevar a cabo son: r educir su estrés, procurar llevar rutinas de sueño (haciendo los mínimos cambios posibles en sus horarios y en su entorno), y tomar medidas de seguridad en el dormitorio para evitar lesiones. En algunos casos se aconseja acudir a sesiones de psicoterapia. En terrores nocturnos severos pueden prescribirse medicamentos psicotrópicos con efectos sedantes como el Benzodiacepina . Pruebas complementarias del tratamiento de terrores nocturnos Este trastorno del sueño no necesita pruebas complementarias, pero si los terrores nocturnos se vuelven frecuentes se puede realizar una prueba del sueño (polisomnografía). Esta técnica consiste en observar el sueño del paciente durante la noche mediante electrodos que recogen la actividad cerebral, frecuencia cardíaca, movimientos del cuerpo, respiración, ronquidos, etc. Grabando y mostrando los resultados en forma de gráficos sobre papel u ordenador. Factores desencadenantes de los terrores nocturnos Pueden ser factores desencadenantes de los terrores nocturnos el cansancio acumulado, una enfermedad, cualquier ruido y el estrés continuado. Factores de riesgo de los terrores nocturnos Los terrores nocturnos son más frecuentes si se tienen familiares con antecedentes o si se padecen trastornos de ansiedad. Complicaciones de los terrores nocturnos Algunas complicaciones que pueden derivarse de los terrores nocturnos son: Lesiones. Insomnio. Somnolencia diurna. Cansancio y dificultad para hacer las tareas diarias. Sentimiento de vergüenza. Malestar y alteraciones del sueño de toda familia. Prevención de los terrores nocturnos Para prevenir los terrores nocturnos es imprescindible mejorar los hábitos de sueño : irse a dormir siempre a la misma hora, no cenar muy tarde, utilizar la cama solo para acostarse, realizar alguna actividad relajante antes de ir a dormir (como leer un cuento o escuchar música clásica), llevar una dieta equilibrada&#8230;etc. Aunque no está comprobada, algunas personas utilizan la técnica denominada “despertar con horario” o “despertar programado”, que consiste en desvelar suavemente a la persona 15 minutos antes de la hora habitual a la que suele sufrir los terrores para tratar de evitarlos. Especialidades a las que pertenece los terrores nocturnos Los terrores nocturnos pertenecen a las especialidades médicas de psicología, psiquiatría y unidades de medicina del sueño, donde intervienen neurólogos. Preguntas frecuentes: ¿Cuándo empiezan las pesadillas en los bebés? Los bebés pueden tener pesadillas a partir de los dos años de edad, o incluso antes. ¿Qué es la somniloquia? La somniloquia es una alteración del sueño que consiste en hablar mientras se duerme . ¿Qué hacer cuando alguien tiene terrores nocturnos? Los terrores nocturnos desaparecen solos. Cuando un niño padece un terror nocturno se le puede consolar , pero sin tocarle si permanece dormido, solo permaneciendo a su lado, y se debe acudir a él sin hacer mucho ruido ni encender demasiadas luces. Si se despierta, se le puede abrazar e intentar calmar. A quien padece terrores nocturnos no se le debe despertar y se recomienda mantener asegurada la habitación (cerrar ventanas, retirar objetos del suelo, etc), para prevenir accidentes o lesiones si la persona con terrores nocturnos se levanta. ¿A qué edad comienzan los terrores nocturnos? Los terrores nocturnos suelen aparecer a los tres años de edad y desaparecer alrededor de los 11 años. ¿Qué es jactatio? El jactatio es un trastorno propio de la infancia consistente en realizar movimientos repetitivos de la cabeza o de todo el cuerpo durante el sueño.
Síndrome de fatiga crónica
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Síndrome de fatiga crónica

¿Qué es el síndrome de fatiga crónica? El síndrome de fatiga crónica, también conocido como surmenage o encefalomielitis miálgica, es un trastorno complejo caracterizado por fatiga extrema que no puede atribuirse a ninguna enfermedad preexistente. La fatiga puede empeorar con la actividad física o mental, pero no mejora con el descanso y los síntomas pueden durar al menos 6 meses . Las personas con esta enfermedad no son capaces de realizar sus actividades cotidianas. A menudo, pueden ser confinadas a una cama. Es más común en mujeres que en hombres. Es más frecuente la aparición entre adultos jóvenes y personas de mediana edad , que en niños y ancianos. Es una enfermedad común, no es grave , pero puede afectar la calidad de vida de las personas que la padecen. Tipos de síndromes de fatiga crónica No se conocen variantes de esta enfermedad. Causas del síndrome de fatiga crónica Se desconoce la causa exacta del síndrome de fatiga crónica. Puede ser resultado de más de una causa. Por ejemplo, que dos o más causas posibles trabajen juntas para desencadenar la enfermedad. Debido a que algunas personas desarrollan el síndrome de fatiga crónica después de tener una infección viral , los investigadores se preguntan si es posible que sean los virus los que desencadenan el trastorno. Entre los virus sospechosos se encuentran el virus de Epstein-Barr, el virus del herpes humano 6 y los virus de la leucemia del ratón. Todavía no se ha encontrado un vínculo concluyente . El sistema inmunitario de las personas que tienen síndrome de fatiga crónica parece estar levemente afectado , pero no está claro si este deterioro es suficiente como para causar efectivamente este trastorno. Los científicos han constatado que las personas con síndrome de fatiga crónica a veces producen menos hormonas del estrés , como el cortisol, lo que puede afectar al sistema inmunitario. Síntomas del síndrome de fatiga crónica Los síntomas del síndrome de fatiga crónica incluyen: Fatiga. Pérdida de memoria o concentración. Dolor de garganta. Dolor articular o muscular sin causa aparente. Agrandamiento de los ganglios linfáticos del cuello o las axilas. Sueño no reparador. Dolores de cabeza. Agotamiento extremo que dura más de 24 horas después de realizar ejercicio físico o mental. Problemas para dormir. Tratamiento para el síndrome de fatiga crónica No existe una cura para el síndrome de fatiga crónica. El tratamiento se enfoca en el alivio de los síntomas . Algunas opciones de tratamientos incluyen: Técnicas de manejo del sueño. Medicamentos para reducir el dolor, la molestia y la fiebre como abalgesico y antiflmatorios. Medicamentos para tratar la ansiedad (ansiolíticos). Fisioterapias. Alimentación saludable. Medicamentos para tratar la depresión (antidepresivos). Control del estrés. Entre otras opciones de tratamientos. Pruebas complementarias del tratamiento del síndrome de fatiga crónica Ninguna prueba individual puede confirmar un diagnóstico de síndrome de fatiga crónica. El diagnóstico para este trastorno es clínico , se realiza a través de la historia clínica y del examen físico . Las exploraciones complementarias (análisis, técnicas de diagnóstico por la imagen, etc, las cuales sirven para descartar otras enfermedades, pero no son necesarias para hacer el diagnóstico (sólo para excluir otras causas). Factores desencadenantes del síndrome de fatiga crónica No se conoce un factor específico que pueda desencadenar este síndrome. Factores de riesgo del síndrome de fatiga crónica Entre los factores que aumentan el riesgo de tener el síndrome están: La edad, es más frecuente en adultos jóvenes y mediana edad , que en niños o personas mayores. Las mujeres son más propensas a tener este trastorno. El estrés . Las personas de raza blanca reciben este diagnóstico más que las personas de otras razas u orígenes étnicos . Entre otros factores. Complicaciones del síndrome de fatiga crónica Las complicaciones pueden incluir : Aislamiento social. Depresión. Restricciones en el estilo de vida. Aumento en las ausencias laborales. Efectos secundarios de los medicamentos o tratamientos. Prevención del síndrome de fatiga crónica No existen formas de prevenir este trastorno. Pero se puede recomendar : Seguir una alimentación saludable y equilibrada. Realizar deportes o ejercicios de forma continua. Dormir y descansar adecuadamente. Especialidades a las que pertenece el síndrome de fatiga crónica Las especialidades médicas a la que pertenece el síndrome de fatiga crónica son la medicina familiar general , reumatología en combinación con psicología y/o psiquiatría . Preguntas frecuentes ¿Cuáles son las causas de la fatiga? Existen muchas causas de la fatiga, las más frecuentes son : anemia, dolor, falta de descanso o sueño suficiente, depresión, alteración de las glándulas tiroides, exceso de actividad o de trabajo, estrés, preocupación, consumo de alcohol y/o drogas, y diferentes enfermedades, cáncer, fibromialgia, entre otras. ¿Qué es el surmenage? El surmenage, también conocido como síndrome de fatiga crónica, es un trastorno complejo caracterizado por fatiga extrema que no puede atribuirse a ninguna enfermedad preexistente, que se relaciona con un agotamiento mental producido por algunas situaciones o producto de muchas responsabilidades, exceso de trabajo y actividades y problemas simultáneos. ¿Qué es el surmenage intelectual? El surmenage o colapso intelectual es un agotamiento por sobrecarga y por exceso de trabajo , que causa fatiga, ansiedad, depresión, cansancio y trastornos de sueño. ¿Qué es el colapso psicológico? El colapso psicológico es la disminución o paralización importante del ritmo de una actividad que ocurre por llevar mucho tiempo bajo presión, la mente se bloquea, lo cual conlleva a depresión, ansiedad, crisis nerviosas y privación de sueño. Esto puede causar muchos síntomas y reacciones emocionales en las personas que lo padecen . ¿Qué es una crisis emocional? La crisis emocional es un conjunto de reacciones físicas , pensamientos y emociones que se presentan ante una situación que pone en peligro o que amenaza la integridad de las personas y que en ocasiones no se pueden controlar.